El inmovilismo energ¨¦tico
Los cambios de signo pol¨ªtico en el Gobierno suelen ir acompa?ados de modificaciones profundas de la percepci¨®n de los problemas econ¨®micos. No se trata s¨®lo de que se apliquen pol¨ªticas econ¨®micas diferentes -que tambi¨¦n- sino de nuevas formas de enfocar el tratamiento de los mercados estrat¨¦gicos. El de la energ¨ªa y los servicios energ¨¦ticos es uno de ellos. Obs¨¦rvese al respecto que, con independencia de la pol¨ªtica econ¨®mica del PP, durante la era Rato se practic¨® un rotundo inmovilismo en el mercado energ¨¦tico. Cualquier intento de modificar la estructura empresarial, bien a trav¨¦s de disparatadas fusiones (Endesa-Iberdrola) o de OPA esforzadas (como la de Gas Natural sobre Iberdrola) fue rechazada u obstaculizada por la vicepresidencia econ¨®mica. No tocar, no mover, no dinamizar, fue el lema imperante durante ocho a?os.
Gas Natural no ha renunciado a configurar un grupo competitivo de servicios que ofrezca gas, electricidad y comunicaciones
Desde el 14 de marzo se extiende la suposici¨®n de que este inmovilismo ha quedado abolido. El PSOE no se opone a cambios significativos en el mercado energ¨¦tico; es m¨¢s, muchos economistas de su ¨®rbita consideran que son imprescindibles. Y en este punto es donde cobra relevancia mencionar los posibles instrumentos de ese cambio, empresariales, por supuesto.
Si adem¨¢s se admite que todos los cambios de Gobierno, en particular los de partido gobernante, producen ganadores y perdedores entre las empresas, La Caixa ser¨ªa un claro ganador de las elecciones del 14 de marzo. No es el momento ni el lugar para extenderse en las razones, pero pueden resumirse en dos: la bronca batalla pol¨ªtica con los gobiernos fenecidos de Jordi Pujol y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que acab¨® con la presidencia de Josep Vilarasau, y la proximidad de los actuales gestores de la instituci¨®n financiera al triunfante PSC de Maragall. Durante las ¨²ltimas semanas -en todo caso, siempre despu¨¦s del 14-M-, La Caixa ha exhibido abundantemente su m¨²sculo accionarial en las pasarelas period¨ªsticas. Anunci¨® compras de participaci¨®n en Repinvest (sociedad de cartera que forma parte del accionariado de Repsol) y compr¨® m¨¢s capital de Telef¨®nica (hasta el 5%, empatando con el BBVA). Son mensajes que entre los poderes p¨²blicos de Econom¨ªa e Industria se interpretan como intentos de hacerse valer. Pero, claro, esa es la interpretaci¨®n m¨¢s ben¨¦vola.
El hecho es que La Caixa tiene un poder accionarial importante en dos de las empresas que fueron privatizadas por el PP sin atenerse a las reglas de transparencia de la propiedad y reglas de buen gobierno: Repsol y Telef¨®nica. En el supuesto, no confirmado a corto plazo, de que el nuevo Gobierno quisiera rectificar aquellas privatizaciones, uno de los instrumentos accionariales posibles para influir en los consejos de ambas compa?¨ªas podr¨ªa ser La Caixa. Por el momento, el frente de las empresas privatizadas est¨¢ tranquilo, aunque desde alguna de ellas se haya intentado una aproximaci¨®n sui generis a Rodr¨ªguez Zapatero ofreci¨¦ndole la posibilidad de que se nombren consejeros independientes pr¨®ximos al nuevo Gobierno.
Pero no era ¨¦sta exactamente la cuesti¨®n, sino el hecho de que la Gas Natural (es decir, el principal activo industrial de La Caixa) no ha renunciado a su proyecto de configurar un grupo de servicios energ¨¦ticos que sea capaz de competir en el mercado energ¨¦tico ofreciendo al cliente gas, electricidad y comunicaciones si se tercia en el mismo paquete. Por esa idea -multiutilies- intent¨® Antoni Brufau una OPA sobre Iberdrola; y por esa idea es por la que probablemente se intentar¨¢ a medio plazo una OPA sobre otra compa?¨ªa el¨¦ctrica. Hay un obst¨¢culo. Recu¨¦rdese que existe un dictamen espec¨ªfico de los servicios de Competencia en contra de la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola. El veto estaba fundado en el hecho de que la operaci¨®n hubiera requerido malgastar en costes financieros recursos procedentes de actividades reguladas (de la tarifa, para el vulgo). Como si las compa?¨ªas el¨¦ctricas no hubieran dilapidado recursos procedentes de la tarifa en actividades distintas de la regulada; por ejemplo, en fantasmag¨®ricas diversificaciones.
Pero en Espa?a operan m¨¢s compa?¨ªas el¨¦ctricas -Endesa, Uni¨®n Fenosa...- y, en esta ocasi¨®n, las operaciones de compra o de fusi¨®n no estar¨¢n mal vistas por el Gobierno. Por el contrario. As¨ª que las multiutilities que vendr¨¢n de mano de La Caixa son el futuro.
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