Castilla del Pino entra en la Academia con un discurso sobre la reflexi¨®n y los delirios
El psiquiatra relaciona su teor¨ªa del sujeto con los lenguajes del desdoblamiento y la fantas¨ªa
"Los seres humanos disponemos de dos biograf¨ªas, dispares entre s¨ª, pero dependientes una de otra", empez¨® diciendo Castilla. "La primera es la biograf¨ªa p¨²blica, la que se escenifica ante los dem¨¢s. Es la que consideramos err¨®neamente como la ¨²nica vida real. La segunda la constituye nuestra biograf¨ªa ¨ªntima: la fantaseada, la de nuestros deseos a¨²n o quiz¨¢ por siempre insatisfechos, la de los sue?os y ensue?os, la de nuestros sentimientos ocultos: una vida secreta (?y qu¨¦ bien que lo sea!, como viene a decir Jonathan Franzen)".
"Secreta, porque es inobservable", agreg¨® el nuevo acad¨¦mico. "De vez en cuando, sacamos al exterior, aunque convenientemente acicalado, un fragmento de esa vida oculta y lo convertimos en p¨²blico. Ahora bien, esta vida ¨ªntima no es menos real que la otra, aunque es una vida puramente mental. Pero la mente forma parte de la naturaleza, es una de las funciones de nuestro organismo". Y por eso Ant¨®n Ch¨¦jov hace decir a un personaje, "en respuesta a otro que alucinaba: 'Es una alucinaci¨®n, pero tu alucinaci¨®n es real porque forma parte de ti como ser humano y, por tanto, de la naturaleza".
El psiquiatra hizo aqu¨ª un inciso para recordar a Camilo Jos¨¦ Cela, que ocup¨® el sill¨®n que ¨¦l ostenta ahora. Lo conoci¨® una tarde en el caf¨¦ Gij¨®n: "Un d¨ªa trabajaba yo en una mesa junto a la que ¨¦l ocup¨® al llegar. Algunos de sus contertulios se hab¨ªan marchado. En un determinado momento, mirando hacia m¨ª al tiempo que yo me enderezaba por unos segundos, me habl¨® de esta manera: '?Puedo preguntarle, joven, si no es indiscreci¨®n, qu¨¦ es lo que hace usted tan afanosamente?'. Le dije lo que hac¨ªa [traducir del alem¨¢n un libro de Weizs?cker]. A continuaci¨®n me espet¨®, sin duda no s¨®lo a m¨ª, sino a una multitud imaginaria: "Me parece muy bien que trabaje. Como usted sabe, y si no lo sabe se lo hago saber yo, ¨¦ste es un pa¨ªs de holgazanes; aqu¨ª no trabaja ni Dios, porque el que trabaja es considerado imb¨¦cil. Siga trabajando'. No me habl¨® m¨¢s. A todo esto debo advertir que Cela ten¨ªa seis a?os m¨¢s que yo, es decir, veintisiete, pero se dirigi¨® a m¨ª desde una mayor¨ªa de edad representada a la perfecci¨®n...".
Tras recordar c¨®mo el compulsivo trabajador que fue Cela abri¨® a los escritores del exilio con su revista Papeles de Son Armadans una ventana de expresi¨®n durante el franquismo, Castilla entr¨® en materia de psicolog¨ªa y lenguaje: c¨®mo anticipa el sujeto las im¨¢genes, c¨®mo representa interiormente lo que har¨¢, c¨®mo previene lo que piensa el otro, c¨®mo reflexiona sobre s¨ª mismo y sobre los dem¨¢s, c¨®mo usamos el reflexivo: "No solemos ir a la realidad exterior d¨¢ndonos topetazos contra ella", dijo, "sino que de antemano la prevemos y la prevenimos. Prever y prevenir son verbos que dan cuenta de tareas de tal relevancia que, sin ellas, no podr¨ªamos literalmente sobrevivir".
El Diccionario de la RAE define prever como "ver con anticipaci¨®n". "Esta definici¨®n es inexacta", dijo Castilla. "?Qu¨¦ ser humano est¨¢ dotado de la posibilidad de ver antes de que el objeto sea visible?". La clave, pues, es la representaci¨®n: "Cada actuaci¨®n cara al exterior se presenta como si fuera el sujeto en su totalidad, cuando no es m¨¢s que una representaci¨®n ad hoc para un contexto determinado. Yo estoy actuando muy en serio en este momento y aparentemente entregado con todo mi ser a lo que hago: no lo duden; pero a nadie se le ocurrir¨ªa pensar que no tengo mucho m¨¢s en mi trastienda. Como todo actor, uno parece ser todo ¨¦l en el escenario, pero no es as¨ª. Toda actuaci¨®n implica un desdoblamiento".
?Y si se compara ese desdoblamiento figurado con el del alucinado, "que es un desdoblamiento real", como el de Alonso Quijano al creerse el Quijote? "Cuando se ha perdido la conciencia de s¨ª mismo y el sujeto es incapaz de jugar a ser a como si fuera el salvador del mundo o el perseguido por los poderosos de la tierra, pongamos por caso, decimos que el sujeto delira".
Y "delirar no es s¨®lo una interpretaci¨®n err¨®nea de la realidad exterior: antes que todo eso es una metamorfosis de la conciencia de s¨ª mismo. El delirio es una transformaci¨®n de la identidad del que delira. De Alonso Quijano, Cervantes, por boca del narrador, nos dice: "Se cre¨ªa don Quijote". No que hac¨ªa de don Quijote, porque Alonso Quijano ni era actor ni impostor, ni jugaba, como podr¨ªa jugar un ni?o de su tiempo, a caballero andante. Alonso Quijano dej¨® de ser tal para ser don Quijote".
Otros juegos y lenguajes distintos son los de los ni?os, los de los lectores: "Imitamos la realidad para aprender de ella. Ya no necesitamos apenas del escarmiento, sino de la imaginaci¨®n. Los personajes de novela o cine, las figuras del pasado o del presente, ejemplares en el sentido que sea, nos regalan un material que incorporamos a nuestro mundo interior. Se fantasea imitando a Cajal o a Einstein, a Marie Curie o a Hern¨¢n Cort¨¦s, a Shakespeare o a Cervantes; pero tambi¨¦n al Juli¨¢n Sorel de Rojo y negro, a Robins¨®n Crusoe o al Rakolnikov de Crimen y castigo... Con esta realidad mental, un proyecto sobre nosotros mismos, vamos a la realidad exterior".
Claro que, como advirti¨® Teresa de Jes¨²s en sus Moradas, "son tan escuras de entender estas cosas interiores, que quien tan poco sabe como yo forzado habr¨¢ de decir muchas cosas superfluas y aun desatinadas para decir alguna que acierte".
![Carlos Castilla del Pino, de pie, lee ayer su discurso de ingreso en la Real Academia Espa?ola.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/D6ATUPVW6CB3WM2STJ73M3OME4.jpg?auth=1a746334951999787027f6339b54503acd0a7957271d9f12f815a9e1bf53d028&width=414)
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