El fiscal de Nueva York acusa a Merrill Lynch de hacer recomendaciones enga?osas
La firma deber¨¢ asegurar que no tiene negocios con las empresas en las que aconseja invertir
Merrill Lynch emit¨ªa recomendaciones p¨²blicas de inversi¨®n basadas m¨¢s en el inter¨¦s de conseguir negocio con la firma promocionada que en velar por el inter¨¦s de los potenciales inversores, seg¨²n el fiscal general de Nueva York, Eliot Spitzer, que acusa al banco de ofrecer asesoramiento sesgado. A partir de ma?ana, y por orden judicial, Merrill Lynch deber¨¢ acompa?ar sus consejos de inversi¨®n de una nota en la que revele la relaci¨®n comercial que mantiene o espera mantener con las empresas analizadas. Las misma medidas pueden extenderse a otras entidades financieras an¨¢logas, tambi¨¦n objeto de investigaci¨®n.
El controvertido papel de los analistas de Wall Street trascendi¨® dram¨¢ticamente con el caso Enron, cuando segu¨ªan recomendando la compra de acciones de la firma de Houston (Tejas), a pesar de unas dificultades financieras que acabaron por llevarla a la ruina. El paroxismo de la disonancia entre realidad contable y especulativa se produjo en la segunda mitad de la pasada d¨¦cada con la burbuja de las empresas puntocom, que lograron miles de millones de inversiones a pesar de estar re?idas con los beneficios. Los analistas las recomendaban febrilmente en p¨²blico a los inversores a pesar de que, como ha descubierto Spitzer tras 10 meses de investigar a Merrill Lynch, esos mismos analistas expresaban en privado dudas sobre el futuro de tales compa?¨ªas.
'Es un enga?o recomendar al p¨²blico determinadas compras cuando la firma sab¨ªa que no eran buenas inversiones y la recomendaci¨®n se deb¨ªa al inter¨¦s de conseguir clientes para su banco de negocios', dice Spitzer. 'Fue una traici¨®n de la confianza depositada en una de las firmas m¨¢s veneradas de Wall Street. Esto debe servir de catalizador para la reforma del sector'.
El conflicto nace de la relaci¨®n entre los departamentos de an¨¢lisis e inversi¨®n de los bancos. Los analistas se sent¨ªan forzados a recomendar las emisiones de acciones y obligaciones de las compa?¨ªas que acud¨ªan a Bolsa para as¨ª atraer hacia su banco la colocaci¨®n y gesti¨®n de ese papel.
Esa conducta 'socava la integridad de los mercados', se?ala Spitzer, quien acompa?¨® el anuncio de las medidas impuestas a Merrill Lynch con ejemplos de c¨®mo recomendaciones de compras de acciones de determinadas sociedades iban acompa?adas en comunicaciones internas entre los analistas de comentarios sobre 'basura' y 'porquer¨ªa'. Seg¨²n el fiscal, estas pr¨¢cticas fraudulentas estaban muy extendidas en el banco. 'No fueron incidentes aislados', dice. 'Ning¨²n responsable tom¨® nunca medidas para solucionar el problema'.
Conflictos de intereses
Merrill Lynch fue el pasado verano la primera compa?¨ªa que prohibi¨® a sus analistas comprar acciones de las empresas que cubr¨ªan, en un intento de paliar conflictos de intereses que Spitzer considera superficial e insuficiente. El banco mantiene que las alegaciones del fiscal general neoyorquino carecen de fundamento y le hacen llegar a conclusiones totalmente equivocadas. 'No vamos a defender vigorosamente', se?ala el banco.
Spitzer mantiene investigaciones abiertas sobre otras firmas de Wall Street que no ha querido identificar. Estas pesquisas podr¨ªan resultar en el descubrimiento de presuntas actuaciones delictivas. A su juicio, los analistas act¨²an poco menos que como agentes de compras de las divisiones bancarias, en vez de mantener su distancia y objetividad, porque sus retribuciones dependen del negocio que atraen para su firma. El fiscal general neoyorquino dice haber intentado infructuosamente durante semanas llegar a un acuerdo con Merrill, que pasaba por la separaci¨®n de la actividad bancaria y la de an¨¢lisis, pero no hubo pacto posible porque la secci¨®n de investigaci¨®n no es financieramente viable como negocio independiente.
La SEC, la comisi¨®n de valores de Estados Unidos, y otros organismos reguladores vienen pidiendo una mayor transparencia en el trabajo de los analistas, pero hasta ahora no se han planteado medidas radicales de cambio que eviten los conflictos de intereses entre las distintas secciones de los bancos.
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