Argelia, una d¨¦cada perdida y ensangrentada
No hay agua. No ha llovido en diciembre ni tampoco en enero. Desde hace cinco a?os persiste la sequ¨ªa. En Argel, s¨®lo mana agua de los grifos durante unas pocas horas cada tres d¨ªas. Cuando en este mes se cumple el d¨¦cimo aniversario del golpe militar que interrumpi¨® el proceso electoral, los cuatro millones de habitantes de la capital tienen otras preocupaciones mucho m¨¢s acuciantes que recordar aquellos acontecimientos. La fecha ha pasado pr¨¢cticamente inadvertida.
'Ni Carta Magna ni Constituci¨®n, s¨®lo las palabras de Dios y de su profeta'. 'Con el Cor¨¢n entraremos en el Parlamento'. 'Estado isl¨¢mico con la urna o con el fusil'. Los que hab¨ªan hecho campa?a con estos lemas estaban hace una d¨¦cada a punto de ganar por goleada las primeras elecciones legislativas libres de la historia de Argelia.
Javier Solana dej¨® en 1994 traslucir su preocupaci¨®n cuando evoc¨® el posible desembarco en Espa?a de 'boat people' argelinos que huir¨ªan del islamismo
A mediados de los a?os noventa el r¨¦gimen se tambale¨® ante los tremendos golpes indiscriminados que asestaban los terroristas a militares y civiles
El Ej¨¦rcito sigue siendo la columna vertebral de un r¨¦gimen con apariencias democr¨¢ticas y una pieza clave en cualquier negociaci¨®n para alcanzar la paz
Aunque el aniversario del golpe no se celebre, est¨¢ latente en Argelia el debate sobre si merec¨ªa la pena provocar tal carnicer¨ªa para evitar la victoria del FIS
Buteflika ha reconocido que la violencia se ha cobrado 100.000 muertos, pero las organizaciones humanitarias elevan la cifra hasta 200.000
Dieciocho meses antes, el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) ya hab¨ªa conquistado democr¨¢ticamente el 60% de los ayuntamientos. Su gesti¨®n local era un anticipo de sus proyectos nacionales. En los frontispicios de las casas consistoriales hab¨ªa sustituido el lema republicano 'Por el pueblo y para el pueblo' por el de 'Ayuntamiento isl¨¢mico'. En los centros municipales hab¨ªa empezado a prohibir que se mezclasen hombres y mujeres.
En diciembre de 1991, el FIS se dispon¨ªa a gobernar el pa¨ªs. Lo iba a hacer gracias a la ingenuidad de los aprendices dem¨®cratas argelinos, que hab¨ªan aprobado una ley electoral, con escrutinio uninominal, y un recorte de las circunscripciones que le favorec¨ªa. Los abstencionistas, el 42% del cuerpo electoral, acabaron por darle la victoria.
En la primera vuelta, el 26 de diciembre, los islamistas lograron 3,2 millones de votos y 188 de los 430 esca?os de la Asamblea, pero en otras 199 circunscripciones se colocaban en situaci¨®n ventajosa para el segundo round, previsto para el 16 de enero de 1992. Con el apoyo del 24,6% de los electores, el FIS iba a conseguir la mayor¨ªa absoluta.
Entre las dos vueltas surgi¨® un Comit¨¦ Nacional para la Salvaguardia de Argelia, que empez¨® a pedir a gritos la interrupci¨®n de los comicios, y el 2 de enero 300.000 personas, convocadas por el dirigente socialista A?t Ahmed, se echaron a la calle para exigir que se salvase la democracia.
Tres d¨ªas antes el Ej¨¦rcito hab¨ªa tomado ya la decisi¨®n de intervenir. Lo cuenta en sus memorias el general Jaled Nezzar, ministro de Defensa y art¨ªfice del golpe. '(...) estaba perfectamente claro que la detenci¨®n del proceso era perentoria para la supervivencia de la democracia naciente, del orden p¨²blico y del Estado nacional'. 'Era la ¨²nica terapia aplicable a una enfermedad que pod¨ªa ser mortal para Argelia', escribe en su libro Argelia, fracaso de un retroceso programado, (Publisud, Par¨ªs 2001).
Presionado por sus compa?eros de armas, el presidente argelino, general Chadli Bendjedid, dimiti¨® el 11 de enero, mientras el Ej¨¦rcito se desplegaba en las calles de las principales ciudades. Le sustituy¨® en el poder, el 14 de enero, un Alto Comit¨¦ de Estado encabezado por Mohamed Budiaf, al que los generales sacaron precipitadamente de su exilio en Marruecos. Tres semanas despu¨¦s el FIS era ilegalizado, y en junio Budiaf fue asesinado.
La interrupci¨®n del proceso supuso poco despu¨¦s el estallido de la violencia. El primero en desenfundar fue la rama militar del FIS, dirigida entonces por Madani Mezrag. Despu¨¦s entraron en la lucha los temibles Grupos Isl¨¢micos de Liberaci¨®n (GIA), fundados en 1992 por ex combatientes de Afganist¨¢n, a los que se sumaron bandas de delicuentes. En 1998 hizo su aparici¨®n el Grupo Salafista de Predicaci¨®n y Combate (GSPC).
A mediados de la d¨¦cada pasada el r¨¦gimen dio la impresi¨®n de tambalearse ante los tremendos golpes que asestaban los terroristas a militares y civiles, v¨ªctimas de matanzas indiscriminadas. Javier Solana, ministro de Asuntos Exteriores, dej¨® entonces traslucir su preocupaci¨®n cuando evoc¨® en el Senado el posible desembarco en la costa almeriense, separada de Argelia por 120 kil¨®metros, de miles de boat people argelinos que huir¨ªan del islamismo.
'Cuanto m¨¢s sabemos sobre los peores cr¨ªmenes perpetrados contra la poblaci¨®n civil, m¨¢s opaco nos resulta su significado pol¨ªtico', afirma el historiador franco-argelino Benjamin Stora en su libro Le guerra invisible, Argelia a?os 90 (Presses de Sciences Po, Par¨ªs, 2001).
Habib Souaidia, un oficial argelino refugiado en Francia, intent¨® con un libro explosivo, La guerra sucia (La D¨¦couverte, Par¨ªs, 2001), arrojar un poco de luz sobre esa opacidad: acus¨® al Ej¨¦rcito de haber perpetrado algunas matanzas de civiles. 'Que haya habido excesos es inevitable en un clima de salvajismo, pero sus responsables fueron sancionados', replic¨® el general Nezzar antes de denunciarle por difamaci¨®n ante la justicia francesa.
La renuncia a la violencia del brazo armado del FIS compaginada con la ferocidad de la represi¨®n permitieron finalmente al Ej¨¦rcito recuperar el aliento. 'Las fuerzas de seguridad han acabado pr¨¢cticamente con el terrorismo urbano desde 1996', escrib¨ªa hace seis meses el historiador franc¨¦s Alain Grignard. 'Actualmente, m¨¢s del 90% de los atentados se cometen en zonas rurales o monta?osas y cerca -a menos de 30 kil¨®metros- de macizos boscosos de dif¨ªcil acceso, que proporcionan refugio a los movimientos clandestinos'.
El terrorismo es ya casi s¨®lo residual, como aseguran los jerarcas argelinos, pero el balance de la segunda contienda de Argelia, 40 a?os despu¨¦s de la guerra de independencia, es desastroso. El propio presidente Abdelaziz Buteflika ha reconocido que la violencia se ha cobrado 100.000 muertos durante la d¨¦cada 1992-2001, una cifra que las organizaciones de defensa de derechos humanos elevan a m¨¢s de 150.000, o incluso a 200.000, en un pa¨ªs de 30 millones.
Dentro de Argelia hay adem¨¢s un mill¨®n de desplazados que ha huido de las zonas m¨¢s castigadas. Junto con los emigrantes econ¨®micos se han exiliado tambi¨¦n decenas de miles de universitarios, y los da?os materiales de la contienda son evaluados, al menos, en 22.000 millones de euros. Los argelinos viven hoy peor que hace diez a?os.
?Merec¨ªa la pena provocar este ba?o de sangre para impedir al FIS acceder al poder? Aunque el aniversario del golpe no se celebre, el debate s¨ª est¨¢ latente en una Argelia donde la prensa goza de mayor libertad que en sus vecinos magreb¨ªes.
'Hab¨ªa que haber continuado con el proceso electoral', declaraba el ex jefe de Estado Benjedid al diario Le Matin; 'asumir nuestro error y movilizarnos para que la Rep¨²blica siga en pie', echando acaso mano de los poderes presidenciales, que le hubiesen permitido vetar leyes y disolver el Parlamento.
'La cohabitaci¨®n durante algunos meses de un Gobierno dominado por el FIS y una presidencia de la Rep¨²blica en manos de los militares y del Frente de Liberaci¨®n Nacional (ex partido ¨²nico) no hubiese sido una experiencia insensata', opina Le Quotidien d'Oran, un rotativo influyente.
'El desaf¨ªo era la supervivencia de Argelia, que pod¨ªamos dar por terminada si los islamistas hubiesen llegado al poder', afirmaba, en cambio, en el diario franc¨¦s Le Monde Sid Ahmed Ghozali, primer ministro en 1992 y ac¨¦rrimo partidario del golpe. 'Por culpa de ello hemos entrado en la historia como golpistas', se lamenta. 'El error' consisti¨® en legalizar el FIS, transgrediendo una Constituci¨®n que prohib¨ªa los partidos religiosos, asegura Mulud Hamruche, que precedi¨® a Ghozali en el cargo.
El general retirado Rachid Benyelles, uno de los pocos jerarcas castrenses con fama de hombre ¨ªntegro, reconoce que se pronunci¨® en su d¨ªa por la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito, pero lamenta lo que sucedi¨® despu¨¦s: 'Detenciones masivas e injustificadas de militantes y simpatizantes del partido vencedor, interrogatorios en¨¦rgicos, miles de deportados a campamentos del desierto en condiciones inhumanas y, en definitiva, la reducci¨®n de la crisis a un mero aspecto de mantenimiento del orden p¨²blico'.
Probablemente por eso, porque no se ha buscado una salida pol¨ªtica, la crisis persiste, aunque la violencia haya perdido intensidad. Una d¨¦cada despu¨¦s, la c¨²pula militar sigue ostentando, ahora en la sombra, el poder, el Ej¨¦rcito sigue siendo la 'columna vertebral' de un r¨¦gimen con apariencias democr¨¢ticas, el que le mantiene en pie y una pieza clave en cualquier soluci¨®n.
Los argelinos lo saben cuando hablan, por ejemplo, del 'r¨¦gimen de los generales' sin llegar a criticar a la instituci¨®n militar. Por si a¨²n les cab¨ªa alguna duda, el informe concluido en diciembre por Mohand Issad sobre la revuelta de Cabilia se la despeja. Este jurista, nombrado por Buteflika, atribuye en buena medida la responsabilidad de la represi¨®n desmedida -60 muertos y 2.000 heridos, seg¨²n el balance oficial- a los excesivos poderes del Ej¨¦rcito desde 1992.
Argel estrecha lazos con Estados Unidos y Europa
LOS ATENTADOS del 11 de septiembre han modificado la percepci¨®n de una Argelia enredada desde hace una d¨¦cada en su guerra contra el terrorismo isl¨¢mico con lazos probados con Bin Laden. Y han contribuido tambi¨¦n a acercarla a Occidente. Hay im¨¢genes inequ¨ªvocas de esta aproximaci¨®n. A lo largo de esta semana buques de las marinas argelina y estadounidense han llevado a cabo maniobras conjuntas en el Mediterr¨¢neo occidental. M¨¢s significativo a¨²n, el presidente Abdelaziz Buteflika fue recibido el 20 de diciembre por el secretario general de la OTAN, lord Robertson. Este primer encuentro entre un jefe de Estado argelino y la m¨¢xima autoridad de la Alianza Atl¨¢ntica dio unos primeros frutos, como el pr¨®ximo env¨ªo de oficiales argelinos a la escuela militar de la OTAN en Roma o la posibilidad para Argel de pedir ayuda a la organizaci¨®n para hacer frente a una cat¨¢strofe natural como las inundaciones de noviembre, en las que hubo 764 muertos. El principal objetivo de la visita de Buteflika a Bruselas fue, no obstante, la firma de un acuerdo de asociaci¨®n con la Uni¨®n Europea como los que ya han concluido sus vecinos marroqu¨ª y tunecino y que deber¨ªa dar paso, en el 2010, a la creaci¨®n de una zona de libre comercio entre los Quince y Argelia. La negociaci¨®n con esta Rep¨²blica Democr¨¢tica y Popular, cuya econom¨ªa sigue estando ampliamente regentada por el Estado, fue m¨¢s dif¨ªcil para la Comisi¨®n Europea que las mantenidas hasta ahora con otros pa¨ªses mediterr¨¢neos menos reacios a abrir sus mercados. Pese a las salvaguardas argelinas, el foro de los empresarios vaticina que el acuerdo de asociaci¨®n, que obliga a recortar aranceles, provocar¨¢ el 'desmantelamiento de la industria nacional', mientras la izquierdista Louisa Hanoune advierte que, por culpa de la UE, Argelia seguir¨¢ los pasos de Argentina. El acuerdo recalca tambi¨¦n la necesidad de respetar la democracia y los derechos humanos, algo que ser¨¢ comprobado con motivo del di¨¢logo pol¨ªtico euroargelino, pero, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional, los abusos de las fuerzas de seguridad son tan sistem¨¢ticos que esa cl¨¢usula puede considerarse como 'nacida muerta'.
Los militares argelinos exiliados ya no est¨¢n en Espa?a
EL REPARTO era el siguiente: los intelectuales argelinos exiliados viv¨ªan en Francia, los islamistas se divid¨ªan entre Alemania y Londres y los militares se hab¨ªan afincado principalmente en Espa?a con su jefe a la cabeza, el coronel Baali Al¨ª. El portavoz del Movimiento Argelino de Oficiales Libres (MAOL) y un pu?ado de militares expatriados se instalaron en Madrid a finales de 1998, pero a mediados del a?o pasado el coronel emigr¨® a Portugal, y despu¨¦s, a EE UU, seg¨²n se?ala uno de sus colaboradores. No fue expulsado de Espa?a, sino que opt¨® por irse cuando sus interlocutores espa?oles, principalmente el Cesid, le pidieron que renunciase a su actividad pol¨ªtica si quer¨ªa seguir siendo tolerado. Transmit¨ªan, seg¨²n la misma fuente, los deseos de los servicios secretos franceses (DGSE), que llegaron a hacer ofertas tentadoras al coronel del MAOL a cambio de su silencio. Quer¨ªan adem¨¢s acallar una voz inc¨®moda cuando Madrid y Argel estrechaban a¨²n m¨¢s sus lazos econ¨®micos. Argelia es el primer suministrador energ¨¦tico de Espa?a, gracias al gas y al petroleo, y planea venderle tambi¨¦n 1.200 megavatios de electricidad a trav¨¦s de un cable submarino entre Or¨¢n y Almer¨ªa. ?Qu¨¦ hac¨ªa el coronel Al¨ª en Espa?a? La parte conocida de su actividad consist¨ªa en mantener contactos con la prensa y actualizar la p¨¢gina web de su movimiento (www.anp.org), que ha usurpado las iniciales del Ej¨¦rcito argelino. Impresas o fotocopiadas, las p¨¢ginas del MAOL en Internet gozan de gran popularidad en Argelia porque revelan desde atropellos de derechos humanos hasta supuestas corrupciones de la alta jerarqu¨ªa militar. La estancia en Espa?a del coronel Al¨ª y de sus compa?eros de armas ha estado salpicada de algunos episodios dignos de las mejores pel¨ªculas de esp¨ªas. En al menos dos ocasiones, seg¨²n asegura el oficial, los servicios secretos argelinos intentaron secuestrarle en Madrid, la ¨²ltima, ante una gasolinera del barrio de Estrecho, donde los gritos de una anciana contribuyeron a ahuyentar a los agentes enemigos. M¨¢s tarde, esos mismos agentes alquilaron, pagando una fortuna, una vivienda frente al piso donde se reun¨ªan los hombres del MAOL, pero el propietario, escamado ante la magnanimidad de sus inquilinos, acab¨® sospechando que pertenec¨ªan a ETA y llam¨® a la polic¨ªa, que desaloj¨® a los esp¨ªas argelinos. Ahora s¨®lo permanecen en Espa?a dos simpatizantes del MAOL. Uno de ellos, el teniente Messaud Alili, se hizo c¨¦lebre cuando, en junio de 1998, vol¨® con su helic¨®ptero militar hasta Ibiza, donde solicit¨® asilo pol¨ªtico. M¨¢s discreta, una mujer m¨¦dica militar tambi¨¦n huy¨® hasta Madrid, donde ejerce su profesi¨®n en un gran hospital. Fue la primera mujer oficial en exiliarse.
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