La FAO estudia en Roma c¨®mo combatir el hambre tras el fracaso de lo pactado en 1996
Una persona muere cada cuatro segundos por desnutrici¨®n, la mayor¨ªa ni?os
Las cifras hablan por s¨ª solas. La guerra contra la hambruna en el mundo, liderada por la Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO), que defini¨® su estrategia en Roma, en 1996, no est¨¢ obteniendo los resultados previstos. Una persona muere cada cuatro segundos por desnutrici¨®n, la mayor¨ªa ni?os, mientras 800 millones de seres humanos pasan hambre. El director general de la FAO, Jacques Diouf, ha admitido, en v¨ªsperas de la Cumbre Mundial de la Alimentaci¨®n que se inaugura hoy en Roma, que 'la lucha contra el hambre ha sido un fracaso colectivo'.
Diouf apunta el dedo acusador contra las grandes potencias, que por 'falta de voluntad pol¨ªtica' han desatendido este problema de enorme magnitud moral y econ¨®mica. Al ritmo que llevan las cosas, no se cumplir¨¢ ni remotamente el objetivo fijado hace cinco a?os de reducir a la mitad la cifra de los que pasan hambre en 2015. En cinco a?os apenas se ha logrado rescatar del hambre a seis millones de personas al a?o, frente a los 22 millones anuales que se esperaba poder hacer cuando se fij¨® el objetivo en 1996.
La FAO lamenta que en los ¨²ltimos 10 a?os se hayan reducido en un 45% las ayudas a la agricultura de los pa¨ªses del Tercer Mundo y reclama una inversi¨®n suplementaria de 24.000 millones de d¨®lares para cumplir los modestos objetivos de 1996. Una empresa dif¨ªcil si se tiene en cuenta que los llamamientos de la organizaci¨®n, hechos por el propio Diouf en 2001, reclamando 600 millones de d¨®lares para dos fondos de emergencia apenas fueron escuchados.
Diouf propondr¨¢ una 'alianza internacional' contra el hambre a los 4.000 delegados de 182 pa¨ªses que asistir¨¢n hasta el jueves a esta nueva cumbre, que contar¨¢ con la presencia de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el denostado presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, que compensar¨¢ con su presencia la ausencia de otro l¨ªder de alto perfil pol¨¦mico, Fidel Castro. La Uni¨®n Europea estar¨¢ representada al m¨¢s alto nivel, con el presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, y el presidente espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que preside la UE este semestre. A los delegados se sumar¨¢n tambi¨¦n 200 parlamentarios de todo el mundo y miembros de otras 15 agencias de la ONU.
La iniciativa ser¨¢ seguida 'en paralelo' por representantes de 700 organizaciones no gubernamentales que iniciaron ayer un Foro alternativo a las afueras de la capital italiana, inaugurado por Jacques Diouf. Los alternativos, entre los que figura el franc¨¦s Jos¨¦ Bov¨¦ y miembros de movimientos campesinos, desfilaron el s¨¢bado por el centro de Roma.
Escepticismo
El sentimiento general ante esta nueva maxicumbre es de escepticismo, porque la FAO, con su poderosa estructura burocr¨¢tica, est¨¢ lejos de lograr los resultados que inspiraron su creaci¨®n en 1945, es decir, extender las t¨¦cnicas agr¨ªcolas en el mundo y ayudar a la alimentaci¨®n de las capas menos favorecidas del planeta. Parad¨®jicamente, hoy son las ONG los jueces m¨¢s ben¨¦volos con el gigante alimentario. 'Es una productora indispensable de estrategias y conocimientos', explica Jean Marc van der Weid, de la organizaci¨®n Collectife Strategies Allimentaire, que participa en el Foro alternativo. 'Su debilidad procede de sus socios, los Gobiernos. En 1996 se aprobaron m¨¢s de 200 objetivos y demasiado vagos. Esperemos que en esta ocasi¨®n prometan menos cosas, pero las mantengan', a?ade.
En la cumbre se enfrentar¨¢n dos concepciones del desarrollo agr¨ªcola para hacer frente al hambre. Por un lado, la de los pa¨ªses anglosajones, Canad¨¢, Australia, Reino Unido y, sobre todo, Estados Unidos, que insisten en liberalizar el comercio de alimentos transg¨¦nicos. Una posici¨®n a la que se ha sumado tambi¨¦n Argentina. Por otra parte, el grueso de los pa¨ªses europeos, partidarios, en distinto grado, de mantener los niveles de calidad altos y proteger la biodiversidad.
Planteada en los t¨¦rminos actuales, la batalla contra el hambre se arriesga nuevamente a ser un esfuerzo fallido, opina Jeremy Rifkind, presidente de la Foundation in Economics Trends, de Washington. El problema radica en los h¨¢bitos alimentarios de los pa¨ªses ricos, lo que Rifkind denomina 'la sociedad de la hamburguesa'. La demanda de carne en esos pa¨ªses ha determinado el uso masivo de tierras cultivables para la alimentaci¨®n del ganado y no de los humanos. Seg¨²n datos que el famoso estudioso publica en el semanario italiano L'Espresso, el 36% de los cultivos en todo el mundo se dedican a las plantas forrajeras. La cifra se dispara al 70% en Estados Unidos. De esta forma se produce una situaci¨®n parad¨®jica. M¨¢s de 800 millones de seres humanos se ven condenados al hambre en el Tercer Mundo porque el grano que servir¨ªa para alimentarles se destina a nutrir animales con destino a los mataderos del mundo rico.
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