Penti hace de la astucia un arte
El sevillano gan¨® un gran 3.000 obst¨¢culos en el que Berlanas fue bronce
?Qu¨¦ locura! Los atletas salen de la r¨ªa, salpicados, el agua mezclado con el sudor, empapados, y las cosas parecen claras. Faltan 130 metros. Simon Vroemen, el holand¨¦s, el favorito, el veterano que a los 33 a?os ha logrado una marca de nivel africano (8.06m), pasa bien el obst¨¢culo, entra con ventaja en la ¨²ltima recta; detr¨¢s de ¨¦l, Berlanas, que hasta entonces ha sido su sombra, se despega un poco, sale lento, las piernas se le doblan; y m¨¢s all¨¢, recuperando, echando vapor por las narices, todo arrojo y velocidad, llega Penti, pero est¨¢ demasiado lejos. O eso parece. Y adem¨¢s tambi¨¦n est¨¢ en el grupo el franc¨¦s Tahri, el ¨²nico africano-africano de todos, con lo que eso significa. Todo parece decidido. ?O no? Es incre¨ªble, llegan a la ¨²ltima valla, a 60 metros de la llegada y Vroemen empieza a quedarse sin fuelle, empieza a pensar lento, toma decisiones equivocadas. Demasiado agotado para actuar por instinto, se abre a la calle dos (pensaba que el peligro llegaba por all¨ª, que Luismi ser¨ªa r¨¢pido y Tahri tambi¨¦n) y se olvida de la uno, deja abierta la puerta de su casa. Por all¨ª, volando, que para eso ¨¦l mismo se proclama 'el rey de la r¨ªa a meta', entra Penti, que no se lo piensa dos veces. Y cuando Vroemen, ya lento, intenta cerrar la puerta es tarde. 'Y si lo hace le doy un codazo que le mando a la calle ocho', exagera Penti. Pero no hace falta. El 3.000 obst¨¢culos, una de las pruebas que con m¨¢s regularidad y perseverancia se ha trabajado el atletismo espa?ol ya tiene su oro, y tambi¨¦n su bronce, que el fondo siempre llega con las medallas a pares.
Sin kenianos, dicen los especialistas del 3.000 obst¨¢culos, es muy dif¨ªcil correr. Cuando ellos est¨¢n, se lo dan todo hecho a los pobres blancos, a los europeos que se encuentran con ellos en fila, marcando un ritmo de infierno, y s¨®lo tienen que ubicarse donde pueden, seguir hasta donde pueden y mejorar poco a poco sus marcas, que es lo que importa, y no la victoria, que es imposible. Pero en un Campeonato de Europa no hay kenianos, hay pobres europeos que, por fin, van a jugarse entre ellos la gloria de la victoria, y entonces es cuando tienen que mostrar que saben correr en todos los sentidos.
Pero llega la final, gana Penti y la gente habla de carrera t¨¢ctica, cuando m¨¢s que nada fue la carrera de los errores y el triunfo de la astucia y la decisi¨®n de un sevillano que se reivindica l¨ªder del poder andaluz o, como ustedes prefieran, del frente cuco. 'Yo me qued¨¦ al fallo, que al final alguien siempre comete errores y hay que saber aprovecharlos', dijo Penti. 'Eso es ser cuco'.
Y luego dicen que la t¨¢ctica es importante. Quiz¨¢s no lo sea tanto como la maquinilla de rapar de Chema Mart¨ªnez. El campe¨®n de Europa de los 10.000 se volvi¨® el viernes a Madrid, pero antes de marcharse abri¨® su neceser, sac¨® la maquinilla y se la entreg¨®, como quien pasa un testigo, o as¨ª, a Antonio Jim¨¦nez, Penti, el atleta del Aljarafe que le hab¨ªa prometido que se rapar¨ªa igual que ¨¦l para la final de los 3.000 obst¨¢culos.
Rapado como Chema, Penti gan¨®, y en el podio, despu¨¦s de que le colgaran la medalla de oro al cuello, se acerc¨® a entregarle el ramo de flores y el peluche de la mascota otro rapado como Chema y como ¨¦l, el m¨ªtico Francesco Panetta, un italiano de Sicilia que fue de los primeros que dijo que eso de las t¨¢cticas es un camelo. Panetta, conocido como El Africano, se escap¨® en la primera vuelta y sigui¨® dando vueltas, solo, delante, hasta el final. Nadie le cogi¨®. As¨ª que cuando ayer, cumplidos s¨®lo 600 metros, se escap¨® Luismi Berlanas, que se considera africano y admira a Panetta, y se emocion¨® cuando Panetta le dio el ramo del bronce, alguien dijo, 'ah¨ª va, Panetta'. Pero no. No era una locura ni un s¨¢lvese quien pueda, el movimiento del atleta de San Mart¨ªn de Valdeiglesias fue de las pocas maniobras t¨¢cticas con sentido que se dieron en la prueba.
Berlanas, que hab¨ªa sido cuarto en el ¨²ltimo Europeo, quinto en los ¨²ltimos Juegos (tras cuatro africanos) y cuarto en el ¨²ltimo Mundial, necesitaba un ritmo r¨¢pido, quer¨ªa una carrera de desgaste, que los r¨¢pidos se quedaran sin piernas, porque ¨¦l, despu¨¦s de un invierno horroroso, llegaba sin su quinta marcha, sin el turbo, y poco podr¨ªa hacer frente a los lanzados si alguien no los castigaba antes. Eliseo Mart¨ªn, el aragon¨¦s que qued¨® quinto y que por all¨ª andaba, cuenta que aquello no fue una buena idea. 'Lo suyo fue un cambio innecesario y, de una manera regular y tranquila nos pusimos enseguida a su rebufo'. Luismi quiso simplemente acelerar el ritmo, lo que no consigui¨® porque nadie quiso aceptar su invitaci¨®n. Al contrario, Penti, que quer¨ªa una carrera m¨¢s lenta, fue el primero que sali¨® a neutralizarle. A Penti le gusta el pelot¨®n, la lucha por la posici¨®n, correr agazapado, ah¨ª se crece, ah¨ª ahorra. Y aunque se despiste y parezca que se equivoca, cuando Vroemen ataca, a falta de 300 metros, ¨¦l est¨¢ atr¨¢s, tan lejos que parece imposible recuperar, qu¨¦ error; el holand¨¦s le saca 30 metros en la recta de enfrente; el holand¨¦s le saca 10 al entrar en la ¨²ltima curva; el holand¨¦s le saca cuatro al saltar la r¨ªa. 'Pero a partir de ah¨ª nadie me para', dijo Penti. Nadie le par¨®.
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