Bush propone incrementar el gasto militar para reactivar la econom¨ªa
El presidente de EE UU introduce una cr¨ªtica a Enron en el discurso sobre el estado de la Uni¨®n
El aumento del gasto militar es esencial para ganar la guerra contra el terrorismo, lo que evitar¨¢ nuevos ataques y, a su vez, permitir¨¢ que la econom¨ªa estadounidense quede a salvo de atentados y se recupere. Abreviando el argumento, la concesi¨®n de 48.000 millones de d¨®lares adicionales al Pent¨¢gono ser¨¢ la principal causa de un d¨¦ficit presupuestario de 80.000 millones, pero ayudar¨¢ a luchar contra la recesi¨®n. Sobre ese funambulismo pol¨ªtico construy¨® George W. Bush su discurso sobre el estado de la Uni¨®n. El presidente trat¨® de trasladar la popularidad personal generada por su campa?a antiterrorista a un terreno, el dom¨¦stico, mucho m¨¢s resbaladizo, sobre todo desde que estall¨® el caso Enron.
A prop¨®sito de la quiebra de la compa?¨ªa energ¨¦tica, el presidente de Estados Unidos trat¨® de distanciarse del esc¨¢ndalo de Enron con un llamamiento a la 'transparencia empresarial'.
El discurso ante el Congreso sobre el estado de la Uni¨®n, que Bush ten¨ªa previsto pronunciar a partir de las tres de la madrugada (hora peninsular espa?ola), marca los objetivos presidenciales para todo el a?o. En esta ocasi¨®n, resultaba de especial trascendencia: era el primero de su mandato, coincid¨ªa con el arranque de una larga campa?a electoral para la renovaci¨®n parcial del Congreso en noviembre y se desarrollaba en las circunstancias extraordinarias creadas por los sucesos del 11 de septiembre.
Menci¨®n indirecta a Enron
La Casa Blanca anunci¨® ayer que la intervenci¨®n presidencial se centraba en tres objetivos: 'Ganar la guerra contra el terrorismo, proteger el territorio nacional y acabar con la recesi¨®n'. 'Creo que podemos conseguir los tres objetivos', afirm¨® Karen Hugues, asesora del presidente y una de las personas encargadas de coordinar la redacci¨®n del discurso. El texto, que se manten¨ªa anoche en secreto, fue retocado a ¨²ltima hora para introducir una cuidadosa menci¨®n indirecta al caso Enron, la quiebra de la mayor compa?¨ªa energ¨¦tica del mundo, con indicios de fraude contable y peligrosas ramificaciones pol¨ªticas: el creador de Enron era amigo personal de Bush y el principal financiador de sus campa?as electorales. [El nerviosismo sobre el caso Enron fue una de las causas del desplome que Wall Street sufri¨® ayer. El Dow Jones baj¨® 241,63 puntos (un 2,51%) y se situ¨® en 9.624,12 puntos. M¨¢s informaci¨®n en p¨¢gina 45].
El presidente decidi¨® a?adir un p¨¢rrafo en el que urg¨ªa a las grandes empresas a ser 'm¨¢s transparentes', y al Congreso, a reformar la legislaci¨®n para evitar que los trabajadores de las compa?¨ªas en bancarrota perdieran sus pensiones de jubilaci¨®n, como en el caso Enron. El objetivo era atenuar la impresi¨®n general, reflejada en las encuestas, de que George W. Bush y su Gobierno prestaban m¨¢s atenci¨®n a grandes empresas que a los ciudadanos medios, una tendencia tradicionalmente atribuida a las administraciones republicanas.
La principal dificultad de Bush, en su comparecencia ante las dos c¨¢maras del Congreso reunidas en sesi¨®n conjunta, no radicaba, sin embargo, en protegerse de un esc¨¢ndalo a¨²n en sus inicios, sino en hacer veros¨ªmil la consecuci¨®n de los tres objetivos, aparentemente contradictorios entre s¨ª. Bush pensaba repetir su idea de que 'en una situaci¨®n de emergencia nacional' no se deb¨ªa escatimar nada al Pent¨¢gono, lo que justificaba elevar en 48.000 millones de d¨®lares su presupuesto, hasta casi 400.000 millones: m¨¢s de lo que gastan, sumados, los otros seis ej¨¦rcitos m¨¢s poderosos del mundo.
La oposici¨®n ten¨ªa previsto aplaudirle en ese punto: 'En defensa y pol¨ªtica exterior no hay divisiones partidistas', anunci¨® el l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado, Tom Daschle. Donde pensaban hincar el diente los dem¨®cratas era en las consecuencias dom¨¦sticas de esa generosidad con los militares. En el arranque de su mandato, Bush logr¨® que se aprobara una rebaja de impuestos por un total de 1,3 billones de d¨®lares en una d¨¦cada, justo cuando la econom¨ªa estadounidense se adentraba en una recesi¨®n; los super¨¢vit heredados de Bill Clinton han desaparecido, y la triple combinaci¨®n del gasto en armamento, la reducci¨®n de ingresos fiscales por la crisis y la rebaja de Bush asegura d¨¦ficit presupuestarios en los pr¨®ximos a?os. No quedar¨¢ dinero para los asuntos que, una vez ganada la guerra en Afganist¨¢n, m¨¢s preocupan a los estadounidenses: el paro (en seis meses se han perdido 800.000 empleos) y la reforma de la Seguridad Social.
El propio presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, pareci¨® situarse del lado de los dem¨®cratas el pasado jueves al indicar que el aumento de los d¨¦ficit deb¨ªa evitarse si se deseaba recuperar el crecimiento econ¨®mico y crear empleo.
La imposibilidad de hacer compatibles dos prioridades tan divergentes como una guerra externa y una recesi¨®n interna acab¨® en 1992 con la presidencia de George Bush padre, y George W. Bush es muy consciente del riesgo. La gran cuesti¨®n es si ¨¦l lograr¨¢ cuadrar el c¨ªrculo.
El presidente decidi¨® ampliar su audiencia al difundir su discurso sobre el estado de la Uni¨®n, el m¨¢s importante del a?o, a trav¨¦s de Internet. El parlamento de Bush estaba previsto difundirlo en espa?ol, franc¨¦s, chino mandar¨ªn, ¨¢rabe, ruso y portugu¨¦s. Se trata de la primera vez en que el discurso presidencial contar¨¢ con traducci¨®n oficial en seis de las lenguas m¨¢s habladas en el mundo.
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