La delincuencia obsesiona a Francia
En un a?o se han producido 2,5 millones de robos, 177.000 arrestos de adolescentes y se han quemado 18.000 coches
?A cu¨¢ntos adolescentes hay que encerrar para acabar con la inseguridad ciudadana? ?sta era la pregunta que pretend¨ªan contestar los candidatos a las elecciones presidenciales en Francia, cuando la carnicer¨ªa de Nanterre, ocurrida la semana pasada, ya ha planteado otra: ?es que no circulan demasiadas armas en este pa¨ªs? Y sin tiempo para responderla, el asesino se suicid¨® cuando estaba bajo custodia de la Polic¨ªa Nacional, lo cual lleva a preguntarse qu¨¦ pasa en un cuerpo de 150.000 miembros, cuyos sindicatos se manifestaron a finales del a?o pasado contra el Gobierno por promover leyes de garant¨ªas a los detenidos.
Como si una mano negra moviera los hilos, la ¨²ltima salvajada se ha cebado en una ciudad de mayor¨ªa comunista, con 85.000 habitantes. Toda Francia siente los ocho asesinatos en el Ayuntamiento de Nanterre como un ataque al s¨ªmbolo democr¨¢tico m¨¢s pr¨®ximo al ciudadano. El suceso de cada semana oculta y agrava el anterior, como si los hechos quisieran dar la raz¨®n a Jacques Chirac y los dirigentes de la derecha, tenaces en denunciar la responsabilidad de Lionel Jospin y del Gobierno de izquierda. Las estad¨ªsticas indican que el n¨²mero de delitos y faltas registrados sobrepas¨® el a?o pasado la cota de los cuatro millones por primera vez.
El n¨²mero de homicidios no crece, pero el problema es el enorme incremento de la peque?a delincuencia, que hace que 2,5 millones de esos hechos sean robos. Los franceses no estaban acostumbrados a colocar rejas en las ventanas de las plantas bajas y los primeros pisos, como pasa en Espa?a, ni a tener que fortificar las farmacias. El problema es que la explosi¨®n de la peque?a delincuencia significa m¨²ltiples agredidos, y eso tiene un gran impacto en la opini¨®n p¨²blica.
No se necesitan grandes armamentos ni mucho dinero: es f¨¢cil llenar de gasolina una botella, meterle un trapo que sirva de mecha y romper las lunas de un coche; desde que el artefacto cae en el interior, tarda un par de minutos en humear. Unos 18.000 veh¨ªculos ardieron el a?o pasado, sobre todo en las noches calientes de los fines de semana y las ¨¦pocas de vacaciones. El fen¨®meno es muy grave en la regi¨®n de Par¨ªs, pero se extiende a lugares tan distantes entre s¨ª como Estrasburgo, Ly¨®n o Nantes.
Quemar coches no implica siempre una violencia irracional: en una cuarta parte de los casos, se trata de veh¨ªculos con los que se han cometido otros delitos, a fin de no dejar huellas a la polic¨ªa. El resto se distribuyen entre vandalismo y represalias por los intentos policiales de reconquistar barrios dif¨ªciles.
'Uno de nuestros grandes problemas es la cantidad de trenes atacados', confiesa Louis Gallois, presidente de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), la poderosa empresa p¨²blica que mueve 4.000 convoyes diarios, convencido de que 'esa violencia es el problema de Francia' porque 'no se apedrean trenes todos los d¨ªas en Espa?a o Italia'.
En el pa¨ªs vecino es un hecho admitido que la violencia de baja intensidad procede de los adolescentes. Sus formas se parecen un poco a la kale borroka que asuela las ciudades vascas, s¨®lo que en Francia nadie los reivindica con pretextos pol¨ªticos. Quincea?eros detenidos por acciones como ¨¦stas explican que incendiar veh¨ªculos es casi una obligaci¨®n, no se puede 'ser alguien' en el barrio si no se participa en el juego.
Algunos soci¨®logos lo explican con el concepto de 'delincuencia l¨²dica'. El a?o pasado se produjeron 177.000 detenciones entre menores de 18 a?os: uno de cada cinco detenidos tiene menos de 18 a?os, sus v¨ªctimas suelen ser otros adolescentes. Robos con violencia, destrucciones de bienes, golpes y heridas, agresiones sexuales no dejan de crecer. Un reciente estudio sociol¨®gico publicado por Le Monde muestra que, a partir de peque?as violencias repetidas muchas veces, el sistema de la 'ley del m¨¢s fuerte', omnipresente entre los adolescentes, conduce a una especie de 'opresi¨®n cotidiana' de unos j¨®venes sobre otros.
Resueltamente, Jacques Chirac y Jean Pierre Chev¨¨nement quieren restablecer los centros de encierro para menores, una instituci¨®n abandonada en 1979. El socialista Lionel Jospin se ha visto obligado a incluir en su programa los centros cerrados para j¨®venes reincidentes, martilleado por las encuestas que sit¨²an la inseguridad ciudadana como el problema n¨²mero uno del pa¨ªs.
En cambio, el fiscal-jefe de Par¨ªs, Jean-Pierre Dinthilac, es de los que mueven la cabeza con un gesto de duda: teme que 'm¨¢s represi¨®n no permitir¨¢ acabar con la violencia'. Pero a menos de tres semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la tentaci¨®n de imponer soluciones del estilo 'ley y orden' es muy fuerte.
Duelo en Nanterre
Unas 14.000 personas que portaban rosas blancas se reunieron ayer en el estadio de la ciudad roja de Nanterre, para rendir un homenaje a los ocho concejales asesinados hace una semana, al t¨¦rmino de una sesi¨®n plenaria de su corporaci¨®n municipal. A pesar de la tristeza, la alcaldesa de la ciudad, Jacqueline Fraysse, que no quiere transformar 'el ayuntamiento en una fortaleza', pidi¨® a las j¨®venes generaciones que retengan de esta tragedia la necesidad de di¨¢logo y reflexi¨®n, a fin de que 'a ning¨²n precio se instalen la demagogia, el ego¨ªsmo y el odio'. Cuando la alcaldesa cit¨® los nombres de los asesinados, la multitud se levant¨® silenciosamente de sus asientos para escuchar el elogio de las cuatro mujeres y de los cuatro hombres muertos, que hizo, sin distinci¨®n de colores pol¨ªticos. La alcaldesa expres¨® de nuevo su 'exigencia' de que se averig¨¹en las condiciones que permitieron al asesino, Richard Durn, obtener las armas con las que mat¨® a los concejales, a pesar de sus antecedentes psiqui¨¢tricos, y suicidarse cuando se encontraba en los locales de la Brigada Criminal de Par¨ªs. 'No por un esp¨ªritu de venganza, sino para contribuir a impedir que otra ciudad u otra asamblea vivan lo que nosotros hemos vivido', argument¨® la alcaldesa, que adem¨¢s es diputada y cardi¨®loga de profesi¨®n. El presidente de la Rep¨²blica, Jacques Chirac, y el primer ministro, Lionel Jospin, observaron una tregua en sus campa?as electorales y se sumaron al acto democr¨¢tico en el estadio de Nanterre.
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