Un billete de vida

Cuenta Jenny Diski (Londres, 1947) que cuando era adolescente le gustaba recorrer una y otra vez la Circle Line. Esa l¨ªnea de metro londinense describ¨ªa un c¨ªrculo que se cerraba de tal modo que ella sub¨ªa al vag¨®n en Notting Hill Gate, viajaba durante todo el d¨ªa por una circunferencia que guardaba el coraz¨®n de Londres, y al llegar el anochecer bajaba en el punto de partida. Con aquellos viajes Diski intentaba huir del hogar familiar y el recorrido en carrusel le permit¨ªa abandonarse a la lectura. En su madurez, otra Circle Line le aguardaba, una gigante l¨ªnea de ferrocarril le permitir¨ªa recorrer el per¨ªmetro de Norteam¨¦rica. Fueron dos los viajes que la llevaron a perfilar el contorno de un territorio vasto, mon¨®tono y extra?o como el oc¨¦ano. Entre otras estaciones estuvo Nueva York, Chicago, despu¨¦s Sacramento y Denver, y otra vez Nueva York. Antes, Nueva Orleans y Phoenix.

No es intenci¨®n de Jenny Diski en Extra?a en un tren (premiado con el Thomas Cook Travel y el J. R. Ackerley) escribir un libro de viajes al uso, pues la autora no se acerca al territorio que visita, s¨®lo le nombra. El destino de su escritura se encuentra en el propio tren, su casa durante el trayecto, el lugar de su ensimismamiento. "Viajar sin prop¨®sito determinado es en s¨ª un acto de determinaci¨®n", dice Diski, una mujer confesa y seducida por la soledad, que viaja en busca de nada. "La respuesta yo sola era la m¨¢s cercana que pod¨ªa imaginar a la pregunta de d¨®nde debo estar". Por eso a Diski no la deslumbrar¨¢n las ofertas del paisaje, ni las reflexiones sobre s¨ª misma, aunque la memoria embista y se desplace hasta el presente y ocupe asiento en los vagones que Diski habita. La autora de Mi hermano Stanley (tambi¨¦n en Circe) dejar¨¢ que los dem¨¢s hablen. Los dem¨¢s son los pasajeros del tren, protagonistas ocasionales de una realidad que desbanca a la ficci¨®n. El reino de Diski es el propio tren. Tambi¨¦n su hoja en blanco.

En Diski se hace imprescindible conocer su condici¨®n de fumadora (en ingl¨¦s se subtitula Daydreaming and Smoking around America with Interruptions), pues la adicci¨®n al tabaco la se?ala, en el nuevo orden, como apestada. Por eso en los compartimentos de fumadores, Diski descubrir¨¢ un sentimiento gregario. "La adicci¨®n a la nicotina y el placer de encender un cigarrillo se convert¨ªan en un sistema tan bueno como cualquier otro de hablar de la relaci¨®n que te une a un lugar y sus gentes".

Obvia Diski la descripci¨®n de los paisajes, el lector lee y se pregunta el porqu¨¦ y ella advirti¨¦ndolo mira hacia la ventanilla, donde no se le niega ni el cactus, ni la flor de artemisa, ni el desierto. El paisaje de Am¨¦rica es algo "conocido, como son conocidos ciertos mon¨®logos c¨¦lebres de las obras de Shakespeare, o algunas frases de la Biblia" (...) Con un gusto por el cine que no oculta, Diski nos lleva a un rinc¨®n del trayecto que se multiplica una y otra vez a lo largo del recorrido. Ese pueblo de casas aseadas e iguales, bien alineadas, con el c¨¦sped reci¨¦n cortado, sin bares, sin sonidos. "Hitchcock, John Carpenter, Wes Craven y Stephen King comprenden bien este vac¨ªo, este hueco desnudo y abierto a lo m¨¢s tenebroso y espectral del alma humana: el nuevo paisaje g¨®tico; un para¨ªso que, con su higi¨¦nico e inhumano silencio, nos habla en susurros del infierno". He le¨ªdo, he disfrutado. Extra?a en un tren es un libro estupendo.