Un fallo deja sin luz a 50 millones de personas
Nueva York, parte de EE UU y Canad¨¢ se recuperan lentamente del peor apag¨®n en 26 a?os
Estados Unidos amaneci¨® ayer, tras su noche m¨¢s oscura, muy consciente de su vulnerabilidad. Un fallo t¨¦cnico a¨²n no identificado dej¨® el jueves sin electricidad, y en muchos casos sin agua, a unos 50 millones de personas. El suministro empezaba a recuperarse de forma lenta y espor¨¢dica el viernes, pero Nueva York, como la mayor parte del norte del pa¨ªs y una amplia regi¨®n de Canad¨¢, segu¨ªa semiparalizada, sin metro y sin refrigeraci¨®n. No hubo pillaje ni violencia, salvo en Ottawa, y la poblaci¨®n asumi¨® con calma el desastre. Sin embargo, nadie dej¨® de ser consciente de que, casi dos a?os despu¨¦s del 11-S, la primera potencia mundial ten¨ªa en la red el¨¦ctrica un flanco que el terrorismo podr¨ªa utilizar para causar inmensos da?os.
Todas las autoridades pidieron paciencia. Lo hizo el presidente George W. Bush, lo hizo el alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, y lo hicieron miles de autoridades locales. La poblaci¨®n se comport¨® como nunca.
En Nueva York, donde una situaci¨®n similar gener¨® en 1977 una salvaje oleada de pillajes e incendios provocados, s¨®lo se denunciaron cuatro robos, mucho menos que en una jornada normal, y no fue roto un solo escaparate. S¨®lo en la capital de Canad¨¢, Ottawa, normalmente apacible, se registraron algunos saqueos.
Fue una noche inolvidable. La c¨²spide del rascacielos Empire Estate permaneci¨® a oscuras, como el resto de la ciudad, y por una vez se vieron las estrellas sobre el cielo de la ciudad m¨¢s electrizante y electrificada del planeta. Muchos optaron por dormir en la calle. En algunos casos, porque el calor era insoportable en casa. En otros casos, por sentir compa?¨ªa. Hubo quien no tuvo m¨¢s remedio: los clientes de hoteles de lujo como el Millenium no pudieron acceder a sus habitaciones porque las cerraduras de las puertas eran el¨¦ctricas, y se acostaron en la acera, envueltos en s¨¢banas proporcionadas por el establecimiento. En el cielo tronaban los helic¨®pteros de vigilancia: "Era como estar en la pel¨ªcula Black Hawk Down", dijo Jane, una neoyorquina de 34 a?os que no pudo alcanzar su domicilio en Brooklyn, por falta de transporte p¨²blico, y tuvo que pernoctar en Manhattan.
P¨¢nico silencioso
Cuando se interrumpi¨® el suministro, a las 16.11 horas, en Nueva York, hubo un instante de p¨¢nico silencioso. Un mismo pensamiento invadi¨® todas las mentes: terrorismo. A falta de televisores y de tel¨¦fonos (la mayor¨ªa de los m¨®viles dejaron de funcionar), las radios sirvieron para disipar el miedo.
Michael Bloomberg, el impopular alcalde de Nueva York, hasta entonces empeque?ecido por el recuerdo de su predecesor, el m¨ªtico Rudy Giuliani, disfrut¨® de su primer d¨ªa de protagonismo e hizo su trabajo. Llam¨® a todas las emisoras para transmitir un mismo mensaje: era un fallo t¨¦cnico, no un atentado. No hab¨ªa que tener miedo, sino paciencia.
En ciertos casos, no resultaba f¨¢cil ser paciente. Mil pasajeros del metro hacia Long Island quedaron atrapados durante dos horas en un t¨²nel bajo el East River, a oscuras y con un calor tremendo.
Un grupo de 70 ni?os que viajaba desde Brooklyn al Bronx soport¨® un largo encierro en un t¨²nel de Manhattan, y tres de los cr¨ªos hab¨ªan perdido el conocimiento cuando llegaron los equipos de rescate. Los bomberos tuvieron que efectuar m¨¢s de 800 rescates en ascensores.
El alcalde Bloomberg recomend¨® ayer que nadie acudiera a su trabajo. No funcionaba el metro, los trenes y autobuses eran escasos y err¨¢ticos, y en cualquier caso no hab¨ªa electricidad en la mayor¨ªa de las oficinas. "?Qui¨¦n puede hacerle ascos a un viernes festivo? T¨®menlo con humor", recomend¨®. El gobernador de Nueva York, el tambi¨¦n republicano George Pataki, fue a¨²n m¨¢s lejos en su deseo de elevar el ¨¢nimo colectivo y sugiri¨® a los neoyorquinos que fueran "a las playas de Long Island, para combatir el calor con un buen ba?o". Era un consejo curioso, habida cuenta de que Bloomberg hab¨ªa prohibido los ba?os: sin energ¨ªa el¨¦ctrica no funcionaban las depuradoras y las aguas residuales se vert¨ªan directamente en el mar.
En Nueva York, como en el resto de las ciudades afectadas en ocho Estados, hubo de todo. Hubo comerciantes que el viernes regalaron o vendieron por unos c¨¦ntimos helados y bocadillos, antes de que la falta de refrigerador los estropeara; otros, en cambio, doblaron los precios para aprovechar la ansiedad de la multitud extraviada por las calles y condenada a dormir al raso o, con suerte, en casa de alg¨²n familiar o amigo.
Hubo quien protest¨® airadamente contra las autoridades, y hubo gente tan inocente como unos j¨®venes que caminaban por el puente de Brooklyn cantando: "Ahora s¨ª / ahora s¨ª / va a caer George W. Bush".
El gran apag¨®n no supuso dificultades inmediatas para el presidente. Pero podr¨ªa crearle problemas considerables en el futuro. El primero, en el ¨¢mbito de la seguridad.
El reci¨¦n creado Departamento de Seguridad Interior demostr¨® ser capaz de coordinar los servicios de emergencia y de mantener la seguridad en centros neur¨¢lgicos como los aeropuertos (al precio de cerrarlos), pero descubri¨® un boquete gigantesco en el per¨ªmetro de seguridad creado tras los atentados del 11-S. Nadie era capaz de determinar, ayer, cu¨¢l era el origen de la sobrecarga que, en cascada, colaps¨® la red el¨¦ctrica de un inmenso territorio. La atenci¨®n de los t¨¦cnicos se centraba en las conexiones entre los lagos Erie y Ontario, sobre la frontera con Canad¨¢, ya que se trataba de instalaciones muy antiguas e hist¨®ricamente problem¨¢ticas. Se hablaba, en principio, de un inexplicable cambio de sentido de la corriente, que circulaba hacia el oeste y bruscamente regres¨® al este, creando a su paso una sobrecarga que hizo saltar una central el¨¦ctrica cada cuatro segundos. Qued¨® emp¨ªricamente comprobado que un atentado terrorista en una central el¨¦ctrica, en un d¨ªa de demanda elevada, pod¨ªa dejar expuesta y sin defensas la regi¨®n estadounidense de mayor peso financiero.
El segundo problema que podr¨ªa afrontar Bush ser¨ªa econ¨®mico. El apag¨®n fue lo peor que pod¨ªa ocurrir en una coyuntura de recuperaci¨®n renqueante. La firma Merrill Lynch estim¨® que el corte el¨¦ctrico podr¨ªa recortar hasta un punto el crecimiento del Producto Interior Bruto en el actual trimestre. La Bolsa de Nueva York, que funcion¨® s¨®lo parcialmente, se movi¨® ayer de forma timorata y levemente bajista, a la espera de que empezara a iluminarse la situaci¨®n.
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