Jugar a que todos ganen
El autor resalta el nuevo compromiso social y cultural de las empresas espa?olas, pero alerta sobre la tentaci¨®n de algunas compa?¨ªas de querer reparar as¨ª su imagen da?ada.
- La Responsabilidad Social
de la Empresa en Espa?a
El a?o 2003 es el de la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) en nuestro pa¨ªs. Al menos, eso es lo que parecen afirmar numerosos analistas que coinciden en se?alar el momento actual como un punto de inflexi¨®n en los discursos existentes en torno al fen¨®meno de la responsabilidad corporativa. ?Por qu¨¦ esto es as¨ª? La respuesta es muy sencilla: la RSE, por fin, ha conseguido irrumpir en la arena del debate p¨²blico, penetrando con firmeza en el grueso de las agendas p¨²blicas y privadas.
Hasta esta fecha, nuestro pa¨ªs hab¨ªa conocido t¨ªmidas aproximaciones a este fen¨®meno, y como sucede con tantos otros temas, en el debate europeo en torno a la RSE tambi¨¦n hemos permanecido en un discreto segundo plano. Sin embargo, no creemos correr ning¨²n riesgo si afirmamos que en los ¨²ltimos meses Espa?a ha dado el salto definitivo hacia este modelo renovado de orientaci¨®n de la actividad empresarial. Situando el epicentro del cambio en abril de 2002, con la adscripci¨®n de m¨¢s de 120 empresas de nuestro pa¨ªs al Global Compact promovido por Kofi Annan, el presente a?o est¨¢ marcado por la masiva publicaci¨®n de Memorias de RSE por parte de las compa?¨ªas espa?olas, por la aparici¨®n de numerosos estudios y publicaciones que intentan dar cuenta de las principales dimensiones de esta realidad y por el compromiso de los poderes p¨²blicos de trabajar por el establecimiento de un marco de actuaci¨®n a la medida de los retos que se avecinan.
El mecenazgo empresarial no debe ser utilizado a modo de plataforma medi¨¢tica
- El potencial del mecenazgo
empresarial
Dentro del espacio general de la RSE, aqu¨ª vamos a centrar la mirada en una de las l¨ªneas de actuaci¨®n que m¨¢s interesante se ha revelado en los ¨²ltimos tiempos. En efecto, el mecenazgo empresarial ha conocido un desarrollo muy importante en un periodo relativamente breve de tiempo, y basta con se?alar que el reciente informe general de la Fundaci¨®n FOESSA cifra en m¨¢s de 250 millones de euros las cantidades aportadas por el ¨¢mbito corporativo espa?ol s¨®lo en el terreno de la acci¨®n social, de los cuales se estima que la mitad provienen directamente de empresas y el 50% restante tienen su origen en las cajas de ahorro. La iniciativa filantr¨®pica del sector corporativo tiene un potencial extraordinario para materializar el acercamiento progresivo del universo privado al compromiso con el desarrollo social y cultural, y las posibilidades que ofrece la concertaci¨®n entre las empresas y las entidades no lucrativas son tales que, sin pecar de un optimismo injustificado, invitan a pensar en la posibilidad de un cambio social a gran escala.
No nos cansaremos de repetir que el mecenazgo empresarial es en esencia un juego en el que todas las partes implicadas pueden y deben obtener beneficios netos. La cooperaci¨®n entre el ¨¢mbito empresarial y el sector no lucrativo en la puesta en marcha de iniciativas de inter¨¦s general se traducir¨¢ en un aumento cuantitativo, pero tambi¨¦n cualitativo, de las mismas, con lo que los destinatarios finales de los proyectos emprendidos tambi¨¦n podr¨¢n constatar el impacto positivo derivado de este proceso de suma de esfuerzos y capacidades.
Sin embargo, con esto no queremos decir que cualquier compa?¨ªa pueda ser considerada como responsable desde un punto de vista social por el mero hecho de colaborar en un proyecto de inter¨¦s general, ni mucho menos que toda iniciativa de mecenazgo empresarial sea siempre positiva y enriquecedora per se. De entrada, este tipo de actuaciones deben formar parte de una estrategia de fondo que oriente el conjunto de la actividad corporativa, con lo que no cabe que ciertas empresas recurran puntualmente a estos mecanismos para expiar otro tipo de miserias inconfesables. En un contexto tan agitado como el actual, caracterizado por la creatividad contable m¨¢s inaudita y por el recuerdo de los abusos y las estafas m¨¢s fenomenales, parece f¨¢cil imaginar que ciertas compa?¨ªas puedan sentirse tentadas de reparar la imagen da?ada enfund¨¢ndose el traje de las buenas intenciones y apareciendo p¨²blicamente de la mano de una ONG solidaria.
Lo que parece claro es que el mecenazgo empresarial debe ajustarse a unos patrones m¨ªnimos de funcionamiento que puedan maximizar los resultados obtenidos a trav¨¦s de los procesos de colaboraci¨®n. El juego que aqu¨ª proponemos, como sucede en la mayor parte de los casos, necesita de unas reglas m¨ªnimas para que los diversos participantes puedan enmarcar sus actuaciones en un esquema racional y operativo. ?Cu¨¢les son los elementos esenciales que deben orientar el debate en torno al mecenazgo empresarial?
- Los elementos centrales
del debate
1. De entrada, la aproxima-ci¨®n terminol¨®gica y conceptual. En un contexto que se caracteriza por su enorme complejidad, no queda m¨¢s remedio que construir un l¨¦xico com¨²n que permita el entendimiento entre diferentes ¨¢mbitos de la realidad social que durante mucho tiempo han permanecido ajenos los unos a los otros. Siendo el mecenazgo un proceso eminentemente relacional, no tendr¨ªa mucho sentido que cada actor manejara un vocabulario espec¨ªfico que dificultara los procesos negociadores y entorpeciera el establecimiento de proyectos compartidos. As¨ª pues, una tarea a acometer con urgencia es la de la definici¨®n, consensuada entre las distintas partes implicadas, de las ideas, las nociones y los indicadores que est¨¢n determinando el rumbo de los diferentes proyectos de colaboraci¨®n, de forma que al hablar de "acci¨®n social", de "responsabilidad corporativa" o de "sostenibilidad global", todas las partes implicadas manejen un referente simb¨®lico com¨²n.
2. El siguiente elemento a mencionar es la necesidad de habilitar mecanismos de comunicaci¨®n e intercambio que resulten efectivos. Debido a que el mecenazgo empresarial es un fen¨®meno relativamente reciente y, desde luego, en pleno auge y desarrollo, la forma m¨¢s eficaz de ajustar y acompasar los proyectos emergentes es a trav¨¦s del aprendizaje que se pueda extraer de las experiencias puestas en marcha. En este sentido, los foros, los congresos, los espacios de debate y el resto de iniciativas enfocadas a compartir los resultados globalmente m¨¢s exitosos, pero tambi¨¦n los fracasos m¨¢s estrepitosos, se convierten en mecanismos de gran utilidad para avanzar en la conformaci¨®n de un acervo te¨®rico y pr¨¢xico que pueda ser una gu¨ªa ¨²til para tentativas futuras de mecenazgo empresarial.
3. Un tercer factor es la necesidad de renunciar a apriorismos e im¨¢genes prefabricadas de la parte contraria. Es verdad que las empresas privadas tienen un af¨¢n eminentemente lucrativo, y no es menos cierto que las organizaciones del Tercer Sector pecan a menudo de falta de profesionalidad y de transparencia. ?Significa esto que no hay un m¨ªnimo resquicio para poder pensar en un proyecto compartido entre estos dos ¨¢mbitos mencionados? Por supuesto que no. La confianza es un valor capital a la hora de emprender cualquier iniciativa compartida, y ¨²nicamente contando con ¨¦sta podr¨¢n cimentarse unas relaciones s¨®lidas y fruct¨ªferas entre compa?¨ªas privadas y entidades no lucrativas. Siendo sus ¨¢mbitos de actividad tan radicalmente diferentes, as¨ª como su modus operandi y sus valores organizacionales, el mecenazgo puede convertirse en el puente que acerque a estos dos universos tan dispares, se?alando el camino directo hacia un punto de concertaci¨®n en el que cada actor maximice sus beneficios y a la vez contribuya a la consolidaci¨®n de los de la otra parte.
4. Para terminar con este repaso por los temas candentes que rodean al mecenazgo empresarial, resulta inevitable referirse al compromiso que han de contraer cada uno de los agentes participantes con la promoci¨®n del inter¨¦s general y el trabajo por el desarrollo social. Tal y como ya hemos apuntado, la RSE no puede ser un subterfugio para compensar otra serie de actuaciones m¨¢s oscuras, as¨ª como tampoco el mecenazgo empresarial debe ser utilizado a modo de plataforma medi¨¢tica para impulsar una imagen determinada totalmente desligada de una apuesta ¨¦tica. Si la aspiraci¨®n es la de maximizar el enorme potencial de la colaboraci¨®n entre la sociedad civil y la empresa, el paso adelante debe responder a una voluntad firme y consciente de poner en marcha iniciativas audaces y comprometidas que se traduzcan en un beneficio global y compartido.
- Un horizonte de sinergias
La idea de sinergia es posiblemente la que mejor resume lo que aqu¨ª hemos pretendido argumentar. La ¨¦poca de las esferas sociales estancas e independientes ha quedado definitivamente obsoleta; hoy, el ritmo lo marcan las iniciativas m¨¢s visionarias que se apoyan en el conocimiento compartido y en la suma de capacidades para alcanzar sus objetivos. Y precisamente ah¨ª radica el quid de la cuesti¨®n. En los objetivos. Porque hay un conjunto cada vez m¨¢s amplio de compa?¨ªas privadas que han decidido escapar de los r¨ªgidos cors¨¦s impuestos por las concepciones m¨¢s cl¨¢sicas de su papel en la sociedad y han comenzado a reformular sus objetivos de partida, incorporando principios tales como el progreso colectivo, el trabajo compartido y la creaci¨®n de sinergias transformadoras de la realidad.
Como vemos, el tablero est¨¢ listo y los jugadores dispuestos a jugar la partida. Si todos se ajustan a las reglas mencionadas, es seguro que la sorpresa vendr¨¢ con la constataci¨®n de que al final ninguno resulta perdedor.
Manuel Rodr¨ªguez Casanueva es presidente de Philanthropos y empresario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.