Las im¨¢genes del cerebro confirman que las personas tienen distinta sensibilidad al dolor

El registro de im¨¢genes del cerebro en plena actividad ha confirmado que algunos individuos son realmente m¨¢s sensibles al dolor que otros, a la vez que aporta nuevos datos para explicar esta variabilidad individual y c¨®mo se procesa el dolor en el cerebro. "Todos conocemos a personas que parecen muy sensibles al dolor y a otras que parecen tolerarlo muy bien. Hasta ahora, no hab¨ªa pruebas objetivas para confirmar que estas diferencias individuales de sensibilidad al dolor son, de hecho, reales", afirma Robert C. Coghill, principal investigador del estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences de EE UU.

Utilizando un equipo de resonancia magn¨¦tica funcional, los investigadores han descubierto en este estudio que quienes afirmaban que un est¨ªmulo cal¨®rico resultaba muy doloroso experimentaban una pronunciada activaci¨®n de regiones cerebrales importantes para el dolor. Por el contrario, quienes reconoc¨ªan que el mismo est¨ªmulo era poco doloroso experimentaban una activaci¨®n m¨ªnima de estas ¨¢reas.

La distinta activaci¨®n cerebral de las zonas del dolor podr¨ªa servir como gu¨ªa terap¨¦utica

"Uno de los aspectos m¨¢s dif¨ªciles a la hora de tratar el dolor ha sido confiar en las indicaciones de los pacientes respecto a su sensaci¨®n de dolor", afirma Coghill. "Estos resultados confirman que las indicaciones de intensidad del dolor est¨¢n muy relacionadas con la activaci¨®n cerebral, y deber¨ªan ser las que guiaran el tratamiento del dolor".

En la investigaci¨®n participaron ocho mujeres y nueve hombres, a quienes se les administr¨® en la pierna un est¨ªmulo cal¨®rico controlado por ordenador. Mientras se les tomaban im¨¢ges cerebrales, se les calentaba una peque?a porci¨®n de piel a 48,9 grados, una temperatura que para la mayor¨ªa resulta dolorosa. Sin embargo, los participantes manifestaron experiencias de dolor muy diferentes. Utilizando una escala de 10 puntos, la persona menos sensible calific¨® el dolor de uno, mientras que la m¨¢s sensible lo calific¨® de casi nueve.

Las personas que indicaban niveles m¨¢s elevados de dolor presentaban una mayor activaci¨®n en las ¨¢reas del cerebro importantes para el dolor: la corteza somatosensorial primaria, que contribuye a percibir en qu¨¦ parte del cuerpo se localiza el est¨ªmulo doloroso y cu¨¢l es su intensidad, y la corteza cingulada anterior, relacionada con el procesamiento de los sentimientos desagradables evocados por el dolor. Sin embargo, se produjeron pocas diferencias en la activaci¨®n del t¨¢lamo, que es el encargado de transmitir las se?alas dolorosas desde la m¨¦dula espinal hasta las regiones superiores del cerebro.

"Esta diferencia entre las pautas de activaci¨®n corticales y tal¨¢micas podr¨ªa ayudar a explicar las diferencias de dolor entre los individuos", afirma Coghill. "Este resultado suscita la intrigante posibilidad de que la informaci¨®n dolorosa entrante se procese en la m¨¦dula espinal de manera generalmente similar. Pero, desde el momento en que participa el cerebro, la experiencia se vuelve muy diferente de un individuo a otro". La mayor¨ªa de las diferencias individuales se deben probablemente a una combinaci¨®n de factores cognitivos, tales como la experiencia con el dolor, el estado emocional en el momento de experimentarlo y las expectativas sobre el mismo.