Kert¨¦sz y Brenner, unos Nobel hist¨®ricos y valientes
El rey sueco entrega unos premios marcados por la memoria del holocausto y los avances gen¨¦ticos
El visionario cient¨ªfico Sidney Brenner y el gran escritor del holocausto Imre Kert¨¦sz, dos outsiders que superaron grandes adversidades para conquistar nuevos espacios de conocimiento y libertad para el hombre, fueron ayer los principales protagonistas de la entrega de los Nobel 2002. Con el Concert Hall de Estocolmo vestido de gala, y durante una sobria ceremonia, el rey Carlos Gustavo de Suecia, en presencia de su esposa, la reina Silvia, y sus hijos Magdalena y Carl Philip, entreg¨® a los doce galardonados de este a?o la medalla y el diploma que les acreditan como Nobel. Cada categor¨ªa recibe un premio econ¨®mico de 1,1 millones de euros. Tras la ceremonia, se celebr¨® el tradicional banquete en el Ayuntamiento.
Los primeros en recoger su premio fueron los galardonados en F¨ªsica
Como dijo un acad¨¦mico: los Nobel de este a?o celebran "la alegr¨ªa del gusano"
Imre Kert¨¦sz (Budapest, 1929) recibi¨® ayer en Estocolmo un Premio Nobel de Literatura hist¨®rico y valiente. Las 1.500 personas que llenaban el Concert Hall lo entendieron as¨ª, y ovacionaron al escritor jud¨ªo m¨¢s que a nadie. Hist¨®rico porque Kert¨¦sz es el primer Nobel que surge de Auschwitz para dar voz a los "sin destino" de la historia y mirar al futuro, sin perd¨®n pero sin amargura, apelando a reformar desde cero la cultura occidental. Y valiente porque, con Nobel y todo, Kert¨¦sz seguir¨¢ siendo el outsider insobornable que fue siempre, el ap¨¢trida que se siente extranjero en s¨ª mismo, el "jud¨ªo no jud¨ªo", el superviviente inc¨®modo y l¨²cido cuyo talento naci¨® del horror y de la depresi¨®n para gritar verdades como: "?frica es un continente convertido en Auschwitz".
Kert¨¦sz fue premiado porque "su escritura sostiene la fr¨¢gil experiencia del individuo frente a la b¨¢rbara arbitrariedad de la historia". Y no hay duda de que lo seguir¨¢ haciendo en el futuro, como lo hizo el d¨ªa que volvi¨® a Budapest tras conocerse la noticia del Nobel y el Parlamento h¨²ngaro aprob¨® la exenci¨®n fiscal para su premio. Ese d¨ªa, dijo una vez m¨¢s lo que siempre ha pensado sobre Hungr¨ªa: "La sociedad h¨²ngara todav¨ªa no ha sacado su esqueleto del armario, a¨²n no se ha enfrentado al sistem¨¢tico asesinato de los jud¨ªos h¨²ngaros".
Ayer, el escritor y acad¨¦mico sueco Torgny Lindgren record¨® al presentar a Kert¨¦sz que ninguna de las realidades de las que habla en sus libros pueden ser comprendidas cabalmente por los que no las han vivido. "La bestial, sistem¨¢tica maldad del nazismo, y la estupidez burocr¨¢tica y misantr¨®pica del comunismo de Estado son dif¨ªcilmente comprensibles para las mentes crecidas en sociedades civilizadas", dijo. Pero Kert¨¦sz ha sabido explicarnos c¨®mo funcionan y c¨®mo son, a?adi¨® Lindgren, "al decir que su vida ha sido horrible en todos los sentidos, y al afirmar que la escritura es lo ¨²nico que justifica su vida".
Ante las sonrisas ir¨®nicas y alegres de Kert¨¦sz, Lindgren emparent¨® al nuevo Nobel con "una tradici¨®n espacial" en la que est¨¢n "Camus, Nietzsche, Schopenhauer, San Juan de la Cruz, Kafka y Celan". Y la emoci¨®n del p¨²blico cuando el escritor recibi¨® el premio de manos del rey Gustavo dio paso a dos piezas de B¨¦la Bart¨®k, que la Orquesta Sinf¨®nica de Estocolmo toc¨® en honor del autor de lengua h¨²ngara. Tambi¨¦n sonaron Mozart, Bach y Vivaldi.
Si exceptuamos la belleza y el traje rojo de la princesa Magdalena, y sin menospreciar a los otros diez sabios premiados en Suecia, Sidney Brenner (Johanesburgo, 1927) fue la otra estrella de la ceremonia. La comunidad cient¨ªfica sabe que hac¨ªa mucho tiempo que merec¨ªa este premio. Y su nivel es tan alto que quiz¨¢ sea la Fundaci¨®n Nobel quien debe considerarse honrada por tenerle en su muy larga lista de galardonados.
Hijo de un zapatero remend¨®n de Johanesburgo, Brenner escap¨® de una miseria segura gracias a sus dotes para el estudio (y a la ayuda de una benefactora clienta de su padre), y no ha dejado de estudiar y de inventar desde entonces con una imaginaci¨®n y un genio poco corrientes.
Su premio, que comparte con sus viejos disc¨ªpulos de laboratorio en Cambrigde E. Robert Horvitz y John E. Sulston, reconoce los descubrimientos de los tres sobre "la regulaci¨®n gen¨¦tica del desarrollo de ¨®rganos y la muerte celular programada", es decir, el delicado proceso seg¨²n el cual las c¨¦lulas deciden suicidarse cuando les llega el momento. Pero fue Brenner, hoy nacionalizado ingl¨¦s y profesor en Berkeley, quien hizo del gusano de apenas un mil¨ªmetro de largo llamado Caenorhabditis elegans el campo de pruebas donde ¨¦l y sus colegas pudieron acechar los mecanismos de la divisi¨®n celular y las diferencias de comportamiento entre las c¨¦lulas j¨®venes y las adultas.
Como dijo el acad¨¦mico sueco que present¨® a Brenner, los Nobel de este a?o celebran "la alegr¨ªa del gusano", pues ese peque?o bichito transparente de 959 c¨¦lulas y que se alimenta de bacterias, permiti¨® a Brenner demostrar, en los primeros a?os sesenta, que ah¨ª hab¨ªa informaci¨®n suficientemente compleja como para deducir principios generales y aplicarlos al hombre. En 1974, Brenner fue m¨¢s lejos y demostr¨® que muchos genes del gusano pod¨ªan ser mutados y que eso produc¨ªa cambios sustanciales en sus ¨®rganos. El gusano se convert¨ªa en el centro de la investigaci¨®n gen¨¦tica mundial.
El carisma juvenil de Kert¨¦sz y Brenner se vio durante el ensayo matinal de la ceremonia, con un rey postizo entregando los premios. Brenner apareci¨® con bast¨®n, calcetines blancos y ropa de andar por casa. Cuando le toc¨®, se levant¨®, recogi¨® la medalla y el diploma y, mirando a los periodistas que hac¨ªan de p¨²blico, levant¨® el pu?o en se?al c¨®mica de triunfo. Mientras, Kert¨¦sz, que no habla ingl¨¦s, aprovechaba el rato para saludar de lejos a los amigos, hacer muecas pidiendo silencio en co?a y preguntar con los ojos, tras salir a escena, qu¨¦ tal lo hab¨ªa hecho.
El humor de los dos vali¨® por toda la jornada de fanfarrias, limusinas, fr¨ªo polar, traje largo para las se?oras y oscuro para los caballeros (o frac si iban al banquete).
Los primeros en recoger su premio de manos del rey verdadero fueron los galardonados en F¨ªsica. La mitad de la dotaci¨®n fue para los em¨¦ritos Raymond Davis, Jr. (EE UU, 1914) y Masatoshi Koshiba (Jap¨®n, 1926), que lo recibieron por su "contribuci¨®n a la astrof¨ªsica, y en particular a la detecci¨®n de los neutrinos b¨¢sicos". El estadounidense nacido en G¨¦nova Riccardo Giacconi (1931) obtuvo la otra mitad del premio por el descubrimiento de "las fuentes de los Rayos X c¨®smicos".
Luego salieron a la palestra los laureados en Qu¨ªmica, encabezados por el veterano John B. Fenn (EE UU, 1917) y el japon¨¦s Koichi Tanaka (1959): ambos han aportado novedades cruciales para el desarrollo de los "m¨¦todos de ionizaci¨®n para el an¨¢lisis espectrom¨¦trico de las macromol¨¦culas biol¨®gicas". La otra mitad de la gloria y del mill¨®n y pico de euros fue para el suizo Kurt W¨¹thrich (1938), por su "desarrollo de la resonancia nuclear magn¨¦tica para determinar la estructura tridimensional de las macromol¨¦culas biol¨®gicas en una soluci¨®n de agua". Seg¨²n explic¨® la acad¨¦mica Astrid Gr?slund, sus t¨¦cnicas permitir¨¢n conocer mejor las prote¨ªnas.
Con la entrega de los dos diplomas de Econom¨ªa acab¨® la ceremonia. El profesor de Princeton (EE UU) Daniel Kahneman (Tel Aviv, 1934) obtuvo el reconocimiento a "su integraci¨®n de los principios de la investigaci¨®n psicol¨®gica en la ciencia econ¨®mica, especialmente en el campo de la toma de decisiones en entornos inciertos". Y el estadounidense Vernon L. Smith (1927), de la George Mason University, fue distinguido por "haber establecido los experimentos en el laboratorio como una herramienta del an¨¢lisis emp¨ªrico econ¨®mico, especialmente en el estudio de los mecanismos de mercado alternativo".
Pero quiz¨¢ sea mejor final esta frase de Kert¨¦sz sobre la tragedia de los inmigrantes, escrita en Yo, otro: "Europa occidental se ha preparado para defenderse, con los austriacos, sus gendarmes avanzados en el este, al frente. No obstante, ni siquiera se pregunta qu¨¦ defiende aparte de su dinero. ?No ser¨¢ la cultura occidental, que hace tiempo que ha dejado de existir?".
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