El Depor pasea su gloria por Riazor
Miles de personas aclaman en A Coru?a a los h¨¦roes de Chamart¨ªn, que regresaron ayer mismo a los entrenamientos
De la fiesta al tajo sin apenas descanso. El Deportivo celebr¨® por todo lo alto en Madrid su victoria en la final de la Copa del Rey, pero regres¨® a los entrenamientos a las pocas horas de aterrizar, ayer, en A Coru?a y disfrutar de un fugaz recibimiento triunfal. Ante las 8.000 personas que se congregaron al mediod¨ªa en el estadio de Riazor para recibir a los h¨¦roes de Chamart¨ªn, el presidente del club, Augusto C¨¦sar Lendoiro, se ufan¨® de la magnitud de la conquista. '?sta no es un Copa m¨¢s. Hemos ganado la Copa del Centenario del Madrid', proclam¨® ante una multitud que lo acall¨® coreando de nuevo el Cumplea?os feliz. Pero, de inmediato, Lendoiro puso fin a las celebraciones. 'Ya estamos otra vez en jornada de trabajo', advirti¨®. Y los trabajadores, que apenas hab¨ªan dormido, volvieron sin demora a la rutina laboral.
De las muchas p¨¢ginas para la historia que el Depor ha escrito en el ¨²ltimo decenio quiz¨¢ ninguna sea tan perdurable como la que protagoniz¨® el mi¨¦rcoles en Madrid. Cuando en las v¨ªsperas del partido se apelaba al recuerdo del maracanazo, aquel desgarrador drama que sufri¨® Brasil al perder en R¨ªo de Janeiro la final de la Copa del Mundo de 1950 ante Uruguay, era porque se adivinaba la grandeza que podr¨ªa tener un hipot¨¦tico triunfo deportivista frente a toda la leyenda del Madrid. Pero, aun en la hip¨®tesis m¨¢s optimista para el Depor, ning¨²n aficionado blanquiazul pod¨ªa esperar una actuaci¨®n como la que cuaj¨® el cuadro de Javier Irureta.
Y, a pesar de todo eso, el recibimiento al equipo en A Coru?a no tuvo la pasi¨®n ni las multitudinarias dimensiones de la anterior Copa, conquistada en 1995. La afici¨®n empieza a acostumbrarse a los triunfos e incluso uno de tal repercusi¨®n se asume ahora con mayor naturalidad. Parte de la hinchada estaba exhausta por el viaje a Madrid y la llegada del equipo coincidi¨® adem¨¢s con horario laboral. El club puso tambi¨¦n especial cuidado en evitar que esta victoria desestabilice a unos jugadores que a partir de ahora se dedicar¨¢n a luchar por la Liga y la Copa de Europa. De ah¨ª, que las celebraciones oficiales se restringiesen a lo imprescindible para apuntalar los sentimientos de los jugadores y la propia hinchada. Tan discreta result¨® la fiesta que incluso se salt¨® la tradici¨®n de acudir al balc¨®n del Ayuntamiento para dar realce institucional a la conquista.
Todav¨ªa con lega?as en los ojos, los que llegaron a dormir, el Depor aterriz¨® en el aeropuerto coru?¨¦s poco antes de la una de la tarde. Los futbolistas saludaron desde una terraza al millar de aficionados que hab¨ªa acudido a recibirles. Para ofrecer la Copa a la ciudad se escogi¨® Riazor, donde aguardaban 8.000 personas, en su gran mayor¨ªa chicos muy j¨®venes a quienes sus colegios hab¨ªan dado horas libres. En el camino, los ¨ªdolos de la ciudad pudieron ver las inmensas banderas blanquiazules que colgaban de las fachadas de numerosos edificios. Ya en el estadio, los futbolistas dieron la vuelta de honor. El m¨¢s entregado volvi¨® a ser Diego Trist¨¢n, quien, acerc¨¢ndose a la grada, hizo un amago de lanzar el trofeo a la multitud. A la gente la ten¨ªa entregada de antemano. 'En Madrid las campanadas suenan tris-tan', dec¨ªa una de las pancartas entre el p¨²blico. S¨®lo Donato, que anda con muletas por una lesi¨®n, se perdi¨® el ba?o de masas y aguard¨® dentro del recinto leyendo tranquilamente una revista.
Fue un acto breve y austero. Fran, en nombre de la plantilla, e Irureta dieron las gracias a la hinchada, cuyo apoyo en el Bernab¨¦u impresion¨® vivamente a los futbolistas. 'Sin el esfuerzo de todos los que fuisteis a Madrid, probablemente ahora no estar¨ªamos aqu¨ª', afirm¨® Irureta. Para cerrar el acto, Lendoiro, con un timbre de emoci¨®n en su voz, record¨® las resonancias hist¨®ricas del triunfo y emplaz¨® a la afici¨®n al choque de ma?ana en Riazor contra el Rayo Vallecano. 'Os pido que llen¨¦is el estadio y que convirt¨¢is el partido en la verdadera fiesta para celebrar esta gran victoria', apunt¨® el presidente.
Adem¨¢s del compromiso contra el Rayo, el Depor tiene el pr¨®ximo martes otra importante cita en la Liga de Campeones: viaja a Londres para medirse al Arsenal. Con ese enloquecido calendario, no hay tiempo que perder y la plantilla tuvo que regresar a Riazor a las seis y media de la tarde para una suave sesi¨®n de entrenamiento que, tuvo eso s¨ª, una afluencia de p¨²blico excepcional.
Durante las celebraciones de la ma?ana, Fran, que hab¨ªa sido de los primeros en retirarse la noche anterior, confes¨® en pleno c¨¦sped la especial emotividad que encerr¨® para ¨¦l el ritual de subirse al palco de Chamart¨ªn para recibir el trofeo de manos del Rey. En ese momento, Fran no pudo evitar que la memoria le devolviese una imagen de siete a?os atr¨¢s: la de su hermano Jos¨¦ Ram¨®n, entonces capit¨¢n de la plantilla y ahora ya retirado, alzando en el mismo escenario la Copa de 1995, el primer t¨ªtulo de aquel Depor que empezaba a buscarse un hueco entre los grandes, un lugar que ya nadie le va a discutir tras la gesta hist¨®rica del Centenariazo.
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