"Goya experiment¨® la raz¨®n como una violencia en¨¦rgica, como una atrocidad"
La marca Chapman -Jake (Cheltenham, 1966), Dinos (Londres, 1962)- representa el pacto f¨¢ustico que el mercado del arte exige a todo artista que muestre ansiedad por entrar en ¨¦l. La pareja de artistas brit¨¢nicos adora el horror y la violencia, son su magdalena, el resorte de la memoria y los tab¨²es sociales. Los Chapman rechazan el consumismo, les encanta el arte minimal, pero al espectador lo someten a una grande bouffe de carcasas desmembradas, cabecitas cortadas, piernas ensangrentadas y tronquitos p¨²beres. Son al arte lo que la Fura del Baus al teatro. Y a su lado, Jack The Ripper fue un aprendiz de matarife.
Hicieron del protomoderno Goya un posposmoderno. Si Goya garantiz¨® a los muertos su individualidad hasta la misma fosa, los Chapman les conceden la gloria de ser carne de hamburguesa para marchantes y coleccionistas. Porque el artista de Fuendetodos es la prote¨ªna que alimenta el imaginario de unos artistas cuya importancia en el mundo del arte es s¨®lo un s¨ªntoma, la obsesi¨®n por la fama instant¨¢nea y el cinismo disfrazado de cr¨ªtica social.
"Por lo que respecta al ¨¦xito comercial est¨¢ claro que lo tenemos, pero lo sublime es muy caro y los cabrones est¨¢n dispuestos a pagar un buen dinero por ello"
Acaban de llevar sus ¨²ltimas esculturas y dibujos sobre las series de grabados de Goya al Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga donde el pr¨®ximo viernes inaugurar¨¢n su primera exposici¨®n en Espa?a, El matrimonio de la Raz¨®n y la Miseria, una lectura actual de la cr¨®nica visual de los horrores ocurridos durante la invasi¨®n napole¨®nica en Espa?a que tambi¨¦n sirve de base del grupo escult¨®rico Sex, exhibida en Londres el a?o pasado en la Tate Britain durante la nominaci¨®n de los finalistas del Premio Turner. Los Chapman est¨¢n convencidos de que la cr¨ªtica a las miserias y errores humanos, temas por lo general reservados a los editoriales period¨ªsticos, a la novela y, m¨¢s recientemente, al videoarte, tambi¨¦n pueden ser dignos de ser modelados con la imagen m¨¢s ca¨®tica y perversa situada en un hist¨¦rico campo de batalla del sexo y la muerte: se trata de la pieza The rape of Creativity (La violaci¨®n de la creatividad), una caravana forrada en su interior de pornograf¨ªa y coronada por una "M" de McDonalds rodeada de excrementos de perro y despojos donde habita un pintor incapaz de culminar su obra maestra. El artista, frustrado, se ha cortado una mano que lleva en la boca un h¨ªbrido entre perro y oveja. Y un caballete invita al espectador a tomar parte en la obra.
"Son lo que somos", escribi¨® Goya en una de las masacres de Los desastres de la guerra.
PREGUNTA. Les llaman los bad boys del arte brit¨¢nico. ?Se identifican con esa etiqueta?
RESPUESTA. De ninguna manera. Somos demasiado maduros para que nos llamen "chicos". Y malos, lo que se dice malos, no somos.
P. Su trabajo es bastante conocido en la escena internacional. ?Creen que el no haber ganado el a?o pasado el Premio Turner -que recay¨® en Grayson Perry- ha sido un handicap para afianzar definitivamente su carrera en el mercado del arte?
R. Todo arte existe en relaci¨®n al mercado, tanto si tiene ¨¦xito como si no. Creemos que no hay un "afuera" como no hay un "adentro" tir¨¢nico que nos preocupe hasta el punto de absorbernos como artistas. Tal y como ve¨ªamos que se desarrollaba el Premio Turner, ¨¦ramos conscientes de que iban a por nosotros, pero no sab¨ªamos qui¨¦n.
P. ?C¨®mo es posible "mejorar" -y utilizo un t¨¦rmino suyo- la serie de grabados Los desastres de la guerra? ?Temen de alguna manera que el p¨²blico espa?ol no est¨¦ de acuerdo con esa interpretaci¨®n que hacen de la serie goyesca?
R. No, porque no creemos que Goya represente el esp¨ªritu nacional espa?ol. Entendemos su obra en relaci¨®n a la Historia y la Modernidad. Ser¨ªa triste ver c¨®mo un artista se convierte en poco m¨¢s que un exponente de autoexpresi¨®n xen¨®foba, pero no creemos que ¨¦ste vaya a ser el caso.
P. El matrimonio de la Raz¨®n y la Miseria es el t¨ªtulo que le han dado a su interpretaci¨®n de la obra de Goya. ?Puede el arte contempor¨¢neo ofrecer alguna soluci¨®n en un mundo donde la raz¨®n apenas existe y la miseria nos supera?
R. Es que no es ¨¦sa la relaci¨®n que queremos establecer entre raz¨®n y miseria. La raz¨®n es absolutamente contigua a la miseria. Como usted insin¨²a en su pregunta, la raz¨®n es un valor imperialista con un impacto virulento global que contiene conceptos francamente mal analizados, como puede ser el de "democracia". Lo importante de Los desastres de la guerra y la posici¨®n de Goya en relaci¨®n a los imperativos de la Ilustraci¨®n fue que esta misma relaci¨®n fue parad¨®jica. Goya experiment¨® la raz¨®n como una violencia en¨¦rgica, como atrocidad. Fue un hombre concienzudamente infectado por los valores "ilustrados" de las tropas de invasi¨®n napole¨®nicas, pero tambi¨¦n leal a los valores religiosos y supersticiosos de la monarqu¨ªa espa?ola, y es por ello que Los desastres de la guerra han permanecido hasta la actualidad como una obra dolorosamente ambigua.
P. Su trabajo quiere ser pol¨ªtico, pero en ninguna de sus obras se han visto referencias directas a l¨ªderes mundiales. Ustedes declararon recientemente que les gustar¨ªa poner en ¨®rbita una gran plataforma donde estuvieran la estrella de Hollywood Superman, Christopher Reeve, y el cient¨ªfico Stephen Hawking. ?No preferir¨ªan lanzar a la estratosfera a George W. Bush y a Tony Blair?
R. ?Y por qu¨¦ no lo hace usted?
P. (Me lo pensar¨¦). Vayamos a otra cuesti¨®n. En la actualidad, la cultura est¨¢ dirigida por el populismo, los pol¨ªticos han hecho de ella una c¨®moda herramienta de control. Su obra tambi¨¦n es muy populista, son artistas muy medi¨¢ticos, y hasta han reconocido que no les preocupa ser malinterpretados.
R. Simplemente combatimos el uso coercitivo con el que el arte se ha convertido en c¨®mplice de ellos. No nos interesa abastecer de ornamentos decorativos a las clases medias, ni deseamos contribuir a esa exaltaci¨®n demogr¨¢fica del "inconsciente maravilloso del arte". Y por lo que respecta al ¨¦xito comercial, est¨¢ claro que lo tenemos, pero lo sublime es muy caro y los cabrones est¨¢n dispuestos a pagar un buen dinero por ello.
P. Han reconocido su admiraci¨®n por Freud, Bataille y el Marqu¨¦s de Sade, sus mentes son muy s¨¢dicas. Su obra es muy visual, pero quiz¨¢ prefieren ser vistos como te¨®ricos...
R. Cuando hacemos arte visual, somos artistas; cuando escribimos y tenemos en cuenta la literatura, la est¨¦tica o a Bataille, entonces somos escritores. Podemos hacer las dos cosas, no es muy complicado.
P. Su trabajo se acerca mucho al neoconceptualismo, pero prefieren el minimalismo, Carl Andr¨¦, Sol LeWitt... ?Qu¨¦ tienen que ver las baldosas de Andr¨¦ y los cubos de LeWitt con los ni?os descuartizados?
R. En realidad no es que sea una preferencia, ya que nos interesa todo tipo de artistas. Sol LeWitt y Carl Andr¨¦ son particularmente atractivos para nosotros por su obra, tan rigurosa. Nos interesa especialmente su formalismo estructural, quiz¨¢ por ese aspecto antihuman¨ªstico de su trabajo, su ambivalencia radical para humanizar conceptos como expresi¨®n, contenido, narraci¨®n...
P. ?Cu¨¢l creen que es el p¨²blico que mejor entiende y valora su trabajo?
R. No sabr¨ªamos decir. Resulta inc¨®modo hacer ese tipo de generalizaciones desde el momento en que tu trabajo, cualquier trabajo, puede interesar a una audiencia muy diferente. Ser¨ªa un error hacer una lectura espec¨ªfica de una determinada obra, a partir del momento en que se crea y que, sin el control tir¨¢nico del artista, comienza a interactuar en el mundo.
El matrimonio de la Raz¨®n y la Miseria. Jake y Dinos Chapman. En el CAC de M¨¢laga (calle de Alemania, s/n), entre el 30 de abril y el 25 de julio.
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