Fain¨¦ y Rosell son quienes mandan
Hace ya mil a?os o m¨¢s, cuando estaba por la labor de aglutinar intelectuales que finalmente han acabado siendo -para su desgracia- buenos amigos, organic¨¦ unas jornadas de reflexi¨®n con el t¨ªtulo de Qui mana a Catalunya? Creo recordar que la idea surgi¨® del cerebro siempre en ebullici¨®n de Joan Culla, o quiz¨¢ de esas comidas memorables que, junto a Villatoro (?tridente, tridente!) y Albert Viladot (amigo querido y a?orado), representaron un pedazo de vida linda durante a?os. Convencidos ya entonces de que mandar, lo que era mandar de verdad, el honorable mandaba poco, nos hicimos la impertinente pregunta con ambici¨®n de respuesta. Por este orden, en Catalu?a, primero mandaba La Caixa; segundo, distintos monopolios econ¨®micos; tercero, el Bar?a, y al final de la cola, quiz¨¢, mandaba la Generalitat. Eso sin tener en cuenta, por supuesto, lo muy mucho que mandaba el Estado. Si a?adimos que los tres m¨¢ximos representantes de la cosa llevaban decenas de a?os en los respectivos, el panorama era alucinante. El poder pol¨ªtico era infinitamente m¨¢s d¨¦bil que el econ¨®mico o el deportivo, hasta el punto de que un pu?ado de se?ores de un consejo de administraci¨®n controlaban cuatro veces m¨¢s dinero de los catalanes (y de manera opaca) que 135 diputados. Pero adem¨¢s, un catal¨¢n que hubiera nacido en 1980 se situaba en la mayor¨ªa de edad con el mismo presidente pol¨ªtico, el mismo lider deportivo y el mismo magnate econ¨®mico. Samaranch, adem¨¢s, acumulaba r¨¦cord. Poco ha cambiado desde entonces, a excepci¨®n de las jubilaciones de N¨²?ez y Samaranch y la probable de Pujol. Pero la correlaci¨®n de poder est¨¢ intacta y ello determina en buena parte nuestros dramas actuales. Si en este espacio he hablado a menudo de lo mal gestionado que est¨¢ el poder catal¨¢n, hoy me parece interesante a?adir el complemento: aparte de mandar mal, nuestro mandam¨¢s manda poco. Es decir, manda a tenor de lo que mandan fuerzas, intereses y lobbies que nada tienen que ver con el inter¨¦s p¨²blico, pero que son infinitamente m¨¢s fuertes. Hablemos hoy de dos de ellas, ACESA y Fecsa, divinos nombres de nuestros peores sue?os colectivos... Hablemos no para repetir lo ya sabido desde los a?os en que le¨ªamos a Marx -que el poder econ¨®mico es el verdadero poder-, sino para constatar hasta qu¨¦ punto ello es feroz en Catalu?a.
En Catalu?a contin¨²a mandando La Caixa, con su juguetito ACESA como rey de la casa. No s¨®lo manda en su envidiable cuenta de explotaci¨®n, sino en cada una de las decisiones pol¨ªticas que la afectan de manera directa, cosa que no dice nada en contra de sus responsables, sino mucho contra quienes tendr¨ªan que anteponer el inter¨¦s de los ciudadanos al inter¨¦s de los grupos de presi¨®n amigos. Fui testigo en primera fila del papel¨®n de CiU en el debate sobre peajes -servidora llev¨® al Congreso la proposici¨®n para crear un fondo, con dinero de los impuestos ingresados por peajes, para conseguir reducirlos e incluso eliminarlos- y ya entonces le espet¨¦ a Joaquim Molins lo que resultaba evidente: que no actuaba como un representante pol¨ªtico, sino como miembro de un consejo de administraci¨®n. Un total de 28.000 millones de pesetas m¨¢s de lo previsto, gracias a la pr¨®rroga de las concesiones de autopistas, ser¨¢ el favor que Vilarasau le deber¨¢ a Pujol. Aunque har¨ªamos bien en preguntarnos qui¨¦n es siervo de qui¨¦n. Porque en Catalu?a, se?or¨ªas, tenemos la actual y sofocante situaci¨®n de expolio en autopistas que tenemos porque as¨ª lo ha querido, lo ha mantenido y lo ha protegido nuestro Gobierno amigo. Ni una sola decisi¨®n de la Generalitat ha puesto en peligro un solo inter¨¦s econ¨®mico vinculado a los beneficios de las concesionarias. Ni una sola decisi¨®n. Ni un solo inter¨¦s. Lo ¨²ltimo, lo del aumento de precios, ya es de recochineo.
Y de un poder a otro, como ese querido Juan Rosell que reina en Fecsa-Endesa para alborozo de su amigo el consejero Antoni Subir¨¤. En lo de Fecsa, sus abusos, sus malas inversiones, sus graves d¨¦ficit, sus sofocantes beneficios (que han llegado a 240.000 millones este a?o), todo es de juzgado de guardia. Ya s¨¦ que Mart¨ªn Villa nos cabrea la memoria a los que tenemos memoria, y cargarle todas las culpas es casi un acto de justicia hist¨®rica, pero si hemos llegado a la situaci¨®n actual es primero porque se permiti¨® desde Catalu?a; segundo, porqu¨¦ el Gobierno catal¨¢n no ha gobernado para nada en este territorio vedado (?c¨®mo se explica, si no, el bochorno de haber esperado a?os de abuso continuado y reiterado para finalmente hacer un decreto que prev¨¦ alguna sanci¨®n a las el¨¦ctricas que den mal servicio? ?Ahora!), y tercero, porque hay multitud de decisiones pol¨ªticas, peque?as y no tanto, que han tenido como ¨²nica finalidad beneficiar al monopolio. ?Nos ponemos a recordar la alta tensi¨®n de Llagostera, por poner un bello ejemplo con carga policial incluida? El hecho de que, como ACESA, tambi¨¦n Fecsa pida aumento de tarifas, s¨®lo nos aporta un dato doloroso: no est¨¢ previsto que nadie ponga en peligro la situaci¨®n actual de dominio absoluto de estos lobbies por encima del poder pol¨ªtico.
La conclusi¨®n es harto penosa. En Catalu?a hay poco poder pol¨ªtico en comparaci¨®n con el privado, ciertamente. A pesar de ello, nuestro trozo de pastel no es poco bocado, con sus m¨¢s de dos billones de presupuesto. Pero al situar ese poder a merced de los intereses econ¨®micos que realmente mandan en las decisiones p¨²blicas, la autonom¨ªa catalana se convierte en una parodia. Y si lo es la autonom¨ªa, ?qu¨¦ decir de quien la gobierna? Votan a Pujol quienes lo votan, y ello es inapelable. Pero al hacerlo consiguen materializar el milagro de la Sant¨ªsima Trinidad y as¨ª tenemos tres poderes en uno. Compren ustedes Generalitat y tendr¨¢n ACESA y Fecsa por el mismo precio. ?Qui¨¦n manda m¨¢s en lo p¨²blico? Depende del rato tonto de cada uno..., pero, desde luego, no es Pujol...
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