El Tigre, al acecho

La soleada playa de Muirfield, en calma, sin una brizna de aire, volvi¨® a repartir suerte en la primera jornada del Open a un modesto trabajador, a un semidesconocido al que la dureza del recorrido, seguramente, devolver¨¢ a la caverna de la clasificaci¨®n con el paso de los d¨ªas. Ayer, el turno fue para Duffy Waldorf, un psic¨®logo californiano de 39 a?os aficionado a los buenos vinos y con un dudoso gusto por lucir camisas de corte hawaiano, que firm¨® una excelente ronda de 67 golpes, cuatro bajo par. Junto a Waldorf, empatados, un ilustre, el tambi¨¦n estadounidense David Toms, ganador del torneo de la PGA el a?o pasado y el joven sueco Petterson, de 25 a?os. Los nombres propios, los pesos pesados, no andan lejos. Tiger Woods, por ejemplo, firm¨® una tarjeta de un golpe bajo par. Duval, el ¨²ltimo ganador, se qued¨® en un discreto golpe sobre el par del campo. Sergio Garc¨ªa fue el mejor espa?ol, firmando tablas con el campo. Olazabal sum¨® dos golpes sobre el par, igual que Jim¨¦nez y el inexperto Larraz¨¢bal, seis.

Woods, que se enfrenta al reto de vencer su segundo Abierto Brit¨¢nico (gan¨® en 2000) y de imponerse en su tercer grande consecutivo, no tuvo problemas para llegar a green. Con la mira bien ajustada, el 'Tigre' apenas tuvo que rebuscar entre la maleza que acota las estrechas calles de Muirfield. 'Estoy muy contento con mi juego, lo que pasa es que a veces la pelota no quiere entrar en el agujero', explic¨® el californiano, que achac¨® su tanteo al poco acierto con el putt a pesar de que su juego largo fue impecable. 'Cualquier resultado por debajo del par es bueno', asegur¨®, recordando que la victoria en los links brit¨¢nicos se firma con una tarjeta discreta, sin los espectaculares registros que permiten las anchas calles arboladas y la longitud de los campos estadounidenses. En Muirfield lo esencial es poner la pelota en la calle y despu¨¦s rezar por tener un buen d¨ªa con el putt.

Algo que no le sucedi¨® a Sergio Garc¨ªa. El 'Ni?o' tuvo bastante mala suerte en los greenes e incluso firm¨® un doble boogey en un par tres tras varias visitas a uno de los profundos hoyos que hacen las veces de b¨²nker en Muirfield. Olazabal, muy sobrio pero timorato y miedoso, demasiado conservador y gris, s¨®lo pudo hacer un birdie en todo su recorrido. Una inoportuna salida fuera de la calle en el hoyo 14, que enterr¨® la bola del guipuzcoano en la hierba alta, supuso su segundo bogey y firmar una discreta primera actuaci¨®n. No fue una excepci¨®n, el jugador vasco s¨®lo consigui¨® mantenerse en la calle en seis ocasiones.