P¨¦rez-Reverte lleva 'La reina del sur' a tierra de 'narcos', donde se inspir¨® la obra
El escritor se declara enamorado de M¨¦xico y facultado, por tanto, para hablar de sus lacras
Arturo P¨¦rez-Reverte se encaminaba hacia el Casino Cultural de Culiac¨¢n para presentar La reina del sur (Alfaguara) cuando alguien le sali¨® al paso con un aviso: 'Soy mexicano, y si ofendes a M¨¦xico, atente a las consecuencias'. La noche del viernes, en la capital del Estado de Sinaloa, tierra de gente decente, de narcos y de avisos, el escritor no quiso ofender y se declar¨® enamorado de M¨¦xico y facultado, por tanto, para hablar de las lacras y virtudes del pa¨ªs que inspir¨® su ¨²ltima obra: 'No es una novela sobre el narco, es un viaje al coraz¨®n de Teresa Mendoza'.
Una capilla del bandido generoso Jes¨²s Malverde, honrado con cuarenta lamparillas y el agradecimiento de las familias sinaolenses encomendadas a su amparo, -'gracias por hacer que mi esposo regrese al buen camino'-, presidieron el acto. La escenograf¨ªa incluy¨® una banda de mariachis, actores que dieron vida a la protagonista, a un jefe mafioso y a dos de sus pistoleros, arma el cinto y chamarra de cuero, y dos mesas de cantina. Sobre ella, saboreando tequila, Reverte y los escritores y periodistas C¨¦sar G¨¹emes, Elmer Mendoza y Julio Bernal, sus carnales de Culiac¨¢n, conversaron sobre el libro.
Cerca de 400 personas, distribuidas en mesas, colmaron el sal¨®n, y hubo profusi¨®n de cervezas, de aplausos y corridos, uno especial. 'El corrido de Arturo P¨¦rez-Reverte, el ¨²nico escritor, ni Carlos Fuentes, ni Octavio Paz..., que tiene un corrido', destac¨® Robles. 'Gracias a la virgen de la Macarena y a Malverde por mi regreso a Culiac¨¢n. A. P. Reverte', bromeaba una de las dedicatorias al bandido. Coincidiendo con el regreso del autor al noroeste bronco, el narcotr¨¢fico reventaba a puntapi¨¦s y a balazos a un ex jefe policial y agotaba varios peines de fusil de asalto en otros ajustes de cuentas.
Un peri¨®dico local abri¨® la portada del viernes con Balacera en la Chapultepec, y otro dio cuenta del ametrallamiento y muerte de un empresario, titulares muy parecidos a los que recibieron al escritor hace casi tres a?os durante su primera visita a Culiac¨¢n en busca de escenarios. 'Yo no he inventado nada, ni quiero ofender sino ayudar a reflexionar, pero el d¨ªa que llegu¨¦ a Sinaloa mataron a 15, y el d¨ªa que me fui le pegaron 60 tiros a un polic¨ªa'. P¨¦rez-Reverte admiti¨® haber tenido 'los prejuicios normales' hacia un Estado que es sede de uno de los principales carteles de M¨¦xico, pero el conocimiento corrigi¨® su opini¨®n. 'El narco es s¨®lo una parte'. La violencia es s¨®lo una parte de Sinaloa, pero determina su imagen. 'No podemos quejarnos con P¨¦rez-Reverte y reclamarle qu¨¦ flaco favor nos ha hecho con escribir esta ¨²ltima novela', que tendr¨¢ proyecci¨®n internacional, escrib¨ªa ayer en Noroeste Arturo Santamar¨ªa G¨®mez. 'Pareciera que lo m¨¢s original que ha creado Sinaloa es precisamente la narcocultura. Y si hay que echarle la culpa a alguien ser¨¢ a nosotros mismos'. El autor evit¨® cualquier juicio moral sobre el narcotr¨¢fico para permitir, dijo, que el lector extraiga sus conclusiones. 'En la novela no juzgo si el narco es bueno o malo. Soy un novelista que paseo mi personaje por un mundo que ya existe'.
Los 25.000 ejemplares de la primera edici¨®n se venden r¨¢pidamente, seg¨²n portavoces de Alfaguara, y la cola para firmar aut¨®grafos se amontonaba la noche de la declaraci¨®n de amor a M¨¦xico, al t¨¦rmino de una tertulia en la que Reverte reiter¨® sus convicciones: las turbiedades, las sombras y la violencia conviven con la lealtad, la dignidad y el honor, 'y como en el caso de Teresa Mendoza, en la parte oculta de la vida es posible descubrir virtudes y valores que salvan a ese mexicano'. Un admirador le hizo el mejor cumplido: 'Teresa Mendoza soy yo, son muchas mujeres. Es el mexicano'.
Prohibir la radiodifusi¨®n
Arturo P¨¦rez-Reverte se manifest¨® a favor de prohibir la radiodifusi¨®n de los narcocorridos, para evitar que su enga?osa ¨¦pica cause estragos entre los chavales desorientados o sin futuro, pero pidi¨® no abdicar de un profundo estudio acad¨¦mico sobre el fen¨®meno que, en buena medida, ha estructurado el ritmo de su novela. 'Qued¨¦ fascinado por la potencia narrativa del corrido'. Sus contertulios le preguntaron sobre las claves para, con un promedio de diez en Sinaloa investigar, hubiera acertado con la personalidad de la gente y su singular lenguaje. 'Le¨ª tus libros como libros de texto. Gracias a ti', le espet¨® a Elmer Menzoza. '?C¨®mo te sientes maestro?'.
La lectura de la documentaci¨®n disponible, y la atenci¨®n prestada al habla popular y al mundo de las cantinas de Culiac¨¢n, 'a las que entraba con el respeto de una iglesia', complementaron el aprendizaje. Las ¨²ltimas palabras del escritor, cuando la gente ya se levantaba de sus asientos, fueron para la persona que le amenaz¨® amablemente antes de entrar en el casino. 'Me hubiera gustado decirle que esta novela no la ha escrito un pinche gachup¨ªn. La ha escrito un mexicano que tiene derecho a hablar de su patria en Espa?a o en M¨¦xico'.
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