La Guardia Civil suprime el arresto domiciliario para frenar el aumento de las bajas psicol¨®gicas
El proyecto de reforma de la ley disciplinaria rebaja la dureza de los castigos
Escribir en la pared el t¨ªtulo de una canci¨®n de Sabina, ensuciar de barro los bajos del coche, mostrar las mangas del jersey por debajo del anorak... Todas estas 'faltas', hoy severamente castigadas en la Guardia Civil, desaparecer¨¢n del nuevo reglamento disciplinario que la Direcci¨®n General est¨¢ elaborando para 'adecuar a la realidad' la normativa del instituto armado. Como primera medida se ha suprimido en la pr¨¢ctica el arresto domiciliario. La desaparici¨®n definitiva de este castigo y el recorte del poder de los mandos son los ejes de esta reforma, informan fuentes oficiales.
Una comisi¨®n de expertos est¨¢ elaborando las l¨ªneas maestras de lo que ser¨¢ el anteproyecto de reforma de Ley Org¨¢nica del Reglamento Disciplinario de la Guardia Civil, cuyos 11 primeros a?os de vigencia han dejado patentes, seg¨²n las citadas fuentes, 'errores de aplicaci¨®n', y que afectar¨¢ principalmente a los art¨ªculos 7 y 8 de la ley, que detallan las faltas leves y graves. Este proyecto de reforma coincide con el incremento de bajas por trastornos psicol¨®gicos en 2001 -un total de 1.780, un 27,2% m¨¢s que el a?o anterior- y las ¨²ltimas tentativas de suicidio denunciadas por la Asociaci¨®n Unificada de la Guardia Civil (AUCG). Este sindicato, inscrito como asociaci¨®n cultural al tener prohibido la Guardia Civil el derecho de sindicaci¨®n, atribuye las anomal¨ªas ps¨ªquicas que padecen los agentes al 'rigor extremo' de las normas disciplinarias y al 'uso arbitrario' que algunos mandos hacen de ellas. Los 73.000 agentes que integran la plantilla de la Guardia Civil est¨¢n sometidos al r¨¦gimen disciplinario militar, aunque las retribuciones y la organizaci¨®n corresponde al Ministerio del Interior.
Cumple y despu¨¦s recurre
El car¨¢cter militar del cuerpo conlleva fuertes sanciones por alteraciones m¨ªnimas del reglamento y la posibilidad de recurrir ¨²nicamente despu¨¦s de cumplida la pena. Esto lo sabe bien M. J. R. J., una agente del servicio antidroga a quien le dijeron nada m¨¢s llegar a la comandancia de Laredo (Asturias): 'Si a un guardia civil se le ordena que se tire a un pozo, lo hace. Y si despu¨¦s cree que la sanci¨®n ha sido injusta, protesta, pero antes se ha tirado al pozo. En caso contrario, no ha comprendido el esp¨ªritu de la Guardia Civil'.
M. J. R. F. se neg¨® el a?o pasado a colaborar en un control de tr¨¢fico, decidido por su jefe de pareja 'sin motivo ninguno'. 'S¨®lo por el deseo de demostrarme una vez m¨¢s qui¨¦n mandaba all¨ª', aduce ella. La negativa le vali¨® la apertura de un expediente por falta grave. La mujer recurri¨® con la ayuda de un abogado, y este gesto fue interpretado como un desaf¨ªo por sus superiores. 'No nos gustan los abogados. En la Guardia Civil los trapos sucios se lavan en casa', le dijeron. Fue condenada a cuatro meses de c¨¢rcel, que cumpli¨® casi ¨ªntegros en la prisi¨®n militar de Alcal¨¢ (Madrid). Sali¨® el pasado junio con una fuerte depresi¨®n.
Ahora, con 29 a?os, est¨¢ retirada, al igual que centenares de guardias que han sobrepasado los dos a?os de baja por alteraciones graves del ¨¢nimo. S¨®lo en Castilla y Le¨®n hay 20 agentes en esta situaci¨®n, los m¨¢s j¨®venes con 27 y 28 a?os.
La prejubilaci¨®n es una de las medidas que la Direcci¨®n General de la Guardia Civil est¨¢ aplicando para librarse de un problema que lleva a?os sin resolver. En 1999, tras una fuerte presi¨®n por parte del Defensor del Pueblo y de la AUGC -18.000 afiliados-, que alertaron sobre el elevado ¨ªndice de trastornos, tentativas y suicidios consumados, la Direcci¨®n General elabor¨® un plan preventivo. Aument¨® la plantilla de psic¨®logos y orden¨® la retirada del arma al primer s¨ªntoma de disfunci¨®n, entre otras medidas. Sin embargo, lejos de reducirse las bajas han aumentado, aunque los suicidios consumados han descendido de los 31 en 1994 a 11 en 2001.
Sin embargo, un recuento efectuado por la AUGC entre octubre y enero revela que tres agentes se quitaron la vida en M¨¢laga, Toledo y Granada y 10 lo intentaron en Ciudad Real, Ja¨¦n, M¨¢laga, Madrid, Ceuta, Navarra, Guadalajara, Asturias, Bilbao y Ja¨¦n. La AUGC atribuye este malestar, que convierte a la Guardia Civil en el colectivo profesional con mayor n¨²mero de bajas por trastornos psicol¨®gicos, a 'la irracionalidad' del reglamento y el 'abuso de los mandos'. La Direcci¨®n General as¨ª lo reconoce impl¨ªcitamente con la reforma que acaba de emprender.
Unos y otros consideran 'insostenible' casos como el de R., una joven destinada en La Salve (Bilbao), suspendida de haberes porque se le atribuye haber escrito el t¨ªtulo de una canci¨®n de Joaqu¨ªn Sabina en la pared de la garita. O el de un guardia civil de Buriel (Burgos), sancionado por haber embarrado los bajos del coche oficial que llev¨® a lavar en un d¨ªa de lluvia a una gasolinera pr¨®xima al puesto. En Ledesma (Salamanca), el motivo de la sanci¨®n fue 'el tono de rebuzno' que el oficial apreci¨® en la pregunta del agente '?qu¨¦ pasa con mis vacaciones?', mientras en Villada (Palencia) el motivo de la sanci¨®n fue dejar a la vista la manga del jersey bajo el anorak.
Llamadas en mitad de la noche
Una queja frecuente entre los guardias civiles es la estrecha vigilancia a que son sometidos cuando presentan el parte del psiquiatra o del tribunal m¨¦dico con el diagn¨®stico de alteraciones graves del estado de ¨¢nimo. La AUGC denuncia que advertencias del tipo 'vete preparando como no te encontremos en casa' son tan habituales, como las llamadas telef¨®nicas por sorpresa a cualquier hora del d¨ªa o la noche, para ser cogidos in fraganti. La Direcci¨®n General de la Guardia Civil admite que hay mandos que, 'aun de buena fe, fiscalizan las bajas porque creen que es un truco' y entiende que 'no deber¨ªan hacerlo, puesto que existe un dictamen m¨¦dico'.Sin embargo, la presi¨®n ha llegado hasta el Defensor del Pueblo, cuyo adjunto, Manuel ?ngel Aguilar, acaba de pedir explicaciones sobre un agente con desdoblamiento de personalidad que ha sido v¨ªctima de numerosos expedientes por 'nimiedades' aun estando de baja. 'Es un contrasentido pretender la curaci¨®n con persecuciones semejantes. S¨®lo se consigue que empeore', comenta. Otros guardias civiles que se sienten tambi¨¦n v¨ªctimas de situaciones vividas como injustas optan por dirigirse al senador socialista Juan Barranco, un pol¨ªtico convertido en el interlocutor de hecho dela discriminaci¨®n econ¨®mica y la falta de democracia interna que vive la Guardia Civil. Uno de los guardias civiles que han recurrido al senador Barranco es Pedro Santos ?lvarez, agente judicial de Palencia que pas¨® en cuesti¨®n de semanas de acumular felicitaciones y medallas al m¨¦rito profesional a convertirse en una especie de apestado. Santos, de 46 a?os, denunci¨® en 1997 supuestas irregularidades en la instrucci¨®n de un proceso judicial. Esta actuaci¨®n le vali¨® la apertura de un expediente tras otro, el m¨¢s grave por haber permitido a un subordinado que se ausentara unas horas del servicio para presentarse a un examen en la Universidad de Valladolid. Tras meses de lo que ¨¦l considera 'cruel acoso moral', le piden ahora cuatro meses de c¨¢rcel porque le atribuyen haber dicho a un brigada: 'C¨ªnico, no tienes cojones'. Prejubilado por baja psicol¨®gica, Pedro Santos espera el indulto del ministro Trillo para no culminar en la c¨¢rcel 23 a?os de vida en la Guardia Civil.
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