La mejor Espa?a de los tres ¨²ltimos a?os
La selecci¨®n tuvo m¨¦ritos rese?ables, como la producci¨®n de un alt¨ªsimo n¨²mero de oportunidades frente a un rival tan defensivo
Fuera de lo subjetivo que tiene el f¨²tbol para sus espectadores, una manera realista de definir el buen juego de un equipo es por el alto n¨²mero de oportunidades que crea y por las escasas ocasiones que concede. Puede que Espa?a decepcionara en el segundo aspecto. Permiti¨® tres oportunidades clar¨ªsimas y encaj¨® un tanto que combin¨® la eficacia de Noruega en las jugadas de rechaces con el despiste de la defensa espa?ola, especialmente de Puyol, distra¨ªdo y mal perfilado ante Flo. La flojera defensiva impide pensar en un gran partido de Espa?a, porque el f¨²tbol es defensa y ataque, aunque es cierto que la preponderancia de la selecci¨®n es al juego generoso, con extremos, dos delanteros y un centrocampista -Baraja- que aprovechar cualquier excusa para soltarse y alcanzar el ¨¢rea.
Si la actuaci¨®n no fue lo completa que fuera deseable, el juego de ataque fue el mejor de Espa?a desde los magn¨ªficos partidos previos a la Eurocopa 2000. La selecci¨®n tuvo m¨¦ritos rese?ables. Ninguna fue mayor que la producci¨®n de un alt¨ªsimo n¨²mero de oportunidades frente a un rival estrictamente defensivo. Si generar ocasiones es siempre satisfactorio, lo es mucho m¨¢s ante un equipo que est¨¢ definido por la eficacia de su defensa. Por lo tanto, el m¨¦rito es doble. Noruega hab¨ªa recibido s¨®lo cinco goles en la fase de clasificaci¨®n. Tambi¨¦n es el equipo que bloque¨® con una facilidad sorprendente a Espa?a en la Eurocopa 2000. No era una Espa?a cualquiera, sino la selecci¨®n que hab¨ªa asombrado frente Austria. All¨ª estaban Hierro, Guardiola, Fran, Valer¨®n y Ra¨²l entre otros. Se fueron del partido con una derrota y sin apenas ocasiones de gol.
La selecci¨®n tuvo no menos de siete ocasiones de marcar. S¨®lo una de ellas vino alimentada por algo ajeno al fluir del juego: la falta que dio lugar al gol de Ra¨²l. Todas las dem¨¢s estuvieron relacionadas con un f¨²tbol que alcanz¨® grados excelentes. Hubo dos mano a mano con el portero, mal resueltos por Torres y Ra¨²l; se vieron tiros cortos que obligaron al guardameta noruego a recordar al mejor Casillas; no faltaron los remates de media distancia: uno de Baraja escupi¨® el palo y un par de ellos se escaparon por un palmo. Todo esto en medio de un frenes¨ª que s¨®lo remiti¨® en un buen trecho del segundo tiempo, despu¨¦s de que Espa?a acusara la fatiga mental y f¨ªsica que requiri¨® el empate. Hubo varios protagonistas en los remates -Ra¨²l, Torres, Reyes, Baraja, Albelda-, lo que habla de una participaci¨®n colectiva y de recursos variados. Que todo esto sucediera en el peor escenario posible, todav¨ªa es m¨¢s notable.
Espa?a ha hecho un cl¨¢sico de los desastres en circunstancias parecidas al encuentro con Noruega. La derrota frente a Irlanda del Norte en el Mundial 82 o el fracaso ante los noruegos en la Eurocopa 2000 son dos ejemplos de bloqueo en la m¨¢xima exigencia. Esta vez, el equipo no se qued¨® bloqueado. Se ha hablado de falta de car¨¢cter del equipo en los momentos decisivos. No en Valencia. No ante Noruega. La selecci¨®n tuvo juego y temperamento. No era f¨¢cil. Espa?a no entr¨® en estado de p¨¢nico. Jug¨® con energ¨ªa, rapidez y buenas maneras. Hizo saber su superioridad a Noruega. Tuvo oportunidades de todos los colores y levant¨® un partido complicad¨ªsimo. Lejos de caer en el des¨¢nimo que parece flotar en el ambiente, la selecci¨®n dio motivos de sobra para elogiar su partido.
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