'Carta de una desconocida', de Stefan Zweig
EL PA?S incluye en su volumen 'Leporella', otro excelente relato corto del escritor austriaco
Stefan Zweig (1881-1942) nace en el seno de una rica familia jud¨ªa en la Viena de finales del XIX. Desde su juventud se dedic¨® de lleno a la literatura, la historia y la filosof¨ªa, interes¨¢ndose por el pensamiento y el arte m¨¢s vanguardista de la ¨¦poca, desde el psicoan¨¢lisis al surrealismo. El horror que le produce la Primera Guerra Mundial le convierte en un apasionado pacifista. El desmoronamiento del mundo que anhelaba, culto y tolerante, le empuja a escribir sobre aquello que desde la irracionalidad y la mitificaci¨®n del poder acelera la decadencia de la sociedad. El triunfo de los nazis y la persecuci¨®n a la que se ve sometido, incluida la prohibici¨®n de sus obras, le llevan al exilio. En 1942, y ante la crueldad y la violencia desatada en Europa, decide suicidarse en compa?¨ªa de su segunda esposa en Petr¨®polis (Brasil). Entre sus numerosas obras de ficci¨®n y afamadas biograf¨ªas destaca Carta de una
desconocida, una deslumbrante historia de amor y entrega, que podr¨¢ comprar ma?ana, domingo, por 1 euro, quien adquiera un ejemplar de EL PA?S, y que adapt¨® al cine en 1948 el genial Max Ophuls. El volumen incluye tambi¨¦n un relato corto, Leporella, en el que se manifiesta de nuevo la maestr¨ªa de Zweig en la narraci¨®n de las pasiones del ser humano.
Nota encontrada junto al cad¨¢ver de los Zweig el 23 de febrero de 1942
El final de una vida
"Antes de abandonar esta vida por mi propia y libre voluntad, quiero cumplir un ¨²ltimo deber: quiero dar las gracias m¨¢s sinceras y emocionadas al pa¨ªs de Brasil por haber sido para m¨ª y mi trabajo un lugar de descanso tan amable y hospitalario. Cada d¨ªa transcurrido en este pa¨ªs he aprendido a amarlo m¨¢s y en ning¨²n otro lugar podr¨ªa tener con m¨¢s gusto la esperanza de reconstruir mi vida de nuevo, ahora que el mundo de mi lengua materna ha muerto para m¨ª y Europa, mi hogar espiritual, se destruye a s¨ª misma. Pero comenzar de nuevo requerir¨ªa un esfuerzo inmenso ahora que he alcanzado los 60 a?os. Mis fuerzas est¨¢n agotadas por los largos a?os de peregrinaci¨®n sin patria. As¨ª, juzgo mejor poner fin, a tiempo y sin humillaci¨®n, a una vida en la que el trabajo espiritual e intelectual ha sido fuente de gozo y la libertad personal mi posesi¨®n m¨¢s preciada.
?Saludo a mis amigos! Quiz¨¢ ellos vivan para ver el amanecer tras la larga noche. Yo estoy demasiado impaciente y parto solo".
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