Baraja de torturadores en Irak
Tres mujeres y cuatro hombres, protagonistas del esc¨¢ndalo de los malos tratos en Abu Ghraib
El esc¨¢ndalo de las torturas a presos iraqu¨ªes en la c¨¢rcel de Abu Ghraib tiene como protagonistas a tres mujeres y cuatro hombres que son un ejemplo de la Am¨¦rica profunda. El mi¨¦rcoles comenzar¨¢ en el Centro de Convenciones de Bagdad el primer consejo de guerra contra uno de los siete miembros de la compa?¨ªa 372 de la Polic¨ªa Militar implicados. Ayer se anunci¨® el procesamiento de otros dos militares, los sargentos Javal Davis, de 26 a?os, e Ivan L. Chip Frederick II. Los abogados de los acusados aseguran que recibieron ¨®rdenes y fueron v¨ªctimas de la presi¨®n de los servicios de inteligencia. El esc¨¢ndalo est¨¢ poniendo en evidencia que ser soldado en Estados Unidos es, en la mayor¨ªa de los casos, la ¨²ltima opci¨®n que tiene la gente poco preparada y de bajo nivel educativo para asegurarse un porvenir.
EL FOT?GRAFO
Jeremy Sivits, de 24 a?os de edad, mec¨¢nico, ser¨¢ el primero en pasar por el consejo de guerra. Es el que inmortaliz¨® las im¨¢genes que est¨¢n dando la vuelta al mundo y por ellas est¨¢ acusado de conspiraci¨®n con los torturadores y de negligencia a la hora de proteger a los detenidos. En la ciudad de Hyndman, en el condado de Bedford (Pensilvania), no pueden cre¨¦rselo y dicen que si lo hizo fue porque fue sometido a una fuerte presi¨®n por parte de sus mandos. Sivits nunca caus¨® problemas, dicen sus amigos, y destacan que form¨® parte del consejo de estudiantes de su instituto. El alcalde de la ciudad, Thomas Cunningham, veterano de guerra, lamenta que s¨®lo se est¨¦ involucrando a reservistas en este esc¨¢ndalo, a los "muchachos". Su padre, Daniel, afirma en este sentido que si est¨¢ metido en este l¨ªo es porque le dieron ¨®rdenes para fotografiar los abusos.
LA PISTOLERA
Al estadounidense medio no le extra?a que Lynndie England, de 21 a?os y embarazada de cinco meses, sea de Fort Ashbiy, en West Virginia, un Estado con reputaci¨®n de tener gente poco lista. Era una antigua empleada en una planta de tratamiento de carne de pollo y en la c¨¢rcel de Abu Ghraib era la responsable de tomar las huellas dactilares de los detenidos. De ah¨ª pas¨® a ser la gran protagonista medi¨¢tica del esc¨¢ndalo de las torturas.
Sus manos haciendo de pistolas y apuntando sin dejar de sonre¨ªr hacia los genitales de los presos han roto todas las reglas del mundo musulm¨¢n. En enero llam¨® a su madre, Terrie, para contarle que algo terrible hab¨ªa sucedido. Le quedaban cuatro meses para salir del avispero iraqu¨ª y entonces ya sab¨ªa que su juego de fantas¨ªa er¨®tica le iba a acarrear serios problemas. Sus familiares y amigos niegan la evidencia y no aceptan su culpabilidad. "No es nuestra Lyn", dicen, y arremeten directamente contra el Gobierno federal por estar dando la espalda a su "peque?a criminal de guerra".
EL NOVIO
Charles Graner, de 35 a?os de edad y divorciado, es de Uniontown. Antes de alistarse en la Army era funcionario de prisiones en Pensilvania. Es el novio y padre del hijo que espera Lyn England. Garner posee un historial muy violento. Su ex mujer le denunci¨® en varias ocasiones ante la polic¨ªa por maltratos. Lleg¨® a amenazarla de muerte con una pistola. Ella dijo que no quer¨ªa verlo cerca porque le ten¨ªa miedo. Una noche la sac¨® de la cama de los pelos y la tir¨® despu¨¦s por las escaleras. Incluso coloc¨® una c¨¢mara oculta en casa para espiarla. Los abogados de Charles Garner dicen que actu¨® en Abu Ghraib baj¨® la ¨®rdenes de los servicios secretos.
EL JEFE
Ivan Frederick, de 37 a?os, era el sargento de la unidad. Al igual que Garner, fue funcionario de prisiones y por ello deb¨ªa saber c¨®mo gestionar la situaci¨®n. Se le acusa de haber forzado a los presos iraqu¨ªes a adoptar las posturas sexuales y de pegar con fuerza a uno de ellos hasta casi causarle la muerte. Frederick mand¨® cartas y mensajes electr¨®nicos antes de ser acusado de tortura explicando que oficiales de la CIA y del servicio de seguridad privado eran las "fuerzas que dominaban" dentro de la c¨¢rcel. Adem¨¢s, afirma que les instruyeron para tratar a los presos de esa manera y que los mandos le felicitaron por los resultados.
LA CRIMIN?LOGA
Sabrina Harman, de 26 a?os, es originaria de Alexandria, en el Estado de Virginia. La reservista trabajaba antes de ir a Irak como adjunta a la responsable en una pizzer¨ªa. Creci¨® en un entorno en el que los cr¨ªmenes formaban parte del d¨ªa a d¨ªa. Su padre era detective de homicidios y sol¨ªa llevar a casa las fotos de las autopsias y de las escenas de los cr¨ªmenes. So?aba con seguir sus pasos tras su experiencia en la Polic¨ªa Militar. Pero se ha convertido en una de los siete protagonistas que se deleitaron con las pir¨¢mides de hombres desnudos en la c¨¢rcel de Abu Ghraib. Harman est¨¢ acusada de tomar fotograf¨ªas, de ser la autora del v¨ªdeo cuya existencia fue desvelada por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ante el Congreso, de saltar sobre los prisioneros y de decirles que se electrocutar¨ªan si se ca¨ªan de las cajas en las que estaban obligados a permanecer sin moverse. Su madre, Robin, dice que tom¨® las fotos para tener evidencias de las torturas.
LOS DESCONOCIDOS
De Javal Davis, sargento de 26 a?os de edad, originario de Maryland, se saben pocos detalles de su vida fuera de la c¨¢rcel de Abu Ghraib. Est¨¢ acusado de pegar a los presos y era consciente de que estaba haciendo cosas de "dudosa moralidad". Y, como los otros compa?eros, dice que recibieron ¨®rdenes. Megan Ambuhl es la tercera mujer acusada por las torturas, tambi¨¦n de Maryland.
Hay un octavo nombre en la lista, el del comandante de la unidad Donald Reese, de 39 a?os de edad y original de New Stanton. Reese no est¨¢ acusado de nada, de momento, aunque fue relegado de su puesto.
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