Espa?a eleva sus relaciones institucionales con Argelia al mismo nivel que las de Marruecos
El Gobierno dice que la firma del acuerdo de amistad y cooperaci¨®n es ajena a la crisis con Rabat
El Gobierno elevar¨¢ ma?ana el marco de sus relaciones institucionales, pol¨ªticas y econ¨®micas con Argelia, mediante la firma de un Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperaci¨®n similar al concluido con Marruecos en 1991. El presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, llegar¨¢ hoy a Madrid con ese motivo e iniciar¨¢ su primera visita de Estado a Espa?a. Esta elevaci¨®n del nivel de las relaciones hispano-argelinas es paralela al estrechamiento de los lazos de Argel con la UE y EE UU, especialmente tras el 11 de septiembre de 2001, pero coincide tambi¨¦n con la peor crisis no b¨¦lica que se recuerda entre Espa?a y Marruecos. Fuentes diplom¨¢ticas autorizadas aseguran que no hay ninguna relaci¨®n entre ambos hechos.
Algunos diarios marroqu¨ªes, incluido L'Opinion , ¨®rgano del partido nacionalista Istiqlal, el segundo m¨¢s votado en las elecciones del pasado 27 de septiembre, han expresado, sin embargo, incluso estos ¨²ltimos d¨ªas, recelos ante la acogida de Bouteflika en Espa?a y sospechas de que el Goabierno de Madrid quiere dar una lecci¨®n a Rabat con la firma de este acuerdo.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores insisten, por el contrario, en que 'ni esta visita ni sus resultados tiene nada que ver con la coyuntura actual con Marruecos, y ello es evidente porque se empez¨® a gestar en julio del 2000, durante la visita del presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a Argelia, cuando las relaciones hispano-marroqu¨ªes no eran las actuales'. 'Las autoridades marroqu¨ªes saben perfectamente que esta visita est¨¢ programada desde hace a?o y medio y es de esperar que no provoque ning¨²n incidente, ya que lo contrario implicar¨ªa una interpretaci¨®n incorrecta de la pol¨ªtica exterior espa?ola', a?aden dichas fuentes.
Para la diplomacia espa?ola, la aproximaci¨®n al Magreb debe ser 'global y no de equilibrios', buscando la mejor relaci¨®n posible con cada pa¨ªs. Espa?a firm¨® un acuerdo de amistad y cooperaci¨®n con T¨²nez en 1995, adem¨¢s de con Marruecos, as¨ª que Argelia era el ¨²nico pa¨ªs importante de la zona que no ten¨ªa este marco de relaciones caracterizado por una cumbre bilateral anual e instrumentos reforzados de cooperaci¨®n. Las relaciones econ¨®micas con Libia y Mauritania son muy inferiores.
En medios diplom¨¢ticos espa?olas se sostiene, adem¨¢s, que las relaciones de Espa?a con Argelia y Marruecos no pueden plantearse como competitivas, pues no lo son los respectivos flujos econ¨®micos. Las balanzas comerciales con ambos pa¨ªses dan saldos globales similares, en torno a los 2.700 millones de euros, aunque es posible que la marroqu¨ª sufra este a?o como consecuencia de la crisis pol¨ªtica. Pero su composici¨®n es absolutamente distinta, y no son sustituibles. Las partidas fundamentales con Marruecos han sido productos de la pesca y textiles, mientras que el 98% de las importaciones espa?olas de Argelia son gas y petr¨®leo.
Ni hay combustibles minerales marroqu¨ªes capaces de competir con los argelinos, ni aguas territoriales argelinas capaces de dar un alivio significativo a la flota espa?ola. La legislaci¨®n pesquera argelina plantea, por otra parte, problemas a los patrones espa?oles que, de momento, mantienen s¨®lo 11 empresas mixtas activas en Argelia y extraen apenas 60.000 toneladas de pescado de las 160.000 que autorizan los acuerdos vigentes.
Conflicto del S¨¢hara
En t¨¦rminos de inversiones, la superioridad marroqu¨ª es incontestable, por encima de los 100 millones de euros anuales, mientras que las inversiones espa?olas en Argelia o a la inversa son insignificantes. De este dato, y de que la renta per c¨¢pita argelina super¨® a la marroqu¨ª en unos 700 d¨®lares en 2001, deducen los analistas que la cooperaci¨®n con Argelia dif¨ªcilmente podr¨¢ alcanzar a la de Marruecos, primer receptor de la cooperaci¨®n espa?ola.
Pero las relaciones pol¨ªticas siguen su propio impulso. El conflicto del S¨¢hara ha sido un factor de cohesi¨®n en las relaciones hispano-argelinas, por la misma raz¨®n que ha perturbado las relaciones hispano-marroqu¨ªes. En v¨ªsperas de sentarse en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el ex secretario de Estado norteamericano James Baker deber¨¢ presentar un nuevo plan de paz antes del 31 de enero, el Gobierno espa?ol sostiene que apoyar¨¢ ninguna soluci¨®n que no sea aceptada por el Frente Polisario.
No obstante, la continuidad de las relaciones hispano-argelinas se explica, sobre todo, por el valor estrat¨¦gico de los productos energ¨¦ticos. De ah¨ª que, en 1994, cuando eran peores las sospechas de guerra sucia contra el terrorismo isl¨¢mico, los Reyes inauguraran solemnemente el primer gasoducto con Argelia -ahora hay un segundo en estudio- o que Aznar fuera el primer l¨ªder europeo que visit¨® a Bouteflika en Argel tras su pol¨¦mica elecci¨®n en 1999.
Luego Bouteflika fue recibido por George Bush en la Casa Blanca y firm¨® el Acuerdo de Asociaci¨®n de Argelia con la UE en Valencia, durante la cumbre euromediterr¨¢nea del pasado mayo. Tanto EE UU como la UE reconocen que Bouteflika est¨¢ jugando con limpieza democr¨¢tica, aunque ni el m¨¢s de 50% de abstenci¨®n registrado en las elecciones legislativas de mayo ni, sobre todo, las abultadas cifras muertos que se siguen registrando indiquen que su plan de reconciliaci¨®n se imponga a corto plazo.
En esas circunstancias, el presidente argelino ha dicho que espera de Espa?a cooperaci¨®n antiterrorista -firmar¨¢ en Madrid un acuerdo de ayuda judicial- y econ¨®mica. Aznar ha insistido tambi¨¦n en el terrorismo y ha dicho que no le importar¨ªa que el comercio hispano-argelino se reactive hasta compensar el abultado d¨¦ficit que las importaciones de gas suponen para Espa?a.
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