El pac¨ªfico 'tigre Kahn'
El guardameta germano, quiz¨¢ ayudado por Maier, ha controlado un temperamento que le llev¨® a cometer errores groseros
Hay algo de especial en la porter¨ªa alemana. Oliver Kahn est¨¢ hecho un tigre frente a la atenta mirada de Sepp Maier, el legendario portero del Bayern M¨²nich, ahora entrenador de los guardametas de la selecci¨®n alemana. Envejecido, con una vieja relaci¨®n con el alcohol que se le nota en el rostro, Maier no ha tenido la clase de vida de Beckenbauer, Rumenigge o Hoeness, sus compa?eros en el equipo b¨¢varo y ahora perfectamente situados en la c¨²pula directiva del Bayern. Maier desapareci¨® de la escena del f¨²tbol durante a?os, y por eso produce satisfacci¨®n verle con la selecci¨®n alemana, cuidando, quiz¨¢ adiestrando, al decisivo Kahn, que tan s¨®lo ha recibido dos goles -uno frente a Irlanda, otro ante Camer¨²n- y ha determinado la buena fortuna de Alemania en los partidos contra Paraguay, Estados Unidos y Corea del Sur.
Kahn intercept¨® dos remates espectaculares de los delanteros paraguayos en un partido que se decidi¨® en el ¨²ltimo minuto con el tanto de Neuville. Con los norteamericanos se super¨®: dos veces intuy¨® los tiros mortales de Donovan, adem¨¢s de provocar la frustraci¨®n de los estadounidenses con intervenciones espl¨¦ndidas. Ante Corea, s¨®lo apareci¨® una vez en un partido en el que s¨®lo se vieron dos oportunidades. Alemania aprovech¨® la suya; Kahn rechaz¨® la de los coreanos apenas comenzado el encuentro. Los alemanes han llegado a la final con lo justo: un poco de Ballack, otro poco de Schneider, la firmeza de los centrales y el excelente momento de Kahn.
Al portero alem¨¢n le va mejor el tono sereno que ha ofrecido en este Mundial. Durante muchos a?os perteneci¨® a la estirpe de porteros alemanes que son m¨¢s famosos por su altaner¨ªa que por su talento. A Kahn se le valoraba su desafiante car¨¢cter, la clase de tipo insoportable al que se le perdona por el hecho de ser portero. ?l dice que s¨®lo se trata de un impulso competitivo. Nunca fue el mejor. De ni?o era suplente; de juvenil nadie esperaba gran cosa de ¨¦l; tard¨® en hacerse con la titularidad en el Borussia de Dortmund, y ahora juega su primer Mundial como titular a los 34 a?os de edad. Tuvo que competir y ganarse poco a poco el prestigio como guardameta.
'Por las noches mord¨ªa la almohada y por las ma?anas sal¨ªa con la mejor sonrisa posible', dice Kahn de los dos Mundiales anteriores. En realidad, no sol¨ªa contenerse tanto. Su car¨¢cter le gast¨® malas pasadas en varias ocasiones. Dos de sus ex compa?eros en el Borussia Dortmund, Herrlich y Chapuisat, tuvieron que padecer a Mad Kahn. A Herrlich le tir¨® un bocado y a Chapuisat le sacudi¨® con una muy comentada patada de kung-fu. En sus horas libres era bastante m¨¢s tranquilo. Desde hace a?os es un entusiasta de los libros de psicolog¨ªa y un experto en cuestiones de econom¨ªa. Pero en el campo lleg¨® a convertirse en el objeto de burla de los principales c¨®micos de su pa¨ªs. Caricaturizarle era sencillo: un futbolista al borde de un ataque de nervios.
En los ¨²ltimos meses parece m¨¢s calmado. Y en el Mundial no ha provocado ninguno de los tormentosos incidentes que le hicieron famoso. Quiz¨¢ Maier le ayude a relajarse, a controlar un temperamento que le sirvi¨® para alcanzar cotas imprevistas como portero, pero tambi¨¦n para fastidiarle por una tendencia a cometer errores groseros.
En lo b¨¢sico es el mismo portero de siempre: m¨¢s confiado cuando juega cerca de la raya de gol que en los espacios abiertos del ¨¢rea. El cambio est¨¢ en su actitud. El antiguo pendenciero se ha convertido en el sereno guardi¨¢n de la puerta alemana. Lo ha hecho con tanto ¨¦xito que Alemania probablemente est¨¦ en la final gracias a ¨¦l.
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