El talante de Juan Mari J¨¢uregui, modelo para la pol¨ªtica vasca
Algunos se preguntar¨¢n, que impulsa a los amigos, a los familiares de los asesinados para seguir reivindicando su memoria. Primero, unas enormes ganas de seguir viviendo y la voluntad de no renunciar, de no desistir, de que nadie tenga que privarse de defender y expresar las ideas, valores y actitudes ante la vida por las que asesinaron a tantas y tantas personas. Porque entendemos que esta es la mejor manera de defender la dignidad de las personas que componemos esta sociedad, aunque sea una obviedad, sentimos que debemos recordarlo una vez m¨¢s.
A Juan Mari le adornaban muchos valores y muchas actitudes positivas. Todos le recordamos como una persona pr¨®xima y alegre, al que gustaba rodearse de personas diversas y plurales, como somos los vascos, personas de diversos or¨ªgenes geogr¨¢ficos, culturales, sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos. Le recordamos lleno de vitalidad, de humanidad y de dignidad. Preocupado siempre por ofrecer soluciones, aunque, a veces, estas parezcan tan lejanas y, no perdemos la esperanza, puedan estar pr¨®ximas.
"La disyuntiva se plantea en elegir entre el nivel de vida o la dignidad"
"Juan Mari no estar¨ªa con planes que no aborden el reconocimiento de las v¨ªctimas del terror"
Fue un joven comprometido contra la Dictadura y por la Democracia. Y en ello segu¨ªa cuando le mataron. Estamos seguros de que Juan Mari, hoy seguir¨ªa luchando por la democracia y por la libertad de los y las ciudadanas en Euskadi, por que estas eran sus prioridades estrat¨¦gicas.
Juan Mari defend¨ªa y utilizaba la palabra y el di¨¢logo como t¨¢ctica pol¨ªtica y m¨¢s all¨¢ como forma b¨¢sica de relaci¨®n entre los humanos. Tambi¨¦n abogaba por la representaci¨®n democr¨¢tica, la trasmisi¨®n de actitudes y valores de progreso, frente a una sociedad que se sigue mirando al ombligo, ...cuando no, y esto es a¨²n m¨¢s preocupante, mirando hacia otro lado. Juan Mari tuvo muy clara su identidad: Ciudadano de Legorreta, vasco, espa?ol, europeo y universal.
Pues bien, hoy hacen falta muchas de estas actitudes y talantes en la pol¨ªtica y en la sociedad vasca. Nos atrevemos a pensar que Juan Mari hoy no estar¨ªa con planes que no contemplen el reconocimiento de las v¨ªctimas del terrorismo, planes que no concitan los consensos necesarios en la sociedad vasca, para reformar las bases de nuestra convivencia. Planes que no parten del reconocimiento de la pluralidad de esta sociedad, ni del respeto de las normas de juego de la democracia. Planes que ocultan la pluralidad, que pretenden identidades homog¨¦neas y que lo identitario prime sobre la ciudadan¨ªa y sus expresiones plurales.
Juan Mari, aprovechar¨ªa la experiencia de Quebec, en los que los procesos autodeterministas basados en consultas y en constantes campa?as, han tensionado la sociedad, ofreciendo m¨¢s problemas que soluciones.
Juan Mari, que fue partidario del pacto estatutario y, m¨¢s a¨²n, del gobierno de concentraci¨®n para consolidar la transici¨®n democr¨¢tica, tambi¨¦n ser¨ªa partidario para cualquier proceso de convivencia para la plural sociedad vasca, de un amplio consenso de las fuerzas pol¨ªticas y, en definitiva de la propia sociedad vasca.
Porque hoy partimos de la perversi¨®n de que lo ¨²nico que mantiene esta sociedad, una vez cuestionado el sistema pol¨ªtico e institucional, una vez privada la sociedad de todo sustento educacional y moral, una vez resaltado lo identitario sobre lo humano y el electoralismo sobre la verdadera actitud de servicio, es un cierto nivel de renta y de vida.
Lo ¨²nico que mantiene a esta sociedad, es el hecho de que casi todos tenemos algo que perder. Y que la disyuntiva se plantee en elegir entre el nivel de vida o la dignidad es algo realmente triste.
Pero a¨²n hay los que lo pueden perder todo: los amenazados por la mafia terrorista. Y tambi¨¦n, en la vieja terminolog¨ªa marxista que hoy har¨ªa sonreir a Juan Mari "los que no tienen nada que perder", sobre todo ahora, los inmigrantes, con estos estar¨ªa Juan Mari. Y estar¨ªa alerta sobre los s¨ªntomas de xenofobia y de hipocres¨ªa social con que les tratamos. Los queremos para realizar los trabajos que nosotros no queremos y para garantizar la financiaci¨®n de las pensiones futuras, pero les regateamos muchos derechos. Contra esto estar¨ªa Juan Mari. Contra toda actitud que descubriera un enemigo en tu vecino por razones ideol¨®gicas, de confesi¨®n, de origen, de g¨¦nero, etc.
Juan Mari estar¨ªa con todos aquellos que tienen amenazada su dignidad, con los amenazados, tambi¨¦n con los parados y con los que tienen un empleo precario o no pueden acceder a una vivienda digna. Porque para los pol¨ªticos como Juan Mari, la pol¨ªtica est¨¢ para servir a los ciudadanos y no para servirse de ella para intereses esp¨²reos y personales.
Hoy el c¨¢lculo electoral, el miedo, el no reconocimiento del otro, la prevalencia de lo identitario frente a lo universal, son los principales problemas con los que nos encontramos. Los que minan a la sociedad y a las instituciones. Y lo denunciamos, porque se lo debemos a gentes como Juan Mari J¨¢uregui. Juan Mari gogoan zaitugu.
Pablo Parra Moreno, ?scar Renedo, Jos¨¦-Gabriel Zurbano Melero y 50 firmas m¨¢s Amigos de Juan Mari J¨¢uregui.
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