El fantasma de la deflaci¨®n
La ca¨ªda generalizada de los precios, un fen¨®meno registrado s¨®lo en la crisis del 29 y desde 1990 en Jap¨®n, planea sobre Occidente
Deflaci¨®n. Un fen¨®meno que tiene a maltraer a Jap¨®n desde principios de los noventa. Deflaci¨®n. Una experiencia que no se ha registrado en el mundo desde la Gran Depresi¨®n estadounidense de los a?os treinta. Deflaci¨®n, el peor de los males que Europa puede llegar a enfrentar. La palabra deflaci¨®n ha comenzado a aparecer en titulares period¨ªsticos, en tertulias radiof¨®nicas y en alg¨²n telediario. ?Qu¨¦ es la deflaci¨®n?, o mejor dicho, ?c¨®mo se produce? ?sta es la pregunta clave.
La deflaci¨®n es un declive generalizado y continuado de los precios, a menudo causado por la falta de dinero o la reducci¨®n del cr¨¦dito. La deflaci¨®n tambi¨¦n puede ser la consecuencia del recorte del gasto, sea ¨¦ste p¨²blico, de las familias o de las empresas. La deflaci¨®n acarrea un aumento del paro a medida que se reduce m¨¢s y m¨¢s la demanda. Aunque hay temores de que este fen¨®meno pueda producirse en EE UU y Europa, los expertos a¨²n creen que ser¨¢ dif¨ªcil que esto se expanda fuera de Jap¨®n.
Greenspan asegura que la econom¨ªa de EE UU est¨¢ lejos del fen¨®meno, a pesar del estancamiento
Los expertos creen que la solvencia de la banca europea evitar¨ªa una deflaci¨®n a la japonesa
La ca¨ªda de los precios no es necesariamente mala, pero s¨ª el hecho de que ¨¦sta arrastre a toda la econom¨ªa a una profunda depresi¨®n de la que le resulte dif¨ªcil salir. Jap¨®n vive esto desde que su burbuja inmobiliaria estall¨® hace m¨¢s de 10 a?os y su sistema financiero hab¨ªa concedido demasiados cr¨¦ditos. A d¨ªa de hoy, la banca japonesa arrastra unos 445.000 millones de euros por pr¨¦stamos impagados. Desde entonces Jap¨®n ha entrado en recesi¨®n, t¨¦cnicamente hablando, en 1993, en 1998 y en 2000. En t¨¦rminos reales, la econom¨ªa japonesa no ha logrado salir de su estancamiento.
Tan pronto como estall¨® la burbuja en Jap¨®n, se produjo una ca¨ªda generalizada de precios y ¨¦sta se fue acentuando a medida que la gente retrasaba sus compras pensando en que ma?ana, lo que quer¨ªa hoy, iba a costar menos. Los precios descend¨ªan m¨¢s por la baja demanda, as¨ª que las empresas redujeron dr¨¢sticamente su producci¨®n, prescindiendo de muchos de sus trabajadores. El desempleo en Jap¨®n trep¨® a niveles r¨¦cord desde la Segunda Guerra Mundial y con ello la gente dej¨® de gastar pensando que en cualquier momento pod¨ªa quedase en el paro, con lo que la demanda baj¨® a¨²n m¨¢s, los despidos subieron y la espiral se agudiz¨®.
Contra la deflaci¨®n japonesa han estado luchando al menos ocho primeros ministros de Jap¨®n desde principios de los noventa. No obstante, fue a partir del mandato de Ryutaro Hashimoto (enero 1996-julio 1998) cuando todo empeor¨®, a ra¨ªz de la crisis financiera asi¨¢tica de 1997. Desde entonces, los primeros ministros Obuchi, Mori y Koizumi, el actual, echaron mano de todas las herramientas econ¨®micas conocidas para combatir el estancamiento. Los sucesivos gobiernos han inyectado dinero p¨²blico en la econom¨ªa hasta disparar la deuda p¨²blica al 140% del PIB y el banco central ha rebajado los tipos hasta el 0%. Las recetas keynesianas con las que EE UU sali¨® de la Gran Depresi¨®n del 29 no han funcionado en Jap¨®n. Pero nada ha resultado como se esperaba. "Es que no es lo mismo deflaci¨®n que deflaci¨®n con crisis financiera y ¨¦sta es la diferencia fundamental entre la crisis de Jap¨®n y la que puede producirse en Occidente. Aqu¨ª, en Europa, los bancos son mucho m¨¢s solventes", opina el catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Deusto, Juan Francisco Santacoloma.
Los bancos japoneses, que prestaron a mansalva durante los ochenta, arrastran pr¨¦stamos incobrables por valor de 445.000 millones de euros. El banco central japon¨¦s ha tenido que salir a comprar acciones de bancos y empresas para salvarlos de la quiebra e impedir que el c¨ªrculo vicioso se cerrara a¨²n m¨¢s. La entidad anunci¨® en 2002 que destinar¨ªa 200.000 millones a estas compras de t¨ªtulos y ya ha desembolsado unos 35.000 millones, seg¨²n c¨¢lculos de distintos analistas.
La deflaci¨®n hasta hace muy poco tiempo, menos de un a?o, se consideraba consecuencia de las particularidades de la econom¨ªa japonesa. Ahora, se ve como amenaza que puede contagiarse a EE UU o Europa, si no se toman medidas para evitarlo. Ya en su discurso del pasado 19 de diciembre en el Club de la Econom¨ªa, el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, comenz¨® se?alando que el tema central de las econom¨ªas principales despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial hab¨ªa sido el surgimiento de la inflaci¨®n y la batalla contra ella. "La preocupaci¨®n acerca de la deflaci¨®n, que en el siglo XIX hab¨ªa sido lo m¨¢s temido, rara vez aparec¨ªa". Greenspan, inmediatamente despu¨¦s, reconoci¨® que esto ahora hab¨ªa cambiado. "La verdad es que las ¨²ltimas experiencias del Jap¨®n", dijo Greenspan, "de nuevo han concentrado su enfoque en esta posibilidad: que la ca¨ªda no anticipada del nivel general de precios puede llegar a convertir la deuda nominal de los hogares y de las empresas [que hasta ahora ha sido estable] en una deuda real creciente y corrosiva".
Greenspan se?al¨® que las ¨²ltimas experiencias "hab¨ªan llevado a los responsables de pol¨ªticas econ¨®micas en todo el mundo a estudiar otra vez la deflaci¨®n y sus consecuencias, d¨¦cadas despu¨¦s de menospreciarla como posibilidad tan remota que ya no merec¨ªa ninguna atenci¨®n". Dicho esto, Greenspan se apresur¨® a asegurar que Estados Unidos "todav¨ªa estaba lejos de tomar el rumbo de la deflaci¨®n",
No obstante, en un reciente art¨ªculo escrito por el famoso economista Paul Krugman, ¨¦ste dice que los riesgos de un estancamiento prolongado de la econom¨ªa americana son tan reales que uno deber¨ªa prestar especial atenci¨®n a la experiencia japonesa en esta ¨²ltima d¨¦cada a pesar de que es poco probable que los EE UU sigan el mismo camino. Krugman, adem¨¢s, alertaba sobre el hecho de que Greenspan pudo haberse quedado sin armas para combatir la deflaci¨®n debido a que los tipos est¨¢n al 1,25% en EE UU.
Para Europa, la situaci¨®n es, al menos de momento, bien distinta. Varios catedr¨¢ticos de econom¨ªa espa?oles consultados, como Clemente Polo, de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, o el decano de la Facultad de Ciencias Econ¨®micas de la Universidad de Navarra, Luis Ravina, coinciden en que es muy poco probable que haya deflaci¨®n en la UE y mucho menos en Espa?a. En primer lugar porque ha habido desaceleraci¨®n de precios pero s¨®lo en algunos sectores, pero no en otros como el de las viviendas. Ravina sostiene que la flexibilidad de cada econom¨ªa es clave para evitar este tipo de fen¨®menos, por lo que la de Alemania, menos flexible que otras, puede tener m¨¢s dificultades para sortear una ca¨ªda generalizada de precios.
No obstante, como el Banco Central Europeo (BCE) a¨²n tiene margen para bajar los tipos de inter¨¦s, puede que los reduzca para ayudar a Alemania a despegar y a los alemanes a recuperar la confianza en su econom¨ªa y el gasto. Mientras el euro est¨¦ fuerte, a Espa?a un rebaja de los tipos, que en otras circunstancias puede ser muy negativa, no le afectar¨ªa, puesto que puede controlar su inflaci¨®n a trav¨¦s, por ejemplo, del descenso de su factura energ¨¦tica.
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