Sorpresas en el museo antropol¨®gico
Un guanche momificado y un joven pacense de 2,35 metros de estatura figuran entre los fondos del centro
Madrid alberga un museo cient¨ªfico apenas conocido, pero cargado de saberes y sorpresas. Muestra al p¨²blico visiones amenamente explicadas sobre pueblos de tres continentes -algunos remotos- cuyas culturas invitan al estudio e incitan al contraste. Sus cartelas describen relatos de comunidades asi¨¢ticas, africanas y de Am¨¦rica, exhiben sus ¨²tiles, enseres y documentos; explican sus rituales; fundamentan sus creencias e indagan en sus tradiciones, as¨ª como en las prodigiosas invenciones que el genio de cada pueblo se procura en el arte regio de sobrevivir. Se trata del Museo Nacional de Antropolog¨ªa, antes llamado de Etnolog¨ªa.
Como otros museos madrile?os, durante un tiempo permaneci¨® eclipsado por la proximidad del Prado. Sin embargo, la riqueza de sus fondos cient¨ªficos es parangonable a las que, de otra naturaleza, atesoran el Museo Naval, o los de Artes Decorativas, Postal y Telegr¨¢fico o el del Ej¨¦rcito, enclavados todos en el rect¨¢ngulo de Cibeles-Puerta de Alcal¨¢, Jard¨ªn Bot¨¢nico hasta el Observatorio del Retiro, junto al cual se alza. El Museo Nacional de Antropolog¨ªa se encuentra en el arranque de la calle de Alfonso XII, frente a la estaci¨®n de Atocha. Una escalera romana conduce a un p¨®rtico tetr¨¢stilo con columnas griegas y front¨®n. El visitante ha de saber que este museo, hoy estatal y de acceso gratuito, fue en su origen un centro privado vinculado al estudio de la anatom¨ªa, creado por la iniciativa de un m¨¦dico singular, Pedro Gonz¨¢lez de Velasco, conocido en el XIX como el doctor Velasco.
El llamado 'gigante de Extremadura' vendi¨® su cad¨¢ver por 3.000 pesetas antes de morir
De humild¨ªsimo origen -en su ni?ez fue porquero-, hab¨ªa nacido en 1815 en la localidad segoviana de Valseca de Boones; desde edad temprana deslumbr¨® por su laboriosidad e inteligencia. Profes¨® ¨®rdenes religiosas menores, de las que fue dispensado. En 1837 lleg¨® a Madrid. Aqu¨ª trabaj¨® de criado mientras de noche estudiaba Medicina. Su carrera como cirujano fue destellante. As¨ª lo cuenta Pilar Romero de Tejada, antrop¨®loga y directora de este museo herencia de aquel anterior creado por el m¨¦dico segoviano.
En principio, Velasco lo concibi¨® como un gabinete de anatom¨ªa y lo sufrag¨® de su bolsillo. Su inauguraci¨®n, el 29 de abril de 1875, fue presidida por el rey Alfonso XII. Ocupaba un palacio de planta trapezoidal, con dos alturas hacia la calle de Granada, hoy Alfonso XII, y tres hacia el ahora paseo de la Infanta Isabel. Fue construido por el marqu¨¦s de Cubas, amigo del doctor segoviano, quien hab¨ªa seguido el modelo europeo de los gabinetes de curiosidades, t¨ªpico entonces de las grandes metr¨®polis. A la saz¨®n, su museo representaba los tres reinos de la naturaleza, animal, vegetal y mineral, y destac¨® por su atrevida pol¨ªtica de adquisiciones etnogr¨¢ficas.
En un libro de Pilar Romero de Tejada editado en 1992, relata que el doctor Velasco despunt¨® por su militancia cient¨ªfica positivista. Ello le llev¨® a preconizar una did¨¢ctica de la medicina basada en la familiaridad de los alevines de galenos con el cuerpo humano. As¨ª, se opon¨ªa a los c¨¢nones del Antiguo R¨¦gimen basados en un rigor escol¨¢stico impropio de los gabinetes cient¨ªficos.
Por ello, indica Romero de Tejada, fue objeto de persecuci¨®n ideol¨®gica, derivada tambi¨¦n de su destacada participaci¨®n en la revoluci¨®n de 1868, La Gloriosa. 'Cuando una hija suya de 15 a?os muri¨® por la administraci¨®n incorrecta de un antipir¨¦tico -a manos del m¨¦dico, padre de Jacinto Benavente-, Velasco decidi¨® embalsamarla', explica. 'Sus calumniadores propalaron por Madrid la especie de que, preso de devoci¨®n por la difunta hija, a la que idolatraba, la pase¨® muerta en calesa por el Prado e, incluso, la llev¨® a su propio palco en el teatro', cuenta la directora del museo. Las especulaciones le atribuyeron, adem¨¢s, el haberla conservado en formol en el interior del museo, extremo que Romero de Tejada niega. 'Fue enterrada en el cementerio de San Isidro', asegura. La antrop¨®loga ha demostrado que todo fue una vendetta pol¨ªtica trufada de enviadias profesionales, y lucha por rehabilitar al m¨¦dico anatomista.
'Hace un a?o, una se?ora cuyo marido era pariente de la esposa de Velasco, cedi¨® al museo el ¨²nico retrato existente sobre aquella hija prematuramente fallecida', se?ala Romero de Tejada. El ¨®leo muestra una joven de aspecto fr¨¢gil que se exhibe en la Sala de Curiosidades del Museo. En la misma estancia hay dos particularidades: la osamenta de Agust¨ªn Luengo Capilla, denominado El Gigante de Extremadura, un joven pacense nacido en 1849 y muerto en Madrid a los 26 a?os, que en vida alcanz¨® una estatura de 2,35 metros. Su altura y acromegalia proced¨ªan, presumiblemente, de una tumoraci¨®n ¨®sea que aumentaba la emisi¨®n de hormonas de crecimiento y deformaba, por extensi¨®n, cr¨¢neo, ment¨®n y manos. Antes de morir, Velasco le compr¨® su cad¨¢ver por 3.000 pesetas de la ¨¦poca.
A unos metros de Luengo se exhibe la llamada Momia guanche, cad¨¢ver de un lugare?o canario del Barranco de Huerques, en Tenerife. Embalsamado ritualmente en tiempo inmemorial y sepultado en grutas inaccesibles de la isla, lleg¨® al Real Gabinete de Ciencias de Carlos III a partir de 1776. Trasladado en 1895 al museo del doctor Velasco, presenta una momificaci¨®n perfecta, con m¨®rbida mansedumbre gestual. La mayor de las cinco salas del museo alberga una exposici¨®n permanente sobre Filipinas, heredera de la celebrada hace un siglo en el Retiro.
'Este museo posee la mejor biblioteca antropol¨®gica de Espa?a y cuenta con una colecci¨®n de revistas cient¨ªficas ¨²nica en Europa', explica Romero de Tejada. El museo recibe cada a?o unos 60.000 visitantes, en su mayor¨ªa colegiales de la Comunidad de Madrid.
Museo Nacional de Antropolog¨ªa. Entrada gratuita. De martes a s¨¢bado, de 10.00 a 19.30. Domingo, s¨®lo ma?anas. Lunes, cerrado. Alfonso XII, 2.
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