Barbara Rose traza la trayectoria vital y art¨ªstica de Gerardo Rueda

Era un hombre discreto, silencioso, gran amigo de sus amigos, un devoto de los crucigramas y jerogl¨ªficos, coleccionista de objetos exquisitos, sensible y generoso. ?stos son algunos de los rasgos que componen la personalidad del pintor Gerardo Rueda (Madrid, 1926-1996) y que ahora se recogen en una voluminosa y cuidada biograf¨ªa, quiz¨¢ la ¨²nica que se centra en la trayectoria vital del artista. Para Barbara Rose, autora del libro -que se present¨® en el Museo Reina Sof¨ªa-, Rueda era "el Morandi abstracto".

La obra no tiene t¨ªtulo porque as¨ª lo ha querido Barbara Rose ("responde al esp¨ªritu callado de Rueda", afirma), aunque s¨ª la ha subtitulado La vida es arte y el arte es vida ("porque el artista no separaba una cosa de la otra"). En el libro, patrocinado por Telef¨®nica y el Ministerio de Asuntos Exteriores, se han cuidado hasta los ¨²ltimos detalles. La portada -que ha dise?ado Roberto Tur¨¦gano y cuya esmerada edici¨®n es de Jos¨¦ Luis Rueda- reproduce un collage de cajas de cerillas que el artista regal¨® a su buena amiga la pintora Carmen Laff¨®n.

Amigos, colegas, representantes del mundo de la cultura y la pol¨ªtica y un p¨²blico numeroso abarrotaron el pasado mi¨¦rcoles la sala de actos del Reina Sof¨ªa en la que se presentaba el libro. Estaban, entre otros, Luis Feito, Gustavo Torner, Teixidor, ?rculo, Crist¨®bal Halffter y Miguel ?ngel Cort¨¦s.

El presidente del patronato del Reina Sof¨ªa, Juan Manuel Urgoiti, habl¨® como amigo de Rueda. Destac¨® su personalidad minuciosa de coleccionista. "Le recuerdo ordenando vasijas, porcelanas, vajillas... viendo las tensiones entre ellas, y dec¨ªa: 'Estos conjuntos que se crean habr¨ªa que fotografiarlos antes de que pase la limpieza destructora", y concluy¨® con la lectura de una declaraci¨®n del pintor en la que expresaba una aspiraci¨®n: "Quiero hacer una pintura ordenada, evidente y clara".

De la pintura de Rueda -fundador junto a Z¨®bel y Torner del Museo de Arte Abstracto de Cuenca- habl¨® Juan Manuel Bonet, director del Reina Sof¨ªa, que alab¨® la biograf¨ªa de Barbara Rose. "Rueda fue uno de los pintores clave de la segunda mitad del siglo XX espa?ol. No sigue la tradici¨®n espa?ola del realismo, de la veta brava, del amor por la Espa?a negra. Se inscribe en otro ¨¢ngulo, el del Madrid de los a?os cuarenta que mira al cubismo, que tiene como faro a Juan Gris, y ama el paisaje castellano y la pintura francesa. Su pintura se perfila en los a?os sesenta y el venero que reclama es el de un cierto espa?olismo distinto: el de la gravedad, el del silencio y el de la b¨²squeda. Creo que es importante conocerlo mejor".

"?Qui¨¦n es ese pintor?", se preguntaba la autora de la biograf¨ªa, Barbara Rose, profesora de arte, cr¨ªtica y reconocida especialista en pintura antigua espa?ola. Lamentablemente, nunca pudo conocerle. Poco antes de salir de viaje desde EE UU a Espa?a, el pintor mor¨ªa fulminado por un derrame cerebral. Pero la ambici¨®n de conocerle ya estaba ah¨ª y el resultado es esta biograf¨ªa de la que ella explica lo que no es: "No es un cat¨¢logo, no es una monograf¨ªa: es la biograf¨ªa de un artista que se presenta a s¨ª mismo".

?xito y exilio

Rose define a Rueda "como el Morandi abstracto", y su pintura, "muy cl¨¢sica, constructivista desde cierto punto de vista", con un hilo conductor que es el de la reticencia al expresionismo. La autora aprovech¨® para llamar la atenci¨®n sobre el importante desconocimiento que existe fuera de Espa?a de la pintura de la vanguardia espa?ola. "Es un problema que afecta a los pintores que se quedaron en Espa?a, como Luis Gordillo y Pablo Palazuelo, entre otros. No pasa lo mismo con Manolo Vald¨¦s, que vive en Nueva York, o Miquel Barcel¨®, que viaja a menudo. Para tener ¨¦xito hay que exiliarse y eso no es justo". Una paradoja, porque la pintura de Gerardo Rueda remite a cierto paralelismo con el arte americano: "Siempre hay algo de nuevo y fresco que ver en ¨¦l", concluy¨® su bi¨®grafa.