Un mal sue?o
Un sector de los intelectuales y un sector de cierta clase pol¨ªtica llevan desde hace a?os reivindicando indiscriminadamente la zarzuela como la panacea del teatro l¨ªrico espa?ol. Este clima favorable de apoyo incondicional se notaba anteayer en los proleg¨®menos de la recuperaci¨®n de dos sainetes de comienzos del siglo XX de los ?lvarez Quintero y el maestro Serrano en el teatro de la Zarzuela. Un aluvi¨®n de vips acudi¨® al estreno, desde el ex alcalde de Madrid ?lvarez del Manzano hasta, por poner a alguien en sus ant¨ªpodas, el imaginativo director de cine y mod¨¦lico espectador Javier Aguirre. El espect¨¢culo llevaba, adem¨¢s, el sello Nieva, y eso es siempre una garant¨ªa de oficio.
La mala sombra y El mal de amores
Sainetes con m¨²sica de Jos¨¦ Serrano y texto de Seraf¨ªn y Joaqu¨ªn ?lvarez Quintero. Director musical: Miguel Roa. Director de escena: Francisco Nieva. Con Milagros Mart¨ªn, Pilar Jurado y Mar Abascal, entre otros. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Nueva producci¨®n. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 15 de abril.
Tal vez la labor de un teatro como el de la Zarzuela consista en posibilitar, con el apoyo de fondos p¨²blicos, que salgan a la luz con cierta dignidad el mayor n¨²mero de t¨ªtulos, un poco al estilo de la filosof¨ªa de la Filmoteca en cine. El programa doble actualmente en cartel en la Zarzuela es, en cuanto a la calidad de las obras desde una perspectiva contempor¨¢nea, un bodrio insufrible, por mucho que Nieva haga un trabajo teatral de envergadura, con una s¨®lida aunque discutible direcci¨®n de actores y un atractivo tratamiento pl¨¢stico apoyado en el viejo encanto de los telones pintados.
La mala sombra es casticismo puro y duro, con el a?adido de todos los t¨®picos a la andaluza. Nieva tiene el m¨¦rito de inclinar la lectura hacia un esperpento no transgresor, dejando ver lo pat¨¦tico de una interpretaci¨®n casposa y desabor¨ªa de un espa?olismo pretendidamente gracioso. Como la peor televisi¨®n de hoy aunque sin llegar al deterioro del lenguaje grosero. Respecto a El mal de amores, es, sencillamente, sopor¨ªfera. ?Qu¨¦ inter¨¦s puede tener esto para un espectador del siglo XXI? En todo caso, para el historicista, la constataci¨®n de una parte triste con apariencia desenfadada de nuestro pasado. Los actores y cantantes hacen lo que pueden con extraordinaria profesionalidad y, en cuanto a Nieva, comparto m¨¢s su trabajo teatral que su valoraci¨®n de las obras. La m¨²sica, bueno, corramos un tupido velo, reconociendo, eso s¨ª, el voluntarismo de Roa y su orquesta.
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