El PSOE intenta poner orden en las primarias
El nuevo censo, con 200.000 militantes menos, beneficia a la direcci¨®n del partido, aseguran los cr¨ªticos
El censo aprobado el viernes por el Comit¨¦ Federal del PSOE reduce la militancia real a 210.000, casi la mitad de lo que se supon¨ªa. Al resto, hasta los 400.000, se les considera ahora simpatizantes sin obligaci¨®n de pago ni derecho a voto en las primarias de las que surgir¨¢n los candidatos a los comicios auton¨®micos y municipales de 2003. El endurecimiento de los requisitos para postularse en las primarias y el censo actualizado, que refuerza el n¨²cleo m¨¢s activo del partido, dificultar¨¢, a juicio de los cr¨ªticos, la presentaci¨®n de aspirantes alternativos a los propuestos por el aparato.
El listado de la verdadera militancia y el cambio en el sistema de recaudaci¨®n refuerzan el poder de la direcci¨®n frente a las agrupaciones, ya que aqu¨¦lla dispondr¨¢ de m¨¢s medios para evitar abusos de caudillos locales y regionales que, seg¨²n los militantes consultados, se beneficiaban del engorde artificial de la militancia para mantener su cuota de representaci¨®n.
El abultamiento de las cifras qued¨® al descubierto en las elecciones internas de 1998, que enfrentaron a Joaqu¨ªn Almunia y Jos¨¦ Borrell. En ellas votaron 210.000 afiliados, el 50% de los censados, la misma cifra que aparece en el nuevo padr¨®n depurado de errores, fallecidos y bajas no tramitadas.
'Se trata de una apuesta por la modernidad', dice Jos¨¦ Blanco, secretario de Organizaci¨®n, que niega que la afiliaci¨®n se haya reducido de hecho a la mitad. 'Lo que sucede es que se ha creado la figura del simpatizante, pero la cifra global es casi la misma'.
La cuota mensual deja de abonarse f¨ªsicamente en las agrupaciones. Ahora se exige el pago en dos giros semestrales a trav¨¦s de domiciliaci¨®n bancaria (que ha generado resistencia en las zonas rurales y entre las personas mayores) y la Ejecutiva Federal dispondr¨¢ del monto total para distribuir las cantidades pactadas entre las organizaciones regionales, provinciales y las agrupaciones, y no al rev¨¦s, como antes. Esta contribuci¨®n de la base representa un quinto del presupuesto del partido; el resto procede de subvenciones por votos y esca?os, 12 millones de euros.
M¨¢s poder para el aparato
El control del nuevo censo refuerza el poder pol¨ªtico del aparato sobre el proceso de las primarias, seg¨²n los cr¨ªticos. A Cipri¨¤ Ciscar, por ejemplo, le negaron el listado en las primarias de la Comunidad Valenciana, hace ocho d¨ªas, y a Joaqu¨ªn Leguina a¨²n no se lo han entregado en Madrid. Sin ese censo es dif¨ªcil obtener el 20% de los avales exigidos.
Con el padr¨®n anterior, abultado en 200.000 militantes al no actualizarse en 20 a?os, se daban dos tipos de fraude: la agrupaci¨®n que imped¨ªa el acceso de nuevos militantes porque su secretario tem¨ªa perder el cargo, y la que disimulaba los impagados y las bajas para mantener, o incrementar, el n¨²mero de delegados en los congresos.
Tras las primarias de 1998 hubo una notable afluencia de aspirantes a militante en todo el Estado, pero fue en Baleares donde se dieron los casos m¨¢s rocambolescos. Algunas agrupaciones rechazaron la afiliaci¨®n en masa. 'Aqu¨ª se entra de uno en uno', dijeron. Pero existe un precedente que alimenta ese temor, las elecciones internas en Marbella. En 1998, el partido de Jes¨²s Gil trat¨® de manipular las primarias del PSOE en esa localidad malague?a para impedir la victoria de Isabel Garc¨ªa Marcos, que impuls¨® las denuncias contra los abusos del hoy ex alcalde. 'Gil infiltr¨® las agrupaciones de Marbella y San Pedro; trat¨® de comprar votos y amenaz¨® a militantes para evitar mi elecci¨®n. Eso es cierto', asegura Garc¨ªa Marcos.
Entre las agrupaciones del segundo tipo, una de las m¨¢s llamativas es la de Laredo, donde 78 militantes fueron inscritos por el aparato sin pasar por la agrupaci¨®n en v¨ªsperas del congreso regional del a?o 2000. Laredo fue la clave en el votaci¨®n que permiti¨®, por cuatro sufragios, al secretario general de Cantabria, Jaime Blanco, conservar el dominio del partido. Entre esos afiliados de ¨²ltima hora se hallaba Juan Ram¨®n L¨®pez Revuelta, ex militante socialista condenado en 1994 por el Tribunal Supremo y que hoy se sienta en la bancada de los Renovadores por Laredo a pesar de pertenecer a esa agrupaci¨®n del PSOE.
Jos¨¦ Mar¨ªa G¨¢ndara, actual secretario de Laredo y condenado en 1994 por prevaricaci¨®n en la misma sentencia, explica: 'Eduardo Alonso imped¨ªa la entrada de nuevos militantes. Es verdad que entramos 78 de golpe, pero ¨¦l tambi¨¦n meti¨® a mucha de su gente. Las dos partes recurrimos a la Ejecutiva Federal, que decidi¨® aceptar a todos. (...) Laredo envi¨® una ¨²nica lista al congreso regional'. ?Se incluy¨® a la gente de Alonso? 'No', responde G¨¢ndara. El caso est¨¢ en los tribunales.
'?sta era una pr¨¢ctica frecuente', dice una fuente socialista, 'las agrupaciones engordaban, adelgazaban o mov¨ªan de un lugar a otro el n¨²mero ficticio de militantes antes de un congreso en funci¨®n de su proximidad al aparato'.
Las primarias se llevar¨¢n a cabo (all¨¢ donde se presente m¨¢s de un candidato) y tendr¨¢n como base el nuevo censo, que los m¨¢s pesimistas aseguran mantiene una desviaci¨®n del 15%. De los 130 ayuntamientos de m¨¢s de 50.000 habitantes en los que puede haber primarias, Jos¨¦ Blanco, secretario de Organizaci¨®n, prev¨¦ elecciones internas en no m¨¢s de 15. De las nueve comunidades aut¨®nomas en liza, s¨®lo se han celebrado en la valenciana, donde gan¨® el candidato de la ejecutiva, Joan Ignasi Pla, con un 75% de los votos, frente a Ciscar, ex secretario de Organizaci¨®n. Cantabria iba a ser un segundo caso, pero el comit¨¦ federal acept¨® que el acuerdo preelectoral con Izquierda Democr¨¢tica de Cantabria supone una de las excepciones contempladas en el reglamento, aunque ning¨²n miembro de esa formaci¨®n encabece la lista.
Para la Comunidad Valenciana, el censo ha supuesto una reducci¨®n significativa de la militancia, al pasar de los 40.000 inscritos a poco m¨¢s de 20.000; en la capital, las diferencias son mayores: los 4.700 de 1998 se quedan en 1.200. 'En Asturias, Madrid y Andaluc¨ªa es donde se ha producido una menor diferencia; en Murcia y Canarias, donde m¨¢s', dice Jos¨¦ Blanco. 'En las zonas en las que la diferencia es menor, se mantiene parte del enga?o', dice otra fuente socialista. En el congreso de Suresnes (1974), la militancia del PSOE apenas llegaba a los 5.000. El gran salto se produce de la mano de Alfonso Guerra en 1979, tras la victoria en las municipales, y, sobre todo, a partir de 1982, donde se superaron los 400.000.
Voluntad democr¨¢tica
'Las primarias son una prueba de la voluntad democr¨¢tica del partido, pero en vez de verlo as¨ª, muchos las consideran una prueba de confrontaci¨®n interna', se queja Jos¨¦ Blanco, en alusi¨®n al PP. Otra fuente socialista afirma que la actual direcci¨®n del partido utiliza un doble lenguaje: 'Defensa p¨²blica de las primarias y trabajo subterr¨¢neo para limitarlas o eliminarlas'. Leguina es otro de los pocos que ha anunciado su intenci¨®n de concurrir y disputar a la aspirante oficial, Trinidad Jim¨¦nez, la candidatura al Ayuntamiento de Madrid. 'Las normas me exigen un 20% de los avales y 15 d¨ªas para conseguirlos; Blanco me ha prometido la entrega del censo para que pueda contactar con la militancia, pero hasta ahora no me ha llegado nada'. El candidato que logre los avales dispondr¨¢ de una semana de campa?a electoral interna (frente a las tres de Borrell y Almunia y las dos de Fernando Mor¨¢n y Leguina). Leguina afirma que esas condiciones se lo ponen muy dif¨ªcil, ya que 'el que act¨²a por libre parece que va en contra de la ejecutiva, (...) que deber¨ªa de ser garante del proceso y no parte interesada'.
Un aspirante a candidato en una regi¨®n dice: 'No es congruente defender una cosa en p¨²blico y otra en privado. Cuando Zapatero gan¨® el congreso por nueve votos y dijo: 'Ser¨¦ el secretario general de las primarias', le cre¨ª. Se pierde cr¨¦dito si tenemos dos lenguajes. Es mejor llenarse de valor y decir que se prefiere el viejo sistema en el que decid¨ªan 200 personas'.
Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n, miembro del ala guerrista, es de esa opini¨®n: 'Un partido serio no hace primarias'. Marug¨¢n, como Leguina, Ciscar y Juan Barranco (el primero en enfrentarse a ese tipo de votaci¨®n interna), admite que el sistema es m¨¢s democr¨¢tico y anima a la militancia y a los votantes, pero al ser aplicado s¨®lo por el PSOE da una ventaja al PP. 'Lo m¨¢s importante', dice Marug¨¢n, 'es que el partido se muestre como un generador de valores, y no como una maquinaria de poder. Los valores provocan ilusi¨®n'.
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