La vecindad del tr¨ªptico del Monasterio de Piedra
La exposici¨®n dedicada a la figura de Isabel II presenta una sorpresa adyacente: en una sala contigua y unida a la que presenta los logros isabelinos, la Real Academia de la Historia ha desplegado el tr¨ªptico-relicario del Monasterio de Piedra, una joya del arte medieval ¨²nica en Espa?a.
Con sus tres cuerpos ub¨¦rrimamente estofados en panes de oro, su decoraci¨®n presenta la riqueza pol¨ªcroma de la ornamentaci¨®n religiosa que, a finales del siglo XIV, cobr¨® esplendor en Arag¨®n. Fue all¨ª donde la presencia de artesanos moriscos produjo frutos m¨¢s felices. Las lacer¨ªas que signan el relicario son de tal belleza que encaminan su contemplaci¨®n hacia el ensimismamiento.
Los rojos y carmines de sus santorales, sus ojivas lobuladas y, sobre todo otro ornato, sus moc¨¢rabes de perforadas oquedades, destellan tanto desde tan fin¨ªsimos trazos que convierten esta pieza en uno de los tesoros art¨ªsticos m¨¢s valiosos de Madrid, al decir de acad¨¦micos de Bellas Artes, algunos de los cuales comparten sill¨®n en el recinto de la calle del Le¨®n.
El relicario fue tallado en madera en torno al a?o de 1390 y permaneci¨® en el cenobio aragon¨¦s hasta mediado el siglo XIX, en que la postraci¨®n consecutiva a la desamortizaci¨®n llen¨® de hiedra y ruina los muros del monasterio. Un carro de bueyes trajo hasta Madrid el tr¨ªptico que qued¨® depositado, afortunadamente, en la Academia, ya a salvo de la erosi¨®n. Durante d¨¦cadas decor¨® la capilla del centro y su acceso al p¨²blico no estuvo permitido.
Grandes vitrinas con textos y libros relativos al relicario documentan este espacio, que los visitantes agradecen por su magnificencia. En otra sala, ahora en espera de su apertura al p¨²blico, el disco de Teodosio, otro de los tesoros de la Academia, destella solitario y espl¨¦ndido.
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