Los republicanos, contra la ley de financiaci¨®n electoral en EE UU
La nueva legislaci¨®n pretende limitar las donaciones a los partidos
La C¨¢mara de Representantes se dispon¨ªa esta madrugada a votar varias propuestas que pretenden reformar el sistema de financiaci¨®n de los partidos para limitar la influencia de individuos y empresas en la pol¨ªtica de Washington. La propuesta que contaba con m¨¢s apoyos, presentada por un congresista dem¨®crata y otro republicano, sufr¨ªa a ¨²ltima hora las consecuencias de una vieja maniobra pol¨ªtica de la capital: quienes se oponen a ella presentaron m¨²ltiples enmiendas encaminadas m¨¢s a entorpecer que a mejorar el texto.
La propuesta cuenta con el apoyo de todos los dem¨®cratas y una minor¨ªa de republicanos. En Washington naci¨® la expresi¨®n pol¨ªtica medicamento venenoso: define aquel que se receta con la apariencia de ser beneficioso, pero con el efecto secundario de ser mortal. En el Capitolio, ese medicamento es una enmienda que parece destinada a mejorar una propuesta, pero est¨¢ dise?ada en realidad para hundirla.
Eso es lo que parec¨ªa inevitable a ¨²ltima hora de ayer en torno a la propuesta de ley que pretende reformar el sistema de financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos en EE UU (la votaci¨®n estaba prevista para despu¨¦s de la medianoche en Washington). La ley Shays-Meehan, que toma su nombre de los congresistas que la postulan, el republicano Christopher Shays y el dem¨®crata Marty Meehan, pretende establecer una prohibici¨®n a las donaciones indirectas que cerrar¨ªa un grifo por el que fluyen millones de d¨®lares anuales en contribuciones de individuos, asociaciones, empresas y sindicatos. La propuesta es similar a otra aprobada por el Senado, lo que permitir¨ªa su entrada en vigor casi inmediata con la firma de George W. Bush, que ayer dijo estar dispuesto a rubricar 'cualquier ley que mejore el sistema'.
A Bush no le gusta la ley, pero si llega a su mesa no le quedar¨ªa m¨¢s remedio que firmarla, porque de otro modo traicionar¨ªa una de sus promesas pol¨ªticas m¨¢s repetidas. El presidente prefiere una ley que prohiba donaciones de sindicatos y empresas (especialmente despu¨¦s de las implicaciones pol¨ªticas del caso Enron), pero no de particulares. Es l¨®gico: esas contribuciones representan una buena parte de los 172 millones de d¨®lares que ha recaudado en 2001 el Partido Republicano en forma de lo que se llama dinero blando frente a los 68 millones de los dem¨®cratas.
La financiaci¨®n electoral pa¨ªs s¨®lo permite a los individuos un m¨¢ximo de 1.000 d¨®lares de donativo anual a candidatos o 25.000 a partidos; es el llamado dinero duro, sometido a la luz p¨²blica.
Sin embargo, la Comisi¨®n Electoral Federal cre¨® en 1978 un agujero legal por el que las grandes compa?¨ªas o los contribuyentes m¨¢s generosos pod¨ªan inyectar d¨®lares sin l¨ªmite y sin necesidad de hacerlo p¨²blico. La ley establece que este dinero blando vaya a parar al partido de forma gen¨¦rica, aunque prohibe a las formaciones pol¨ªticas emplearlo directamente en la campa?a electoral de un candidato. Como cabe imaginar, los partidos han encontrado f¨®rmulaspara desviar el dinero.
La ley Shays-Meehan propone doblar el l¨ªmite de las donaciones de dinero duro y prohibir cualquier tipo de regalo en forma de dinero blando, lo que en parte podr¨ªa convertirse en un ant¨ªdoto contra las presiones pol¨ªticas. El Partido Republicano asegura que semejante prohibici¨®n afectar¨ªa tanto a su financiaci¨®n que irremediablemente perder¨ªa las elecciones legislativas de noviembre. Los dem¨®cratas han llegado a proponer que la ley sea aprobada con el compromiso de que no entre en vigor hasta despu¨¦s de noviembre. Y los republicanos, en un ¨²ltimo ejemplo de filibusterismo pol¨ªtico, han respondido con otra propuesta: que la ley entre en vigor hoy mismo.
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