El Congreso de EE UU comienza a revisar los fallos de control en el 'caso Enron'
El mi¨¦rcoles se abre la investigaci¨®n parlamentaria de la mayor quiebra de la historia
El ¨¦pico colapso de Enron, la mayor quiebra de la historia, ha dejado en evidencia a todos los sistemas de control existentes en EE UU y revelado profundas redes de connivencias entre el capital y la clase pol¨ªtica. Ejecutivos, auditores, pol¨ªticos, analistas, inversores y prensa intervinieron en la creaci¨®n de la burbuja, manipulando informaci¨®n y ocultando datos unos y guard¨¢ndose el escepticismo otros. El Congreso comenzar¨¢ el mi¨¦rcoles sus sesiones con el caso Enron como asunto dominante. Kenneth Lay, el presidente de Enron, har¨¢ su primera declaraci¨®n p¨²blica el d¨ªa 4.
'Esto ha sido una fallo generalizado de todo el sistema', comenta en The New York Times Robert Litan, director de estudios econ¨®micos de la Brookings Institution, uno de los grandes centros de politolog¨ªa de Estados Unidos. 'Se puede considerar el sistema como una serie de c¨ªrculos conc¨¦ntricos: gestores, reguladores, auditores, analistas y dem¨¢s. Es como un reactor nuclear que se funde y funde todas las capas', concluye.
El hundimiento de Enron es un Chern¨®bil econ¨®mico, con implicaciones de amplio espectro, cuyas aut¨¦nticas dimensiones tardar¨¢n tiempo en conocerse, debido al laber¨ªntico sistema de gesti¨®n puesto en marcha por los ejecutivos para enmascaran unas cuentas que, con ese maquillaje, convert¨ªan a Enron en una empresa pionera, puesta como modelo por la propia revista Fortune. Un experto vaticinaba el s¨¢bado que habr¨¢ gente que acabar¨¢ en la c¨¢rcel.
Enron creci¨® sobre una tupida red de intereses y ambig¨¹edades al amparo de una liberalizaci¨®n del sector de la energ¨ªa en Estados Unidos hecha a medida de la compa?¨ªa de Tejas, inspiradora de la debilidad del sistema de controles para el sector, como reconoci¨® el pasado verano Richard Causey, vicepresidente de Enron, responsable de contabilidad. La Comisi¨®n Federal Reguladora de la Energ¨ªa acord¨® en 1993 conceder a las compa?¨ªas el¨¦ctricas un muy laxo r¨¦gimen de informaci¨®n sobre resultados. Presid¨ªa entonces la comisi¨®n Wendy Gramm, que salt¨® aquel mismo a?o de la Administraci¨®n al consejo de administraci¨®n de Enron. Su marido es el senador Phil Gramm, un republicano de Tejas con una larga historia de valedor de la primac¨ªa del mercado, id¨¦ntica a la de Kenneth Lay.
La relaci¨®n con Andersen
Arthur Andersen audit¨® Enron desde la fundaci¨®n de la compa?¨ªa, en una relaci¨®n originalmente profesional que deriv¨® en simbi¨®tica. Cada parte sacaba beneficio de la otra, hasta el extremo de que Andersen, la auditora, llevaba en los ¨²ltimos tiempos la contabilidad de Enron, adem¨¢s de ofrecer a la compa?¨ªa servicios adicionales de consultor¨ªa. Personal que trabajaba para Andersen engros¨® la plantilla de Enron, lo que brindada a la compa?¨ªa informaci¨®n privilegiada sobre c¨®mo disimular operaciones que pod¨ªan levantar las sospechas de los auditores, en caso de que hubiera tal voluntad inquisitorial.
El pasado mes de febrero, ejecutivos de Andersen se reunieron para analizar algunos aspectos cuestionables de las actividades contables de Enron, pero optaron por seguir con la compa?¨ªa sin mayores objeciones, anteponiendo los beneficios que a su cuenta de resultados proporcionaba su segundo cliente sobre los intereses de los inversores.
Ayer, en declaraciones a la cadena NBC, el m¨¢ximo ejecutivo de Andersen, Joseph Berardino, explic¨® que 'hasta donde ¨¦l sab¨ªa, no se hab¨ªa encontrado nada ilegal' en las cuentas de Enron. 'Lo que fall¨® fue el modelo de negocios. La contabilidad reflej¨® los resultados de los negocios y la forma en que esos resultados fueron contabilizados era clara para los gestores y el consejo [de la compa?¨ªa]', dijo Berardino.
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