Un naturalista en China y Mongolia
La humanidad debe a este misionero e ilustre naturalista el descubrimiento para la ciencia del extra?o ciervo que lleva su nombre y del oso panda, as¨ª como diversas especies tanto de animales como de plantas. Jean Pierre Armand David naci¨® en Ezpeleta (Lapurdi) el 7 de septiembre de 1826 y falleci¨® en Par¨ªs en noviembre de 1900. Hab¨ªa ingresado en la orden lazarista en 1848, mostrando pronto una gran inclinaci¨®n por las ciencias naturales. Ordenado sacerdote en 1862, fue pronto enviado a Pek¨ªn, donde comenz¨® a coleccionar materiales para un museo de historia natural, principalmente ejemplares zool¨®gicos; sin embargo, la bot¨¢nica, la geolog¨ªa y la paleontolog¨ªa se encontraban igualmente bien representadas.
A solicitud del Gobierno franc¨¦s, importantes especies de su colecci¨®n fueron enviados a Par¨ªs, despertando el mayor inter¨¦s. El Jadin des Plantes le comision¨® para que emprendiera diversos viajes cient¨ªficos a trav¨¦s de China y Mongolia a fin de incrementar las colecciones. Tuvo ¨¦xito en la obtenci¨®n de muchos espec¨ªmenes, hasta entonces desconocidos, de animales y plantas. El valor de sus extensas colecciones para el avance de la zoolog¨ªa sistem¨¢tica y, en especial, para el progreso de la geograf¨ªa animal recibi¨® el reconocimiento universal del ¨¢mbito cient¨ªfico.
El oso panda
David elabor¨® sus trabajos para una ponencia con vistas al International Scientific Congress of Catholics que se reuni¨® en Paris en abril de 1888. Hab¨ªa encontrado en China en torno a 200 especies de animales salvajes, de las que 63 eran desconocidos hasta entonces para los zo¨®logos y otras 807 especies de p¨¢jaros, 65 de las cuales no hab¨ªan sido descritas antes. Junto a ello figuraba una magn¨ªfica colecci¨®n de reptiles, batracios y peces que fue puesta en manos de los especialistas para su estudio y tambi¨¦n un gran n¨²mero de polillas e insectos, muchos de ellos hasta entonces desconocidos, que fueron enviados al Jardin des Plantes.
La significaci¨®n de los viajes cient¨ªficos del padre Armand David para la bot¨¢nica puede inferirse de hechos tales como que entre los rododendros que coleccion¨® se hallaron no menos de 22 nuevas especies o que entre las pr¨ªmulas lo fueron alrededor de 40, mientras que las Monta?as Occidentales de China suministraron un numero todav¨ªa mayor de ejemplares desconocidos de gencianas.
El animal hasta entonces no catalogado m¨¢s rese?able de los descubiertos por el religioso lazarista fue una especie de oso (ursus melanoleucus, oso blanco y negro) que es un eslab¨®n entre los gatos y los osos: el oso panda. Otro animal notable, hallado por el viajero, recibi¨® el nombre cient¨ªfico de elaphurus davidianus. De este animal, los contempor¨¢neos se?alaban que tiene "los cuernos de un ciervo, el cuello de un camello, las pezu?as de una vaca y la cola de un asno" [ver despiece]. En medio de su fecunda labor como naturalista, el padre David no descuid¨® su faceta misionera.
En el a?o 1872, Jean Pierre Armand David fue elegido miembro correspondiente de la Academia de Ciencias francesa, en la secci¨®n de Geograf¨ªa y Navegaci¨®n, ocupando el sill¨®n de otro conspicuo vasco, Antoine d'Abbadie. Tambi¨¦n realiz¨® viajes cient¨ªficos a T¨²nez. Hab¨ªa nacido en la localidad de Ezpeleta el 7 de septiembre de 1826 y falleci¨® en Par¨ªs en noviembre de 1900. Todav¨ªa hoy son estimadas sus aportaciones a la ciencia fruto de sus expediciones al Celeste Imperio.
El ciervo del padre David
La historia del ciervo del padre David, uno de los m¨¢s raros del mundo, constituye el ejemplo de una especie animal salvada de la extinci¨®n gracias a haber sido criada en cautiverio. Cuando el misionero recorr¨ªa China entre los a?os 1861 y 1874, descubri¨® que en un gran parque amurallado sito en las afueras de Pek¨ªn el emperador manten¨ªa una manada de extra?os animales. Ten¨ªan cogote de camello, pezu?as de vaca, cola de burro y cornamenta de ciervo, por lo que los llamaban con un nombre que alud¨ªa a esas cuatro incongruencias. Se supone que proven¨ªan de las zonas pantanosas del este de China, pero que en las ¨¢reas silvestres se hab¨ªan extinguido ya varios siglos antes.
El misionero-naturalista consigui¨® un par de pieles y alguna cornamenta de estos ciervos y las envi¨® al Museo de Historia Natural de Par¨ªs, donde el animal fue descrito y recibi¨® su nombre cient¨ªfico (Elaphurus davidianus), que honra el apellido de su descubridor. ?ste y otros lograron que el emperador enviara unos pocos ejemplares a varios zool¨®gicos europeos.
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