El obispo de C¨®rdoba cree escandalosa la p¨®liza de Castillejo
"?ste es el ¨²nico medio que tengo ante la intoxicaci¨®n permanente que se hace desde la presidencia de Cajasur"
Texto ¨ªntegro del documento que hizo p¨²blico ayer el obispo de C¨®rdoba, Javier Mart¨ªnez.
"Nueva nota aclaratoria del obispo de C¨®rdoba respecto a Cajasur, especialmente, tras la aprobaci¨®n en el Consejo de Administraci¨®n, el pasado 3 de diciembre, de una propuesta de modificaci¨®n de los estatutos de la caja.
Los ¨²ltimos acontecimientos en torno a Cajasur, y especialmente la aprobaci¨®n el pasado 3 de diciembre de una propuesta de modificaci¨®n de los estatutos de la caja, as¨ª como diversas intervenciones de algunas personas en los medios de comunicaci¨®n en relaci¨®n con mis actuaciones, me obligan de nuevo, como obispo de C¨®rdoba, a clarificar ciertos extremos importantes de este asunto en relaci¨®n con la Iglesia.
No pueden unos sacerdotes vincular Cajasur con un determinado partido
Esos procedimientos producen irritaci¨®n extrema y justifican el odio a la Iglesia
El resultado es una situaci¨®n de esc¨¢ndalo p¨²blico muy grave y de deterioro de la Iglesia
Hay esc¨¢ndalo porque unos sacerdotes son ejecutivos de una empresa financiera
La prisa obedece a los intereses de un partido pol¨ªtico y del can¨®nigo presidente de la caja
Hago p¨²blica esta nota con disgusto y dolor, y sin otro inter¨¦s que el bien y la libertad de la Iglesia, y la prevalencia de la verdad y la libertad en la sociedad cordobesa. Este es el ¨²nico medio que tengo, ante la intoxicaci¨®n permanente que se hace a la opini¨®n p¨²blica desde la presidencia de Cajasur, para defender el sentido eclesial del pueblo cristiano y el ministerio apost¨®lico, as¨ª como para defender el sano sentido moral de los fieles y de muchas personas no creyentes de buena voluntad.
I. TRES PUNTOS CENTRALES
1. El can¨®nigo presidente de Cajasur, o los restantes can¨®nigos Patronos de Fundaci¨®n, que representan a la Iglesia en la caja, no pueden tomar decisiones que afectan profundamente a la Iglesia, ignorando el parecer y la sumisi¨®n a la instancia inmediata de la autoridad de la Iglesia, que es el obispo diocesano. Y, sin embargo, no se me ha pedido el parecer sobre la adscripci¨®n a la Ley financiera, y no se me ha solicitado, sino de una forma del todo inadecuada, y que impide a la Iglesia actuar con responsabilidad (al intentar ya condicionarla desde las decisiones tomadas en los ¨®rganos de gobierno a instancia de alguno de los Patronos de Fundaci¨®n), el parecer sobre los nuevos Estatutos. Al dar estos pasos se ha desobedecido formalmente a mis reiteradas comunicaciones por carta en el curso del a?o 2001 al can¨®nigo presidente de la caja dici¨¦ndole que no pod¨ªa tomar iniciativas que comprometiesen al futuro de la caja (en tanto afectasen a los derechos de la Iglesia en ella), sin la autorizaci¨®n expresa del obispo de C¨®rdoba. En el caso de que esa autorizaci¨®n hubiera sido pedida para las decisiones que ahora se han tomado, el obispo de C¨®rdoba hubiera sin duda obrado en comuni¨®n con los otros obispos de Andaluc¨ªa, o con otras instancias de la Iglesia, como ha hecho siempre, notoriamente en el caso del recurso ante el Tribunal Constitucional con motivo de la promulgaci¨®n de la Ley de Cajas Andaluza. Pero esas cartas m¨ªas al can¨®nigo presidente no fueron nunca respondidas, ni fueron puestas en conocimiento de los dem¨¢s Patronos de Fundaci¨®n, ni su contenido ha sido tenido en cuenta para los pasos ahora dados.
2. No pueden leg¨ªtimamente unos sacerdotes vincular una instituci¨®n como Cajasur, que es ciertamente civil, pero que inevitablemente implica a la Iglesia en sus decisiones p¨²blicas (precisamente porque sus directivos son sacerdotes, y adem¨¢s porque la Caja ha cultivado en su provecho durante muchos a?os una imagen p¨²blica de tal identificaci¨®n con la Iglesia que ha confundido gravemente la conciencia de muchas personas), con un determinado partido pol¨ªtico, sea el que sea. Tampoco pueden, en virtud de esa vinculaci¨®n, crear un conflicto institucional de la Iglesia con las administraciones p¨²blicas locales o regionales de la gravedad del que se est¨¢ creando aqu¨ª, o del que ya se ha creado, implicando con falsedad al obispo, y por tanto a la Iglesia, a pesar de que no se ha contado con ¨¦l en ning¨²n momento del proceso, y a pesar de que se ha tratado de enga?ar a la opini¨®n p¨²blica y a otras instancias respecto a su posici¨®n, que sin embargo el obispo nunca ha expresado.
3. El resultado es una situaci¨®n de esc¨¢ndalo p¨²blico muy grave, y de deterioro de la imagen de los sacerdotes y de la Iglesia para muchas personas de buena voluntad. Debo decir, sin embargo, que, a pesar de la importante intoxicaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica, la libertad y la autoridad moral de la Iglesia en C¨®rdoba han salido fortalecidas, y la distinci¨®n entre la Iglesia y la caja, que la presidencia de la caja ha tratado siempre en C¨®rdoba de confundir en su beneficio, se ha clarificado no poco.
II. ALGUNOS COROLARIOS IMPORTANTES
4. El esc¨¢ndalo no lo han creado mi nota o mi carta. A la nota del 14 de noviembre dio lugar en primer lugar la divulgaci¨®n, el 30 de octubre, del asunto de la p¨®liza de seguros, que es escandalosa al margen del problema de su legalidad; y a la publicaci¨®n de mi carta del pasado d¨ªa 2, unas actuaciones que, manipulando el parecer del obispo, hacen que la Iglesia aparezca ante la sociedad cordobesa o andaluza como vinculada a los intereses de un partido pol¨ªtico. Eso no es cierto, no corresponde ni a la naturaleza ni al magisterio de la Iglesia, y no corresponde a la realidad de la Iglesia hoy. Cuando en la historia esa vinculaci¨®n ha sucedido, a costa siempre de la libertad de la Iglesia respecto del poder temporal, se ha hecho siempre un grav¨ªsimo da?o a la Iglesia y a su misi¨®n, y con ello, tambi¨¦n a la sociedad civil. De ello tenemos muchos ejemplos en la historia, algunos no lejanos.
Previo a todas estas circunstancias recientes, hay en muchos fieles cristianos de C¨®rdoba, desde un sano sentido de la fe, una conciencia permanente de esc¨¢ndalo por el hecho de que unos sacerdotes sean ejecutivos de una empresa financiera, y dediquen mucho de su tiempo a actividades y tareas poco compaginables con lo que la Iglesia entiende y ense?a acerca del ministerio sacerdotal. A esa conciencia de esc¨¢ndalo hac¨ªa yo referencia ya en mi nota del 29 de noviembre de 1999, cuando expresaba el deseo de la Iglesia, recogiendo el sentido de la fe del pueblo cristiano de C¨®rdoba, "de adecuar mejor" para el futuro "los modos de su presencia en la caja a la evoluci¨®n de los tiempos, y a las exigencias pastorales de su naturaleza y de su misi¨®n, tal como los definen el magisterio y la disciplina de la Iglesia".
5. No hay ninguna justificaci¨®n para la urgencia con que se ha convocado el Consejo de Administraci¨®n, o para hacer p¨²blico que los nuevos Estatutos los ha de aprobar la pr¨®xima Asamblea de este mismo mes de diciembre. La Ley Financiera, que es una Ley B¨¢sica, da seis meses para la modificaci¨®n de Estatutos; y esos seis meses es tiempo suficiente para todos los pasos que habr¨ªa que dar si se quieren dar con la seriedad que la Iglesia como instituci¨®n requiere, en un asunto en que est¨¢ tan en juego su apreciaci¨®n p¨²blica. Es necesario repetir que este asunto afecta de modo muy importante a la justa comprensi¨®n p¨²blica de lo que es la Iglesia, independientemente de la naturaleza civil de la caja, por el hecho de que son sacerdotes quienes tienen en ella el poder ejecutivo; pero tambi¨¦n porque la imagen p¨²blica "cultivada" desde la presidencia de la caja en los ¨²ltimos decenios es que caja e Iglesia se identificaban; y por ¨²ltimo, debido tambi¨¦n al recurso ante el Tribunal Constitucional con motivo de la Ley de Cajas de Andaluc¨ªa, solicitado por los obispos de Andaluc¨ªa a petici¨®n m¨ªa. La prisa obedece s¨®lo a los intereses de un partido pol¨ªtico y del can¨®nigo penitenciario presidente de la caja, utilizando ambos a la Iglesia. La Iglesia no puede ser arrastrada a la fuerza y sin posibilidad de actuaci¨®n responsable en un proceso as¨ª.
Viendo esa prisa a la luz de la trayectoria de la presidencia de la caja en las ¨²ltimas d¨¦cadas es muy dif¨ªcil evitar la impresi¨®n de que ¨¦sta ha estado alimentando conscientemente una ambig¨¹edad en virtud de la cual, ante la autoridad civil, la caja se refugia en su derecho especial, mientras que, ante una eventual intervenci¨®n eclesi¨¢stica, del propio Cabildo o de la autoridad diocesana en orden a clarificar las relaciones entre la Iglesia y la caja, y a proteger mejor a la Iglesia de eventuales actuaciones de la caja que pudieran comprometerla, se apelaba a su naturaleza civil.
6. Tales modos de comportamiento en un asunto de tanta trascendencia son moralmente reprobables, y no se pueden justificar en una perspectiva cristiana, pero ni siquiera desde lo que suele llamarse ¨¦tica profesional o seriedad institucional. La manipulaci¨®n y la presi¨®n llegan a veces a extremos tales que se puede hablar de una verdadera obstrucci¨®n del ejercicio leg¨ªtimo del ministerio episcopal.
7. No es cierto, como se est¨¢ diciendo, que de haberse seguido mis indicaciones la caja caer¨ªa irremisible e inmediatamente en manos de un determinado partido pol¨ªtico. Esto es una intoxicaci¨®n a la opini¨®n p¨²blica, y una prueba m¨¢s de que los intereses que ahora est¨¢n en juego son ante todo intereses pol¨ªticos y personales.
8. Tampoco responde a verdad, y es otra intoxicaci¨®n, la insistencia desde otros ¨¢mbitos en la doble fundaci¨®n de la caja, adem¨¢s de por el Cabildo, por la Diputaci¨®n Provincial. La fusi¨®n del a?o 1995 fue una fusi¨®n por absorci¨®n, como es p¨²blico y notorio, lo que tiene las consecuencias jur¨ªdicas que se saben, con independencia de cu¨¢l fuera, en ese momento, la situaci¨®n econ¨®mica de ambas instituciones financieras.
9. Y, sin embargo, la adscripci¨®n a la Ley Financiera, y la aprobaci¨®n de los nuevos Estatutos (todo ello sin la anuencia del obispo diocesano), tal como se est¨¢ haciendo, con una brusca modificaci¨®n de los Estatutos que priva, sin posibilidad de apelaci¨®n, de sus derechos hist¨®ricos a los Ayuntamientos o a la Diputaci¨®n Provincial, en funci¨®n simplemente de un texto positivo que lo permite (y redactado ad hoc, mediante pactos del can¨®nigo penitenciario presidente de la caja con un partido pol¨ªtico, para soslayar un ¨¢mbito competencial considerado hostil), no puede sino ser percibido por una parte importante de la sociedad como una apropiaci¨®n voraz, por parte de unos can¨®nigos y de "la Iglesia", de unos bienes y de un centro de poder grande como es Cajasur. En la entidad Cajasur, fundada por el Cabildo de C¨®rdoba, han estado durante a?os tanto la Diputaci¨®n como los Ayuntamientos. El modo de actuar que se ha puesto de manifiesto en estos d¨ªas se parece demasiado a procedimientos de abuso y de utilizaci¨®n alternativa del derecho, al margen de la justicia y de la equidad, que la Doctrina Social de la Iglesia y el sano sentido moral condenan con raz¨®n cuando se dan en otras instituciones. Esos procedimientos producen irritaci¨®n extrema en no pocos ¨¢mbitos, y excitan y justifican el odio a la Iglesia. Son, en todo caso, impropios de la Iglesia o de sus instituciones, y de quienes la representan, y especialmente si se trata de personas marcadas con el car¨¢cter sacerdotal. No pueden servir m¨¢s que para hacerla da?o en su misi¨®n sagrada y en su libertad.
III. PROPUESTAS DE FUTURO.
10. La situaci¨®n, sin embargo, no puede permanecer en un impasse semejante, ni degenerar en un conflicto institucional mal cerrado, que deje en una situaci¨®n de enfrentamiento permanente de la Junta de Andaluc¨ªa con la caja, de no pocas consecuencias para la Iglesia, o con la Iglesia misma. Ese no es el mejor marco para defender los derechos de la Iglesia, ni en ¨¦ste ni en otros campos de mucha mayor trascendencia para la vida de los hombres. El m¨¦todo propio de la Iglesia en relaci¨®n con las instituciones civiles o con las administraciones p¨²blicas es el respeto y el di¨¢logo, con la firmeza que sea adecuada a la naturaleza del bien que se defiende. Los derechos, en todo caso limitados, que la Iglesia tiene en la caja, no pueden defenderse, como se est¨¢ haciendo en estos ¨²ltimos pasos dados, ni a cualquier precio ni de cualquier manera, y de ning¨²n modo a costa de otros bienes mayores de los que la Iglesia es portadora.
11. Por otra parte, es imprescindible abandonar ese estilo de utilizaci¨®n del derecho al que ya nos hemos referido, y que busca permanentemente huir de un derecho general o com¨²n, y protegerse con un derecho creado de prop¨®sito, para soslayar controles y no estar sujeto a intervenciones (can¨®nicas o civiles). Es preciso abrir un cauce de di¨¢logo en libertad que, sin mengua alguna de los derechos que el ordenamiento del Estado ha concedido hist¨®ricamente a Cajasur, proporcione a ¨¦sta un marco legal estable, fuera de posibles avatares o contiendas pol¨ªticas, en que prima el valor seguridad jur¨ªdica, tan esencial para las instituciones crediticias.
12. Hay que buscar, pues, una salida para la situaci¨®n que tenga en cuenta todos los factores y todas las circunstancias implicados, que evite ulteriores da?os a la Iglesia y que salve a la vez sus derechos en la caja. S¨®lo puedo hablar en nombre propio, pero tengo la impresi¨®n de que una soluci¨®n de di¨¢logo institucional en continuidad con lo que se propon¨ªa en mi nota del pasado 14 de noviembre ser¨ªa bien recibida por la autoridades civiles interesadas en la caja. Para que puedan darse pasos, en cualquier caso es imprescindible:
1?. Que los Patronos de Fundaci¨®n, Can¨®nigos del Cabildo Catedral de C¨®rdoba, cumplan ahora las condiciones puestas por el obispo diocesano en su carta del pasado 2 de diciembre, y en particular aquella seg¨²n la cual "los Patronos de Fundaci¨®n han de asumir el compromiso formal de no excitar la competencia de Cajasur para la adopci¨®n de acuerdos relativos a los Estatutos que completen la v¨ªa ya iniciada de adscripci¨®n o acogimiento de Cajasur a la nueva situaci¨®n de distribuci¨®n competencial creada por la Ley Financiera". De otro modo, unos sacerdotes imponen a la Di¨®cesis de C¨®rdoba y a su obispo la soluci¨®n a un tema que afecta profunda y gravemente a la Di¨®cesis sin su consentimiento, mediante los hechos consumados, la manipulaci¨®n y el ejercicio m¨²ltiple de la presi¨®n con todos los medios de que se dispone desde la caja. Asumir este compromiso, a pesar del Consejo celebrado tan precipitadamente el 3 de diciembre, le es todav¨ªa perfectamente posible al presidente de la caja, como todo el mundo sabe, si verdaderamente quiere actuar desde la comuni¨®n y el esp¨ªritu de la Iglesia, y por el bien de la paz y del di¨¢logo institucional.
2?. Inmediatamente despu¨¦s, pero antes de la ya anunciada Asamblea (para permitir a los Patronos que, ante las nuevas circunstancias, puedan desdecirse de sus afirmaciones con arreglo a las cuales los Estatutos los aprobar¨¢ la Asamblea el 28 de diciembre), el obispo llevar¨ªa a cabo una doble actuaci¨®n:
- Apertura de un di¨¢logo institucional, dentro del plazo previsto por la Ley Financiera, con instancias del Gobierno Central y de la Junta, con los ¨®rganos rectores de la caja y el Cabildo, y con una propuesta de posible creaci¨®n de una comisi¨®n que estudie la pertinente distribuci¨®n competencial en relaci¨®n con una caja de la Iglesia, en concreto fundada por una instituci¨®n de la Di¨®cesis de C¨®rdoba.
- Puesta en vigor de una norma can¨®nica por la cual se protegen los derechos de la Iglesia en la caja, pero se modifican los modos de su presencia en ella, salvaguardando mejor la naturaleza del ministerio de los sacerdotes, de acuerdo con la disciplina y la tradici¨®n de la Iglesia.
Javier Mart¨ªnez
obispo de C¨®rdoba"
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