Ra¨²l hace trizas al Manchester
El Madrid consigue una excelente ventaja en la eliminatoria tras un hermoso partido, con los dos equipos fieles a su estilo
A veces lo predecible del f¨²tbol alienta la hermosura. El Madrid y el Manchester no se salieron un mil¨ªmetro de lo que se espera de ellos, con su grandeza y sus defectos, m¨¢s evidentes en el caso del equipo ingl¨¦s, que no logr¨® contener el poder¨ªo de Ra¨²l y Zidane, autores de un partido memorable, un partido m¨¢s para el gusto de los aficionados que para el ojo de los entrenadores. Pero la vibraci¨®n que produjo, y momentos sublimes, supera cualquier an¨¢lisis t¨¢ctico. Al fin y al cabo, son el Madrid y el Manchester. De ellos se espera otra cosa, un v¨¦rtigo que se hizo evidente en el Bernab¨¦u y que finalmente result¨® favorable al Madrid, de nuevo implacable ante el gol.
Pocos equipos tienen m¨¢s puntos en com¨²n que el Madrid y el Manchester, productos de una descompensaci¨®n que alienta el f¨²tbol de ataque, o el predominio de sus delanteros sobre unos defensas que juegan en situaciones l¨ªmite. La diferencia es que el Madrid tiene defensas m¨¢s competentes y delanteros mejor armados para el gol, aunque parezca dif¨ªcil calibrarlo cuando enfrente est¨¢n Van Nistelrooy o Scholes, dos linces en lo suyo. Pero los recursos de Ra¨²l, Ronaldo, Figo y Zidane siempre fueron superiores: encontraban una soluci¨®n m¨¢s imaginativa a los problemas y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, la concretaban con goles. Fue extraordinario el de Figo, muy t¨ªpico el primero de Ra¨²l y peculiar el segundo. No pertenece Ra¨²l a la categor¨ªa de los pegadores, pero cuando llega el momento se destapa con una inesperada media distancia. Su zurdazo fue estupendo.
REAL MADRID 3 - MANCHESTER 1
Real Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Helguera, Roberto Carlos; Flavio, Makelele; Figo, Ra¨²l, Zidane; y Ronaldo (Guti, m. 83).
Manchester: Barthez; G. Neville (Solskjaer, m. 86), Ferdinand, Brown, Silvestre (O'Shea, m. 60); Beckham, Keane, Butt, Scholes, Giggs; y Van Nistelrooy.
Goles: 1-0. M.12. Figo bombea de rosca a la escuadra izquierda de Barthez.
2-0. M. 28. Zidane mete el bal¨®n a Ra¨²l, que, dentro del ¨¢rea, controla de espalda y remata.
3-0. M. 49. Ra¨²l recibe fuera del ¨¢rea, se prepara el bal¨®n y lanza un zurdazo colocado.
3-1. M. 52. Neville centra, Giggs remata, rechaza Casillas y cabecea Van Nistelrooy.
?rbitro: Frisk (Suecia). Tarjeta amarilla a Neville, Van Nistelrooy, Scholes -no podr¨¢ jugar la vuelta- y Keane.
75.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Por buenos que fueran los goles, hubo una sensaci¨®n de debilidad en la defensa del Manchester, integrada por honrad¨ªsimos y muy discretos jugadores. En este cap¨ªtulo defensivo, el Madrid suele ser un equipo sufriente, demasiado expuesto por las caracter¨ªsticas de sus figuras, que viven para el ataque exclusivamente. En partidos como el de ayer es donde se aprecia el valor de Hierro y Helguera, impecables en una noche exigente. El Manchester no disimul¨® su querencia y jug¨® buena parte del encuentro cerca del ¨¢rea madridista. Avis¨® en varias ocasiones y nunca se le vio definitivamente superado por los acontecimientos, devastadores para cualquier otro equipo. El Madrid cobr¨® tres goles de ventaja, pero el Manchester siempre encontr¨® la manera de producir oportunidades.
Un prodigio de Figo acab¨® con los problemas iniciales del Madrid. El Manchester ocup¨® el campo madridista, con una paciencia poco inglesa. Dos remates de Scholes y Van Nistelrooy explicaron las posibilidades de estos dos formidables futbolistas. Pero la respuesta del Madrid fue espectacular. Una jugada bien elaborada termin¨® en los pies de Figo, situado como extremo izquierda, a dos metros del pico del ¨¢rea. Sin demasiada oposici¨®n busc¨® su perfil natural y dirigi¨® la pelota con todo el veneno a la escuadra contraria, por encima del sobrevalorado Barthez. El gol gener¨® un efecto euf¨®rico en Ra¨²l y Zidane, los dos grandes protagonistas en el Madrid.
Zidane despleg¨® sus mejores artes, con lo que eso significa: controles insospechados, aperturas perfectas, pases deliciosos. Uno de ellos permiti¨® ver a Ra¨²l en su mejor versi¨®n. Recibi¨® el bal¨®n del astro franc¨¦s, se gir¨® con la bendici¨®n de Ferdinand y no perdi¨® tiempo en su remate, que entr¨® por el primer palo. Digamos que Barthez ayud¨® un poco, pero Ra¨²l es una mina. Fue el mejor del encuentro sin discusi¨®n, a pesar del seductor efecto que protagoniza Zidane en sus grandes noches. Hay algo en la sabia eficacia de Ra¨²l que no admite comparaci¨®n en estos tiempos. El tercer gol vino a confirmarlo. Lo m¨¢s sorprendente es que la ventaja nunca pareci¨® suficiente, porque el Manchester no declin¨® jam¨¢s. Persisti¨® en su manera, con mucha gente en el ataque, aunque con alguna ausencia notable. Beckham, por ejemplo, hizo mutis descaradamente. No estuvo ni para lo fino, ni para lo gordo. Por lo visto tiene un problema con Roberto Carlos, cuya rapidez y potencia resulta disuasoria para ¨¦l.
Hubo dos jugadores que se resistieron con toda sus energ¨ªa a la capitulaci¨®n. Uno fue Scholes, fuera de su posici¨®n natural durante gran parte del encuentro. Desde la banda izquierda fue el principal armador del juego del Manchester, sin demasiada ayuda de Keane y Butt. En la delantera, Van Nistelrooy ofreci¨® la clase de impresi¨®n que acompa?a a los grandes jugadores. Cada una de sus intervenciones a?ad¨ªa peligro a las jugadas. En esos momentos, el partido ten¨ªa un punto de alboroto, o al menos estaba muy descosido. Como no son dos equipos preocupados por finuras t¨¢cticas, el juego vol¨® de ¨¢rea a ¨¢rea, y fue entonces cuando el f¨²tbol adquiri¨® la grandeza que apasiona a los aficionados y que preocupa a los entrenadores. As¨ª han escrito su ¨²ltima historia el Madrid y el Manchester, y casi se puede dar por seguro que de eso se tratar¨¢ en Old Trafford. De f¨²tbol con vuelo, de partido para futbolistas, de gran eliminatoria.
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