Las auditoras temen al 'hurac¨¢n Enron'
El impacto del esc¨¢ndalo en la sociedad y el Congreso de EE UU augura cambios radicales
La revista estadounidense Business Week, a la que dif¨ªcilmente se puede considerar un basti¨®n del anticapitalismo, ha elegido esta semana un t¨ªtulo significativo para su principal art¨ªculo sobre el caso Enron, el gigante de la electricidad cuya suspensi¨®n de pagos, la mayor de la historia en Estados Unidos, ha desatado un vendaval de consecuencias impredecibles. '?Se puede confiar todav¨ªa en alguien?', se pregunta el semanario, resumiendo en estas seis palabras el actual clima de desconfianza que reina en la sociedad y en el Congreso estadounidense, y que con toda probabilidad cristalizar¨¢ en importantes cambios legislativos que afectar¨¢n a miles de empresas que cotizan en Bolsa.
'Se va a producir una p¨¦rdida de confianza', seg¨²n el presidente de Ernst&Young Espa?a
'La rotaci¨®n obligatoria de las auditoras ya no se plantea en ning¨²n pa¨ªs', dice Andersen
El 'caso Gescartera' ha reabierto en Espa?a la pol¨¦mica sobre el papel de las auditoras
La pregunta de Business Week hace referencia a la cohorte de altos ejecutivos, banqueros de inversi¨®n, abogados y especialmente auditores que no detectaron a tiempo las trampas contables de Enron, cuando no las alentaron y encubrieron directamente, am¨¦n de destruir documentos cuya desaparici¨®n puede resultar clave para reconstruir lo sucedido. De entre todos ellos destaca Andersen, la firma auditora de Enron, cuya implicaci¨®n en el caso amenaza incluso su propia supervivencia en Estados Unidos, seg¨²n la mayor¨ªa de observadores. La firma, fundada en 1913, ha despedido a uno de sus socios, David Duncan, y se enfrenta a una serie de demandas de perjudicados en el esc¨¢ndalo.
Sea cual sea el final de la historia, el hurac¨¢n Enron tendr¨¢ consecuencias importantes para el mundo de la auditor¨ªa en general, seg¨²n responsables en Espa?a de tres de las cinco grandes firmas auditoras, Andersen, Ernst&Young y PriceWaterhouseCoopers, as¨ª como catedr¨¢ticos de Derecho y ex altos cargos de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) consultados. KPMG declin¨® responder a las preguntas de este peri¨®dico y Deloitte&Touche afirm¨® espec¨ªficamente que no deseaba responder a cuestiones sobre el caso Enron.
'Lamentablemente', reflexiona Manuel Arag¨®n, presidente de Ernst&Young, 'pensamos que se va a producir una p¨¦rdida de confianza en la profesi¨®n del auditor por parte del mercado'. ?se es el punto en el que se han centrado los principales medios de comunicaci¨®n de Estados Unidos. Un editorial de The Washington Post se preguntaba esta semana: 'El desplome de Enron plantea una cuesti¨®n fundamental. ?Si la compa?¨ªa present¨® unas cuentas ama?adas, por qu¨¦ no deber¨ªamos pensar que decenas de otras empresas est¨¢n aplicando los mismos trucos?'.
Y se trata s¨®lo del principio. 'Este tipo de casos tiene un impacto negativo en la profesi¨®n, aunque no deber¨ªa ser as¨ª', reconoce Miguel Fern¨¢ndez de Pinedo, presidente en Espa?a de PriceWaterhouseCoopers. 'El caso Enron es un caso muy concreto y con unos perfiles determinados, que de ninguna forma puede extrapolarse al resto del sector; creo que el sector goza de buena salud y que el mercado valora positivamente su contribuci¨®n al buen funcionamiento de los mercados de capitales'. Pero la reflexi¨®n de The Washington Post, probablemente el peri¨®dico m¨¢s influyente en la clase pol¨ªtica de la capital estadounidense, ilustra el profundo impacto que el desastre de Enron ha causado en Estados Unidos, una sociedad que hist¨®ricamente ha confiado su bienestar a la desregulaci¨®n y al buen funcionamiento de los mercados financieros.
Millones de estadounidenses, trabajadores y profesionales de clase media, tienen depositados sus ahorros en las grandes empresas del pa¨ªs. Miles de ellos han perdido sus planes de pensiones, invertidos en acciones de Enron que ahora no valen nada. Otros, sin embargo, como altos ejecutivos de Enron, entre ellos su presidente, Kenneth Lay, lograron salvar parte de su patrimonio gracias al conocimiento que ten¨ªan de la debilidad de la empresa, lo que apunta a un delito de insider trading, algo especialmente odioso en la cultura norteamericana. Clifford Baxter, un antiguo vicepresidente de Enron que gan¨® 22 millones de d¨®lares tras vender sus acciones en enero del a?o pasado y que hab¨ªa sido citado por una comisi¨®n del Congreso, se suicid¨® el viernes.
Todos esperan ahora una reacci¨®n contundente de los legisladores, que en pleno a?o electoral deben responder ante los electores de su promesa de velar por el buen funcionamiento del sistema.
'[El caso Enron] va a suponer un cambio en la regulaci¨®n de la profesi¨®n de auditor¨ªa en Estados Unidos, y, por tanto, este hecho va a afectar a las compa?¨ªas que cotizan en Bolsa en EE UU, entre ellas las europeas, y por supuesto tambi¨¦n a las empresas espa?olas que cotizan all¨ª', afirma Arag¨®n, presidente de Ernst&Young.
Aunque inicialmente los cambios legislativos se limitar¨¢n a EE UU, nadie descarta que la presi¨®n pol¨ªtica para reformar las reglas del juego se extienda tambi¨¦n a Europa. Del pu?ado de iniciativas que se barajan destaca una, que afecta, seg¨²n los cr¨ªticos del sistema, a la independencia de las firmas de auditor¨ªa: el hecho de que, adem¨¢s de auditar, las empresas facturan elevadas cantidades de dinero por otros servicios profesionales, especialmente de consultor¨ªa.
Las grandes auditoras dependen cada vez m¨¢s de lo que facturan a sus clientes por estos otros servicios. As¨ª lo muestran las cifras en Estados Unidos, y probablemente se trate de una tendencia que tambi¨¦n se da en Europa. En 1993, un 31% de los ingresos del sector proven¨ªan de la consultor¨ªa. En 1999, este porcentaje se hab¨ªa elevado al 51%.
'Es demasiado el dinero que se gana en una misma empresa', sostiene Juan Luis Marchini, presidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Auditores (CEA). 'Hay que romper esa inercia y limitar los servicios que las auditoras prestan a una misma empresa'.
Un estudio de la Universidad de Illinois asegura que, de media, por cada d¨®lar que paga un cliente por servicios de auditor¨ªa se gasta otros 2,69 d¨®lares en otros encargos a la misma firma.
Las propias auditoras est¨¢n divididas en este asunto. Algunas creen que la propuesta es aceptable. Otras, que no garantiza m¨¢s independencia a los auditores, y que, en cualquier caso, al limitar la relaci¨®n entre auditores y auditados, cercena el conocimiento profundo que ¨¦stos deben tener de las compa?¨ªas a las que vigilan.
'Estamos completamente de acuerdo con la propuesta de desvincular estas dos ¨¢reas de actividad', afirma Manuel Arag¨®n. 'Ernst&Young tom¨® la decisi¨®n de vender hace unos a?os su pr¨¢ctica de consultor¨ªa; esta decisi¨®n la tomamos para, precisamente, evitar conflictos de intereses y asegurar de esta forma la independencia de la profesi¨®n de auditor¨ªa'.
Andersen ve las cosas de otra manera: 'Si se limitara la fuente de ingresos de los auditores a la realizaci¨®n de auditor¨ªas, se concentrar¨ªan sus ingresos en una ¨²nica actividad y aumentar¨ªa la dependencia frente a la entidad auditada', afirma la compa?¨ªa en un comunicado en respuesta a las preguntas de este peri¨®dico.
Otra propuesta pol¨¦mica que est¨¢ ahora sobre la mesa en Estados Unidos consiste en limitar los a?os que una misma firma puede auditar a una empresa. Los defensores de esta limitaci¨®n sostienen que la medida fomentar¨ªa la disciplina, pues cualquier auditor ser¨ªa consciente de que, tras un periodo limitado, una empresa rival se har¨ªa cargo de la auditor¨ªa y podr¨ªa evaluar la solidez de su propio trabajo. Espa?a trat¨® de limitar en 1996 a nueve los a?os que una auditora puede permanecer en una empresa, pero abandon¨® el empe?o 'por presiones de las grandes', seg¨²n Jos¨¦ Luis Marchini.
Algunos expertos consideran que se perdi¨® una buena oportunidad. 'Es una barbaridad que no haya ninguna limitaci¨®n temporal a la permanencia de una auditora en una misma empresa', seg¨²n cree un antiguo inspector de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Las auditoras consideran, en general, que limitar temporalmente su presencia en las empresas supone mayores costes, pues les forzar¨ªa a abandonar un trabajo cuando se ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en conocer a la compa?¨ªa cuyas cuentas vigilan.
'La rotaci¨®n obligatoria de las firmas de auditor¨ªa no se plantea ya en ning¨²n pa¨ªs de nuestro entorno', asegura Andersen. 'El ¨²nico pa¨ªs europeo que la mantiene, Italia, est¨¢ dando marcha atr¨¢s; entre otras razones, porque se ha comprobado que redunda en una p¨¦rdida de la calidad de las auditor¨ªas; la propia SEC estadounidense [el equivalente a la CNMV] ha se?alado que los mayores riesgos de errores en las auditor¨ªas se producen en situaciones de cambio de auditor'.
Pero sus argumentos pueden no encontrar suelo f¨¦rtil en el actual clima pol¨ªtico. La desconfianza es total, incluso respecto a reguladores del Gobierno como la SEC, cuyo presidente, Harvey Pitt, trabaj¨® como abogado para las cinco grandes antes de ser elegido para el cargo por el presidente George Bush.
En una de las sesiones del comit¨¦ de asuntos del Gobierno en el Senado de EE UU, el presidente, Joseph Lieberman, afirm¨® que los legisladores investigar¨¢n no s¨®lo a Enron y a Andersen, sino tambi¨¦n si las agencias oficiales, incluyendo la SEC, vigilaron suficientemente de cerca todo el asunto. 'Y si no lo hicieron', a?adi¨® Lieberman, 'averiguaremos por qu¨¦'.
La discusi¨®n no se limita a Estados Unidos. El caso Gescartera ha reabierto en Espa?a la pol¨¦mica sobre el papel de las auditoras y de la propia CNMV, pese a que en los ¨²ltimos a?os no se hayan prodigado muchos esc¨¢ndalos. Adem¨¢s del de la agencia de valores de Antonio Camacho, auditada por Deloitte&Touche, el anterior gran esc¨¢ndalo que salpic¨® a una auditora (a dos, para ser precisos) fue el caso Banesto, con Price y Andersen.
?Sugiere este dato que Espa?a cuenta con una regulaci¨®n suficientemente estricta? De nuevo, las opiniones est¨¢n divididas. El sector cree, en general, que s¨ª. Y todos los dem¨¢s (catedr¨¢ticos de Derecho Mercantil, analistas de mercado y antiguos responsables de la CNMV), que no.
Europa no contar¨¢ hasta 2005 con un sistema unificado, conocido como International Accounting Standards (IAS), que regir¨¢ para todas las empresas que coticen en Bolsa. Pero, hasta entonces, cada pa¨ªs regula el sector como mejor cree conveniente, y dos de ellos, Alemania e Italia, han endurecido notablemente sus reglamentos.
Una bater¨ªa de reformas
Expertos y medios de comunicaci¨®n en Estados Unidos (que hace unos a?os, dicho sea de paso, jam¨¢s hubieran imaginado llevar a sus primeras p¨¢ginas un tema tan abstruso como las auditor¨ªas), debaten estos d¨ªas las reformas legislativas necesarias tras el esc¨¢ndalo de Enron. El Congreso, con 11 comisiones en marcha tanto en la C¨¢mara de Representantes como el Senado, se muestra m¨¢s que dispuesto a escuchar, en un a?o adem¨¢s de elecciones. A continuaci¨®n, de forma resumida, se detallan algunas de las propuestas.
- Limitar la consultor¨ªa. Se trata de limitar o incluso prohibir que las grandes firmas ofrezcan a la vez servicios de auditor¨ªa y de consultor¨ªa, lo que seg¨²n los cr¨ªticos limita la independencia de los auditores, que ingresan sustanciosas cantidades de dinero por todo tipo de servicios.
- Endurecer la autorregulaci¨®n. El sector se autorregula totalmente y un organismo independiente vigila la calidad de las auditor¨ªas. Aunque alguna firma peque?a ha recibido alg¨²n rapapolvo, ninguna de las cinco grandes ha sufrido jam¨¢s un rev¨¦s.
- Limitaci¨®n temporal. Se trata de limitar el n¨²mero de a?os que una misma auditora puede trabajar con una empresa.
- Actualizar la normativa. El mundo de la empresa cambia a velocidad de v¨¦rtigo. Las normas, no. Se tratar¨ªa de que el regulador actualice las reglas en meses, no en a?os.
- Exigir m¨¢s investigaci¨®n. Un informe de la Universidad de Michigan descubri¨® que en 40 casos pol¨¦micos, las cinco grandes 'no hicieron ese trabajo extra' que hubiese permitido evitar el fraude.
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