El asesor econ¨®mico de Bush estuvo a sueldo de Enron en la campa?a electoral
30 altos cargos de la Administraci¨®n republicana tuvieron acciones del gigante energ¨¦tico
Ni el presidente George Bush ni el vicepresidente Dick Cheney, beneficiarios de las contribuciones financieras de Enron, ten¨ªan acciones en la compa?¨ªa tejana, pero al menos una treintena de miembros de su Administraci¨®n hab¨ªan realizado inversiones o prestado servicios en ella, lo que subraya la estrecha relaci¨®n entre la compa?¨ªa y Washington. La mayor¨ªa vendi¨® sus participaciones antes de la suspensi¨®n de pagos, obligados por la ley al asumir funciones p¨²blicas, aunque Karl Rove, gran estratega y consejero de Bush, particip¨® en discusiones sobre pol¨ªtica energ¨¦tica mientras conservaba valores de Enron.
Lawrence Lindsey, principal consejero econ¨®mico del presidente Bush, dirig¨ªa antes de llegar a la Casa Blanca una consultora econ¨®mica que ten¨ªa como cliente a la empresa energ¨¦tica Enron, compa?¨ªa de la que ¨¦l recib¨ªa 50.000 d¨®lares anuales como miembro de su consejo consultor.
En conversaci¨®n con The Washington Post, Lindsey reconoce que el presidente de Enron, Kenneth Lay, le convenci¨® de lo positivo de determinadas actuaciones en el sector de la energ¨ªa. Cuando pas¨® a colaborar con el candidato George W. Bush, Lindsay introdujo las ideas de Lay en el programa republicano.
Entre 30 y 35 responsables pol¨ªticos o consejeros de la Administraci¨®n de Bush ten¨ªan v¨ªnculos con Enron, que iban desde un peque?o paquete de acciones, como en el caso de Donald Rumsfeld, el jefe del Pent¨¢gono, a las decenas de millones de d¨®lares en inversi¨®n de Thomas White, vicepresidente de Enron antes de asumir la jefatura del Ej¨¦rcito en el Pent¨¢gono. Un portavoz oficial cree que White se deshizo de las acciones en el plazo de tres meses despu¨¦s de entrar en la Administraci¨®n.
De ser as¨ª, White evit¨® grandes p¨¦rdidas, dado lo nutrido de sus intereses. En cambio, John Wolf, secretario adjunto para la no proliferaci¨®n, se califica de v¨ªctima del caso Enron en The New York Times. Compr¨® acciones en la primera mitad del a?o 2001, cuando cotizaban entre los 55 y los 65 d¨®lares, y las vendi¨® a finales de octubre, cuando ya hab¨ªa trascendido el esc¨¢ndalo y se pagaban a 10 d¨®lares.
Donaciones
White y Wolf no tienen responsabilidades econ¨®micas ni el m¨¢s alto acceso, como Lindsey, Rove, el representante de Comercio, Robert Zoellick, o el consejero en el Departamento de Comercio Theodore Kassinger, todos consultores de Enron, o el secretario de Energ¨ªa, Spencer Abraham, que recibi¨® donaciones para su campa?a pol¨ªtica.
El consejero Rove, seg¨²n el rotativo de Washington, ten¨ªa acciones de Enron valoradas entre 100.000 y 250.000 d¨®lares, cuando particip¨® en reuniones sobre pol¨ªtica energ¨¦tica. Vendi¨® 1.350 el 7 de junio, tras esperar varios meses el dictamen interno sobre conflicto de intereses en la Casa Blanca. Un abogado ha dicho que las discusiones en que particip¨® Rove eran gen¨¦ricas, sin conflicto de intereses con sus inversiones en el sector.
La pol¨ªtica energ¨¦tica de la Casa Blanca fue presentada en mayo, despu¨¦s de que consejeros del vicepresidente Cheney y ejecutivos de Enron mantuvieran media docena de reuniones. El propio Lay se reuni¨® con Cheney a mediados de abril. Henry Waxman, un congresista dem¨®crata, dice haber detectado 17 medidas adoptadas por el grupo de trabajo que reflejan los criterios e intereses de Enron.
Seg¨²n ¨¦l, est¨¢ claro que ninguna compa?¨ªa se benefici¨® tanto como Enron. Waxman ha pedido infructuosamente a Cheney que ofrezca informaci¨®n sobre lo tratado con Enron. Charles Lewis, director del Center for Public Integrity, que lleva cuenta de las contribuciones financieras que reciben los pol¨ªticos, comenta que las inversiones y las antiguas relaciones profesionales de responsables de la actual Administraci¨®n con Enron suscitan como m¨ªnimo preguntas sobre qu¨¦ sab¨ªan que pudiera afectar a la compa?¨ªa y a sus propios intereses. 'No estoy diciendo que haya uso de informaci¨®n privilegiada, comenta a The New York Times. Pero un buen n¨²mero de ellos ten¨ªa acciones de Enron y no es irrazonable preguntar cu¨¢nto ten¨ªan, cu¨¢ndo vendieron y por qu¨¦'.
Intereses financieros
La personas propuestas para trabajar en la Administraci¨®n estadounidense deben por ley revelar sus intereses financieros, que son sometidos al an¨¢lisis de abogados o, en el caso de cargos que requieren la aprobaci¨®n del Capitolio, por el propio Congreso.
'Los problemas que pueda suscitar una determinada inversi¨®n dependen del trabajo que corresponda realizar al nominado', se?ala a The New York Times Thomas Zorn, jefe de unos de las entidades fiscalizadoras. 'Las acciones de Enron pueden ser un problema en un sitio y no en otro'.
No lo fueron en la subsecretar¨ªa de Estado para diplomacia, regida por Charlotte Beers, con un activo papel en la formaci¨®n de la alianza internacional contra el terrorismo. Beers pasa por ser una de las personas con mayor capital en la actual Administraci¨®n, gracias a una cartera que ronda los 38 millones de d¨®lares. Invirti¨® con tiento y diversific¨® el riesgo, pero se pill¨® los dedos con Enron. Aunque no ten¨ªa m¨¢s de 250.000 d¨®lares invertidos en la compa?¨ªa tejana, los vendi¨® a finales de a?o, cuando su valor burs¨¢til era m¨ªnimo.
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