"Seleccionar el sexo del beb¨¦ mejora el equilibrio familiar"
El belga Frank Comhaire (63 a?os, dos nietas) ha decidido seleccionar el sexo de un ni?o no por razones terap¨¦uticas, sino por el deseo de los padres. El hospital de Gante en donde trabaja desde 1964 le ha negado la posibilidad; por eso s¨®lo aplica la t¨¦cnica en su consulta privada a un precio de unos 6.000 euros. Cree que la ley belga no proh¨ªbe su t¨¦cnica.
Pregunta. ?Por qu¨¦ decidi¨® usted seleccionar el sexo del beb¨¦?
Respuesta. Para mejorar el equilibrio familiar. La medicina debe intentar mejorar la salud, que seg¨²n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud es la mental y f¨ªsica. Si hay parejas que deciden educar ni?os de los dos sexos y que se sienten m¨¢s felices as¨ª, se puede mejorar la salud mental de esos padres, que creen que hay un valor suplementario en la educaci¨®n tanto de ni?os como de ni?as, que se desarrollan de modo diferente. La reproducci¨®n y la sexualidad es algo personal, de la pareja, con tal de que cuatro o cinco condiciones se cumplan. La primera, que la t¨¦cnica que aplicamos no tenga efectos sociales negativos. Nuestras sociedades admiten la contracepci¨®n, que afecta much¨ªsimo m¨¢s a la sociedad que elegir el sexo de un ni?o.
P. ?Qu¨¦ har¨ªa si percibiera usted que en la demanda de una pareja hay una raz¨®n sexista?
R. D¨¦jeme enumerar las condiciones. La elecci¨®n de sexo no tiene influencia social negativa. En Flandes, como en la mayor¨ªa de los pa¨ªses, hay un desequilibrio, un exceso de 2,5% de ni?os. Por eso el 80% pide ahora una ni?a. Segundo: no hay un efecto desfavorable sobre los ni?os ya nacidos en la familia. Mejora la felicidad de la familia en la que nace un ni?o con el sexo deseado. Por contra, los de sexo no deseado reciben a veces menos afecto.
P. No me ha contestado qu¨¦ har¨ªa usted ante una pareja sexista que le pide ni?o o ni?a.
R. No la atender¨ªa. S¨®lo aplico la t¨¦cnica en familias que ya tienen al menos un hijo del sexo contrario al que ahora desean.
P. ?Realmente no hay riesgo para la salud del ni?o?
R. El ¨²nico problema es el precio, factor limitador y asocial, ya que da la oportunidad de elegir s¨®lo a ciertas parejas con dinero, aunque tambi¨¦n es cuesti¨®n de prioridades. Hay gente que prefiere gastarse el dinero en un coche bueno y otra que invierte en el tipo de familia que desea.
P. Seleccionar el sexo sin raz¨®n terap¨¦utica es ilegal en la mayor¨ªa de la UE.
R. S¨¦ que lo es en Espa?a, Alemania, Holanda, Dinamarca o Italia, pero la ley belga que acaba de aprobarse no proh¨ªbe mi t¨¦cnica porque habla de elecci¨®n del sexo del embri¨®n y yo trabajo sobre espermatozoides.
P. ?S¨®lo usted ofrece ese tratamiento en Europa?
R. Soy el ¨²nico que colabora con el laboratorio Microsort de EE UU, que ha recibido all¨ª permiso oficial para aumentar las parejas de 1.000 a 3.500 y demostrar que no hay efectos negativos.
P. Tras el embarazo, ?tiene usted que hacer un seguimiento especial de la paciente y, despu¨¦s, del desarrollo del ni?o?
R. Las parejas que pasan por mi consulta deben firmar un documento de unas 40 p¨¢ginas, con todos los detalles, y consienten en dar informaci¨®n sobre el embarazo, el nacimiento y la salud del ni?o hasta doce meses despu¨¦s del parto. Pero es el propio ginec¨®logo de la paciente el que se hace cargo. Al fin y al cabo, no resulta forzoso confesar que uno ha venido a B¨¦lgica. ?nicamente la pareja espa?ola que ha salido en los peri¨®dicos ha estado interesada publicitar su caso. Las dem¨¢s a las que estoy tratando son absolutamente discretas.
P. ?A cu¨¢ntas parejas ha tratado ya?
R. A 70, pero el n¨²mero de los que completan todo el procedimiento hasta la fertilizaci¨®n in vitro final es muy limitado. Ello se debe a muchas cosas: la larga duraci¨®n del tratamiento, la dificultad en congelar el esperma... Ya ha habido un nacimiento hace tres meses y otras dos parejas est¨¢n esperando el beb¨¦.
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