Monterroso en nueve palabras
BREVEDAD Enrique Lynch
Monterroso es cervantino en su actitud literaria, m¨¢s pendiente del lector que de s¨ª mismo
Brevedad es lo que falta a las ¨®peras y a las tesis y hace a las primeras abrumadoras y a las segundas, abominables
Lo que se afirma o se sufre, se escribe y se manifiesta, o bien es largo, penoso o reconfortante, o bien es breve. La brevedad es la virtud del amor y del pasatiempo, la condici¨®n del viaje cuando est¨¢ lleno de incidencias, y lo que lamentamos al pensar cu¨¢n peque?a es la cuota de existencia que nos ha sido asignada. (As¨ª lo deja entrever, con melancol¨ªa, el c¨¦lebre adagio de Horacio). Para los h¨¦roes, los genios y los semidioses, sin embargo, la brevedad es el precio de la fama, que s¨®lo se salda con una muerte escogida -por eso Aquiles prefiri¨® una vida ef¨ªmera y gloriosa y se hizo inmortal-. Y para todos, sin distinci¨®n, breve es el tiempo de la felicidad, cuando nos toca. En el arte, en cambio, la brevedad es lo que falta a las ¨®peras y a las tesis y hace a las primeras abrumadoras, y a las segundas, abominables: lo m¨¢s dif¨ªcil, la suprema imitaci¨®n, all¨ª donde el escritor casi consigue escapar a la trampa de las palabras y parece que, por una vez, sabe lo que dice.
Su ¨²ltima obra es el ensayo In-moral (Fondo de Cultura Econ¨®mica).
CERVANTES Antonio Orejudo
Su ¨²ltima obra es la novela Ventajas de viajar en tren (Alfaguara). Tambi¨¦n es autor de una edici¨®n de las Novelas ejemplares de Cervantes (Castalia).
CUENTO TRISTE B¨¢rbara Jacobs
Es cuento triste porque es cuento bueno. Si la vida es triste, y un buen cuento es el que re¨²ne toda la vida, un buen cuento siempre ser¨¢ un cuento triste. Que lo sea, no implica que descarta el humor. De hecho, la Antolog¨ªa del cuento triste, le¨ªda en su orden normal, revela la historia de la gradaci¨®n o del tratamiento
del humor en la literatura. No todo cuento triste es bueno; para que lo sea, debe incluir el ingrediente justo de humor. La tristeza y la alegr¨ªa de la vida, en una combinaci¨®n literaria armoniosa, dar¨¢ como resultado una literatura triste.
Su ¨²ltima obra es la colecci¨®n de art¨ªculos Atormentados (Alfaguara). Tambi¨¦n es autora, junto a Augusto Monterroso, de Antolog¨ªa del cuento triste (Alfaguara).
DINOSAURIO
Javier Sampedro
?Extinto? Su tama?o irreal inspira a¨²n a las empresas que se funden y a las econom¨ªas que no escuchan, su color incierto ti?e todav¨ªa los r¨ªos secos y las ma?anas de tormenta, sus dientes como cimitarras siguen escondi¨¦ndose tras la mesa de un gestor que se esconde tras las ecuaciones de un ide¨®logo, su lengua pegajosa no ha dejado de dictar el discurso del poder mudo. Ser¨¢ un f¨®sil, no te digo que no, extinto tal vez en las l¨¢minas de un libro igualmente extinto, pero en este mundo, fuera de la biblioteca, el dinosaurio vive a¨²n en el desv¨¢n oscuro de nuestra mente dormida.
Su ¨²ltima obra es el ensayo Deconstruyendo a Darwin (Cr¨ªtica).
F?BULA Gustavo Mart¨ªn Garzo
Augusto Monterroso no ten¨ªa un alto concepto de los hombres, ni de lo que cab¨ªa esperar de ellos, pero est¨¢ claro que se encontraba a gusto en su compa?¨ªa, especialmente si eran escritores o ten¨ªan alg¨²n trato con los libros. Por eso sus f¨¢bulas, contra lo que suele decirse, est¨¢n llenas de candor. S¨®lo que el candor es peligroso, como lo demuestra el ni?o que, en el cuento de Andersen, afirma que el rey est¨¢ desnudo. ?se es el problema de la verdad, que es dinamita pura; adem¨¢s, nadie suele creerla. Ni siquiera sabemos para lo que sirve. En un viejo cuento suf¨ª un hombre le dice a su maestro: "Nos cuentas historias pero no nos dices c¨®mo descifrarlas". "?T¨² qu¨¦ dir¨ªas -le contesta ¨¦ste- si un hombre que viene a venderte fruta se la comiese dej¨¢ndote solo con la piel?". Eso son las f¨¢bulas para Monterroso: la fruta completa.Su ¨²ltima obra es Peque?o manual de las madres del mundo (Erre que Erre).
GUATEMALA
Luis Eduardo Rivera
Es el sustrato casi imperceptible de su obra, que no contradice ni desmiente la marcada inclinaci¨®n hacia lo universal que observamos desde el primero hasta el ¨²ltimo de sus libros. Ni su nacimiento en Honduras, ni los tant¨ªsimos a?os de exilio en M¨¦xico, DF, en donde residi¨® hasta el final de sus d¨ªas, y en donde escribi¨® y public¨® la casi totalidad de su obra, lo alejaron afectivamente de ese espacio geogr¨¢fico con el que su destino se sold¨®, en junio de 1954, a la ca¨ªda del Gobierno de Jacobo Arbenz. Moterroso, junto con los m¨¢s destacados artistas e intelectuales guatemaltecos de su generaci¨®n, permaneci¨® fiel a una patria ideal, a un sue?o de democracia que dur¨® apenas diez a?os (de 1944 a 1954), y que sus compatriotas, no todos por supuesto, a¨²n evocan con nostalgia como Revoluci¨®n de Octubre. Igualmente, el ingenio que tanto le han celebrado tiene sus ra¨ªces en ese pa¨ªs, en una primera influencia literaria que ¨¦l siempre reivindic¨® con orgullo: las Tradiciones de Guatemala, del genial Pepe Batres Mont¨²far.
Escritor guatemalteco, autor de la novela Velador de noche, so?ador de d¨ªa (?scar de Le¨®n Palacios Ed.). Pr¨®ximamente publicar¨¢ en Espa?a El lector ideal (Llibros del Pexe).
OBRAS COMPLETAS Enrique Vila-Matas
Nadie antes en la literatura hab¨ªa debutado as¨ª. Con una colecci¨®n de relatos titulada Obras completas (y otros cuentos). ?Qui¨¦n deseaba acabarlas? Para colmo, el libro conten¨ªa el relato m¨¢s breve del mundo. Y se levantaba contra la Solemnidad. Y, adem¨¢s, empezaba por el final, puesto que Obras completas era el t¨ªtulo del ¨²ltimo cuento. Del ¨²ltimo cuento del volumen, que no de las obras completas del autor, que en los siguientes a?os se dedicar¨ªa a situarse, con la astucia de la oveja negra, a la altura de Rulfo y de Borges. Conten¨ªa el libro momentos de alta ternura cervantina y superrealista: "A la orilla del camino vaca muerta muertita sin quien la enterrara ni quien le editara sus obras completas ni quien le dijera un sentido y lloroso discurso por lo buena que hab¨ªa sido". Al cabo de los a?os La vaca volver¨ªa, pero s¨®lo para dejar incompleta la obra y para recordarnos lo bueno que Monterroso era. No le dieron el Premio Cervantes los tarugos de siempre. Porque no era solemne ni engre¨ªdo. Y porque no hab¨ªa escrito, dec¨ªan, sus Obras Completas.Su ¨²ltima obra es la novela Par¨ªs no se acaba nunca (Anagrama).
OVEJA NEGRA Bernardo Atxaga
Aunque en la ¨¦poca en que Augusto Monterroso escribi¨® sus f¨¢bulas todav¨ªa exist¨ªa, el g¨¦nero se encuentra ahora en v¨ªas de extinci¨®n. Miremos alrededor: no hay excepciones en los reba?os. Escuchemos lo que se dice: se habla mal, constantemente, de los del otro prado, pero contra los que comparten la misma hierba nadie dice ni b¨¦. Perdura, sin embargo, la necesidad que siente todo reba?o de matar de vez en cuando a alg¨²n pr¨®jimo, de modo que hay ovejas blancas que son separadas de las dem¨¢s y llevadas lejos, hasta un punto en el que ya no es posible distinguir los colores. "?Una oveja negra!", gritan entonces los voceras, y la oveja es condenada y muerta, o al rev¨¦s. No todas sus compa?eras se regocijan, algunas inician incluso una protesta. "Hemos matado a una, pero tiene que haber m¨¢s", grita entonces un cabr¨®n. Se hace enseguida el silencio, y alguien entona, balando, una balada boba.
Su ¨²ltima obra es la novela Soinujolearen semea
[el hijo del acordeonista] (Pamiela).
VACA Empar Moliner
Informe de lectura del cuento infantil 'La vaca' (popular)El cuento describe un d¨ªa cualquiera en la vida de una vaca lechera. Tal y como est¨¢ es impublicable. Sugerimos las siguientes modificaciones:
-Cuando el granjero orde?a a la protagonista, no deber¨ªa mirarle las ubres, sino los ojos. A su frase: "Las vacas tienen las ubres grandes", habr¨ªa que a?adir, "y una gran inteligencia, por la que son valoradas".
-Ser¨ªa conveniente que el toro tambi¨¦n llevase cencerro, para demostrar que no s¨®lo las hembras se preocupan por los abalorios.
-La escena de sexo (necesaria por educativa) es machista. Ya que en la c¨®pula el toro asume el rol dominante, la vaca deber¨ªa, al menos, tomar la iniciativa. Despu¨¦s, ¨¦l tendr¨ªa que preguntarle si ha llegado al orgasmo.
-La ilustraci¨®n en la que la vaca amamanta al ternero no es incorrecta, pero s¨ª pobre pl¨¢sticamente. El/la lector/a puede pensar que todos/as los y las animales son en blanco y negro y, por tanto, aburridos. Sustituyendo al ternero por un/a cerdito/a adoptivo/a (de color rosa) la escena ser¨ªa m¨¢s interesante a nivel crom¨¢tico y fomentar¨ªa los valores de solidaridad por los que siempre se ha preocupado nuestra editorial.
Su ¨²ltima obra es el libro de cuentos T'estimo si he begut [te quiero si he bebido] (Quaderns Crema).
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