Llega por fin el gran cine con el genial poema del chino Wong Kar-wai '2046'
El filme suena como favorito junto a los de Walter Salles, Agnes Jaoui y Emir Kusturica
Se echaba de menos en esta edici¨®n de cortos vuelos del Festival de Cannes una pel¨ªcula excepcional, de esas que se intuye que van a saltar de aqu¨ª a la historia, y una de esta estirpe lleg¨® por fin ayer. Es 2046, del cineasta chino Wong Kar-wai, que insiste, y va m¨¢s all¨¢ de donde nunca lleg¨®, en su universo cerrado, interior, de refinada belleza y arrolladora elocuencia l¨ªrica, a la busca de las zonas oscuras del misterio del amor y su tr¨¢gica conversi¨®n en desamor. Complet¨® la jornada Vida y muerte de Peter Sellers, filme ingl¨¦s de Stephen Hopkins, que reconstruye la tumultuosa figura del c¨¦lebre c¨®mico brit¨¢nico. El palmar¨¦s de esta 57? edici¨®n del certamen se hace p¨²blico hoy.
Mientras tanto, alrededor de los paneles de las puntuaciones de los cr¨ªticos a las pel¨ªculas en concurso -que no han tenido tiempo de recoger las calificaciones alcanzadas por la pel¨ªcula de Wong Kar-wai- suenan y resuenan los t¨ªtulos de Como una imagen, de la francesa Agnes Jaoui; Old boy, del coreano Park Chan-Wook; Clean, del franc¨¦s Olivier Assayas; Diarios de motocicleta, del brasile?o Walter Salles; y La vida es un milagro, del bosnio Emir Kusturica. Y tambi¨¦n se oyen, en tonos m¨¢s bajos, los t¨ªtulos de La ni?a santa, de la argentina Lucrecia Martel; y Fahrenheit 9/11, del estadounidense Michael Moore.
Pero hay coincidencia aqu¨ª en que de un jurado presidido por Quentin Tarantino puede salir una colecci¨®n de premios inesperada, contra la corriente, y otras pel¨ªculas peor valoradas por los cr¨ªticos pueden saltar al palmar¨¦s. Ciertamente, la selecci¨®n de filmes en concurso tiene este a?o aires nuevos y obedece al esfuerzo de renovaci¨®n de criterios iniciado hace un par de a?os por la direcci¨®n de este festival, por lo que los pron¨®sticos resultan un poco imprecisos, sin bases conocidas, y queda abierta la posibilidad de una sorpresa e incluso de un susto.
Lo que no ofrece dudas es que, sea o no premiada esta noche, 2046 es la gran pel¨ªcula del festival, el filme so?ado durante los 10 d¨ªas pasados, que termin¨® apareciendo precisamente en el ¨²ltimo lugar de la programaci¨®n. Estaba prevista la proyecci¨®n de 2046 un d¨ªa antes, pero la extremosa meticulosidad de su director oblig¨® a aplazarlo al ¨²ltimo d¨ªa, ayer, porque no hab¨ªan llegado todav¨ªa algunos rollos del filme, que estaban siendo afinados un poco m¨¢s por Wong Kar-wai. Y ciertamente al filme le falta a¨²n cierto afinamiento, pues vista la pel¨ªcula se perciben algunos peque?os saltos y sobresaltos en el continuo secuencial, que est¨¢n lejos de ser verdaderos desequilibrios y parecen m¨¢s bien alteraciones debidas a un exceso de vueltas y revueltas de las tomas en la sala de montaje. Simples indecisiones de Wong Kar-wai, que probablemente queden subsanadas e igualadas en una futura criba de su filme en la moviola.
Pero ninguno de estos balbuceos del ritmo hace mella en la percepci¨®n de la tremenda potencia expresiva del filme, ni ninguna de esas m¨ªnimas alteraciones altera realmente la intensidad de la secuencia, que alcanza en 2046 grados de elevaci¨®n sublimes. Es una obra de talla excepcional, un prodigio de composici¨®n musical de la imagen. Porque 2046 no es medularmente un relato, sino una partitura, la composici¨®n de una estructura musical compleja y de gran pureza, pues en ella se combina y teje la imagen en cuanto tal -es decir, sus ritmos secretos, su m¨²sica callada interior- con la explicitud de esa silenciosa musicalidad en los juegos de montaje, en los que la genial materia visual creada por el fot¨®grafo Christopher Doyle, que tambi¨¦n intervino en In the mood for love, que es un filme b¨¢sico para buscar las ra¨ªces del desencadenamiento y el estallido de la tr¨¢gica hermosura de esta 2046, que ayer volvi¨® del rev¨¦s como un saco el alcance -que se tem¨ªa corto y ahora de pronto se alarga a la condici¨®n de fecha hist¨®rica- de esta edici¨®n del viejo festival.
2046 es un hondo poema interior, el itinerario de un tr¨¢gico amor entre un escritor y una prostituta al que, en el espacio mental donde ese escritor convoca sus recuerdos, escoltan otros encuentros con otras mujeres -todas ellas de hermosura irreal, casi hipn¨®tica- destinadas a ser pasto del olvido y alimento de la memoria futura. Juega Wong Kar-wai en esta conmovedora historia de amor y desamor con las leyes ingobernables de la creaci¨®n de un enigma. Su filme es un apasionante viaje al misterio interior de amar, de vivir.
As¨ª cuenta Wong Kar-wai el fondo de que se alimenta la forma de su pel¨ªcula: "Todos tenemos necesidad de un lugar donde esconder recuerdos, pensamientos, impulsos, esperanzas y sue?os. Son los aspectos de nuestras vidas que no podemos resolver o sobre los que no podemos actuar. Para algunos este lugar es un lugar real, para otros es un espacio mental. Y hay algunos pocos que creen que ni lo uno ni lo otro. 2046 es un viejo proyecto guardado durante mucho tiempo... Y, como todos los recuerdos que evoca, es dif¨ªcil deshacerse de ¨¦l. Es un escritor que pensaba que escrib¨ªa ciencia-ficci¨®n y en realidad estaba escribiendo sobre el pasado. En su novela, un misterioso tren parte de tiempo en tiempo hacia 2046. Todos cuantos van ah¨ª est¨¢n movidos por la misma intenci¨®n, encontrar sus recuerdos perdidos. Hay quienes dicen que en 2046 las cosas son inmutables, pero nadie parece estar seguro. En todo caso, nadie ha vuelto de ese viaje. Salvo ¨¦l". Ese ¨¦l no puede ser otro que el hombre hecho de m¨²sica y misterio que ocupa el eje de 2046.
Y queda, como fin de competici¨®n, Vida y muerte de Peter Sellers, del brit¨¢nico Stephen Hopkins, en la que Geoffrey Rush sostiene con su notable capacidad imitativa un relato cre¨ªble del c¨®mico ingl¨¦s, y Charlize Theron nos regala un espectacular golpe de glamour bien entendido por una actriz ing¨¦nita que a veces ha de luchar contra su turbadora belleza para hacer cre¨ªble a los personajes que interpreta.
Babelia
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