El legado del barman Chicote aflora en Las Rozas
La colecci¨®n de botellas del c¨¦lebre camarero est¨¢ embalada en la localidad madrile?a tras su compra en 1984
La misma bebida que cataran Napole¨®n Bonaparte y Josefina Beauharnais duerme en una nave industrial entre las localidades de Las Matas y Las Rozas. En su sue?o les acompa?a muy cerca una botella de vodka del zar de Todas las Rusias, m¨¢s otra de ron de la que libara en 1896 Eloy Gonzalo, el h¨¦roe madrile?o del Cascorro, en Cuba. No es una enso?aci¨®n: junto a dos de las tres ¨²nicas botellas existentes en el mundo que desde 1802 recuerdan al corso y a su pareja se halla tambi¨¦n, embalado, un recipiente de bebida que el astronauta Neil Armstrong, el primero en pisar la Luna, llev¨® consigo en el Apolo XI en julio de 1969.
?stas, y hasta diez mil joyas m¨¢s, se atesoran en tres contenedores de unas veinte toneladas de peso que alojan un flor¨®n de la historia de Madrid: el Museo Internacional de Bebidas de Perico Chicote. Su paradero, ignorado durante 19 a?os, ya no es un enigma.
El museo contiene desde un vino de Napole¨®n hasta un recipiente llevado a la Luna por Armstrong
Las botellas se encuentran a veces terciadas por la evaporaci¨®n sufrida a lo largo de su azarosa historia. 'Creo que ninguna de las casi 10.000 botellas es potable', comenta con una sonrisa Jos¨¦ Manuel Triana Souto, empresario madrile?o de 68 a?os. Hijo de un abogado y vecino de la calle de N¨²?ez de Balboa, en pleno barrio de Salamanca, Triana vincul¨® su vida a los negocios navales; lleg¨® a ser propietario de cinco navieras. Emprendedor y laborioso, fue posiblemente el primer espa?ol que tuvo la sede internacional de su empresa en la primera de las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, concretamente en la planta 86, treinta a?os atr¨¢s. Un d¨ªa pens¨® en construir un complejo hotelero singular, con restaurante de muchos tenedores. Para su decoraci¨®n anhel¨® contar con una verdadera joya: 'El Museo Internacional de Bebidas de Chicote, ¨²nico en el mundo, me pareci¨® id¨®neo'. Decidi¨® comprarlo. Gast¨® en su empe?¨® 40 millones de pesetas. Era octubre de 1984.
La ocasi¨®n, ¨²nica, se la hab¨ªa brindado un episodio de la atribulada historia de la colecci¨®n de botellas. Su coleccionista, Pedro Chicote Serrano, hab¨ªa nacido en la calle del Lim¨®n de Madrid el 13 de mayo de 1899. Su padre, un humilde empleado de la compa?¨ªa del gas, muri¨® cuando Pedro contaba siete a?os: ¨¦l tuvo que ponerse a trabajar en una taberna del mercado de Mostenses, cerca de la Puerta del Sol; all¨ª atend¨ªa a los pescaderos que paraban de madrugada. S¨®lo consum¨ªan aguardiente contra el fr¨ªo de la amanecida.
Ya desde entonces, Pedrito se atrev¨ªa a sugerirles otras bebidas; mientras, ¨¦l comenzaba a hacer mezclas por su cuenta. Su disposici¨®n para el trabajo y su entusiasmo le llevaron hasta el bar del lujoso hotel Ritz con apenas 17 a?os; all¨ª se desempe?¨® como ayudante de camarero. Un buen d¨ªa del a?o de 1916, tras una recepci¨®n del embajador de Brasil, el diplom¨¢tico, al que el joven trabajador le cay¨® en gracia, le hizo un regalo: una botella de licor Paraty. Su exotismo le fascin¨®. Comenz¨® a coleccionar botellas de todo tipo, preferiblemente licores y cervezas, mientras se iniciaba en un arte cuya maestr¨ªa le llevar¨ªa a convertirse en cabeza de fila del mundo de la restauraci¨®n: los c¨®cteles, de los cuales ide¨® m¨¢s de un centenar. ?sa fue su aut¨¦ntica especialidad. La palabra proced¨ªa, seg¨²n ¨¦l, de una leyenda de granjeros estadounidenses en el siglo XVIII; para otros, de la Marina brit¨¢nica: cocktail era el color de la cola del gallo que adoptaban los atardeceres que presagiaban tormenta, preludio aprovechado por oficiales y mariner¨ªa para tomarse un buen trago.
Chicote se estableci¨® en madrid, en Gran V¨ªa, 12. All¨ª abri¨® un bar de copas al cual comenz¨® a acudir el Madrid de la noche y todo turista que se preciara de serlo. Con el tiempo, entre su clientela figurar¨ªan Onassis, Sinatra, Hemingway, Houston, Sof¨ªa Loren... Agust¨ªn Lara lo nombr¨® en su chotis Madrid. Afable y cosmopolita, Chicote era un singular conseguidor, toda una instituci¨®n en cuatro d¨¦cadas de la historia de Madrid.
'Siempre se preocupaba por sus trabajadores', cuenta Carmen Alonso, hija de Antonio, quien fuera responsable del Museo que Perico Chicote abri¨® en los bajos de su bar en 1931. 'De peque?a sufr¨ª una pleures¨ªa y ¨¦l procur¨® a mi padre la penicilina gracias a la cual sobreviv¨ª', dice.
Chicote muri¨® en 1977 y su museo pas¨® a sus cuatro sobrinos. La colecci¨®n, separada de la marca Museo Chicote, la compr¨® el empresario jerezano Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos en 1979, por 15 millones de pesetas. Tras serle expropiada Rumasa en 1983, ni el Gobierno regional ni el Ayuntamiento de Madrid ni la Direcci¨®n General de Bellas Artes quisieron el museo. Las botellas fueron subastadas. El naviero Triana las compr¨®. En Las Rozas duermen desde entonces.
Haile Selassie, en la Casa de Campo
Las dimensiones reales de la colecci¨®n del Museo Internacional de Bebidas de Perico Chicote son un enigma. En una entrevista al diario Pueblo a finales de los a?os sesenta, el barman madrile?o admit¨ªa haber reunido 18.312 botellas, sobre todo licores. Un poco antes de aquella entrevista, ¨¦l hab¨ªa donado unas 600 botellas a la Escuela de Hosteler¨ªa, en cuyas vitrinas de su sede de la Casa de Campo de Madrid a¨²n pueden contemplarse: destaca una del emperador de Etiop¨ªa, el Negus Haile Selassie. No obstante, salvo una botella que Chicote regalara personalmente al investigador sir Alexander Fleming, el barman madrile?o conserv¨® ¨ªntegra su colecci¨®n. En el a?o 1953, un millonario estadounidense, de apellido Flower, le lleg¨® a ofrecer dos millones de d¨®lares por ella, pero Chicote los rechaz¨® con una sonrisa. Dos a?os despu¨¦s de la muerte de Chicote en la Navidad de 1977, Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos adquiri¨® de los cuatro sobrinos del barman madrile?o el Museo de Bebidas. Por ¨¦l dio 13 millones de pesetas al contado y dos millones m¨¢s tarde. A partir de entonces, ya se hablaba s¨®lo de 10.500 botellas. 'Yo creo que Ruiz-Mateos las orden¨® e inventari¨®, dejando a un lado las botellas que se encontraban en malas condiciones y a?adiendo una espl¨¦ndida colecci¨®n suya, de botellines peque?os', se?ala Jos¨¦ Manuel Triana, su actual propietario. 'En el a?o 2000 recib¨ª una oferta de 150 millones de pesetas por la colecci¨®n, pero no acept¨¦', comenta. Aunque admite: 'Ahora me lo pensar¨ªa'. Un asesor del Ministerio de Cultura insinu¨® que 2.000 botellas de Chicote se hallaban en Detroit (EE UU). Rodrigo Nu?o de C¨¢rcer, c¨®nsul espa?ol en Chicago, lo ignora.
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