"El capitalismo es un club privado con derecho de admisi¨®n"
Nunca ha tenido suerte Hernando de Soto en Espa?a. Siendo uno de los economistas m¨¢s reclamados del mundo por su labor de consultor¨ªa y asesor¨ªa (en estos momentos, su equipo y ¨¦l trabajan en 30 pa¨ªses), y sus textos, aut¨¦nticos best sellers en medio mundo, no ha logrado franquear las fronteras de la indiferencia en nuestro pa¨ªs. El otro sendero, su primer libro, no ha sido editado en Espa?a, y el segundo, El misterio del capital, no fue presentado en su momento y apenas se hizo labor de promoci¨®n del mismo. Esta ¨²ltima semana, Hernando de Soto pasaba 24 horas en Madrid -ven¨ªa de Suecia e iba camino de Etiop¨ªa- invitado por el Consejo General del Notariado para hablar del valor de la propiedad y para reunirse con un centenar de personas convocadas por ese colectivo y responder a sus preguntas. Con los salones abarrotados para escuchar una espl¨¦ndida intervenci¨®n, era clamorosa la ausencia de representantes del mundo pol¨ªtico y de la econom¨ªa.
La corrupci¨®n es la compra del Derecho; se compra la norma o la utilizaci¨®n de la norma. No es una caracter¨ªstica cultural de ninguna zona
La globalizaci¨®n no debe consistir en interconectar las campanas de vidrio de unos pocos privilegiados. El 60% de los rusos est¨¢ en la econom¨ªa sumergida
La democracia no consiste s¨®lo en votar y ser votado. Esa es su c¨¢scara externa. La verdadera democracia es participar y que no haya excluidos del Derecho
El Consenso de Washington ha sido un instrumento positivo para introducir en la cultura general que no se puede gastar m¨¢s de lo que se gana
Titulizar la propiedad de la tierra, las casas, las chabolas, las favelas, es m¨¢s efectivo que los microcr¨¦ditos, que s¨®lo afectan al 0,5% de la poblaci¨®n
Acud¨ªa este economista peruano (que lo mismo visita la Casa Blanca o la sede de la ONU que el domicilio oficial de Putin, el foro de Davos o el de Porto Alegre, y que tiene un cach¨¦ multimillonario por sus conferencias) como ganador del ¨²ltimo Premio Milton Friedman para el Avance de la Libertad, concedido por el Instituto Cato, de Estados Unidos. Ya se sabe que Friedman es, para los neoliberales, el profeta de Dios en la tierra, y el Instituto Cato, uno de los think tanks (laboratorios de ideas) m¨¢s cercano a los neoconservadores que hoy brillan en el equipo de George W. Bush y que han teorizado las p¨¢ginas m¨¢s negras de la intervenci¨®n en Irak, la guerra preventiva y el concepto de EE UU como imperio. Por tanto, parec¨ªa inevitable arriesgar una vinculaci¨®n a priori de Hernando de Soto con ese segmento ideol¨®gico neocons, m¨¢s si se recuerdan las alabanzas que a su pensamiento y a su acci¨®n pr¨¢ctica han hecho gentes como Ronald Reagan, Margaret Thatcher o Francis Fukuyama. Pero en los ¨²ltimos foros de Davos, el dem¨®crata Bill Clinton -bestia negra de los neoconservadores- tambi¨¦n le salud¨® como uno de los economistas m¨¢s influyentes del planeta, y su discurso a favor de la reforma del capitalismo, la lucha contra la exclusi¨®n y contra la econom¨ªa sumergida, y a favor de los ciudadanos "invisibles" parec¨ªan contradictorios con esa identificaci¨®n con el ala m¨¢s derechista del pensamiento (econ¨®mico) actual. Contesta Hernando de Soto que en los ¨²ltimos dos a?os ha obtenido 13 premios de reconocimiento y que la mitad de ellos proviene del segmento de la izquierda, y pretende que se le juzgue por lo que hace y dice, y no por las etiquetas previas de las que llega adornado. Las valoraciones aprior¨ªsticas conducen a la esterilidad intelectual, opina.
La primera vez que o¨ª hablar de Hernando de Soto y de su Instituto Libertad y Democracia (ILD) fue a su compatriota Mario Vargas Llosa -otro escritor neoliberal-, de quien fue "muy buen amigo intelectual en los a?os ochenta". La colaboraci¨®n del economista con Fujimori y su r¨¦gimen en la primera etapa del mismo, y la campa?a electoral peruana a la que se present¨® Mario Vargas enfriaron esas relaciones. "Sencillamente, hoy no existen", contesta inc¨®modo.
Enredados en una discusi¨®n ideol¨®gica sobre qui¨¦n es y qui¨¦n no es neocons, Hernando de Soto mantuvo esta reflexi¨®n con un representante de EL PA?S. Su marco de referencia fue aquel para el que hab¨ªa sido convocado por los colegios notariales: el valor de la propiedad y su titulizaci¨®n, para salir de la pobreza. Lo que este fisi¨®crata moderno que es Hernando de Soto defiende est¨¢ recogido en sus libros. Fuera de los pa¨ªses avanzados, la mayor parte de los ciudadanos ven el capitalismo como un club privado que tiene reservado el derecho de admisi¨®n y en el que es muy dif¨ªcil participar; como un sistema discriminatorio que s¨®lo beneficia a Occidente y a las ¨¦lites que viven dentro de las campanas de vidrio instaladas en los pa¨ªses pobres. "La globalizaci¨®n no deber¨ªa consistir s¨®lo en intercambiar las campanas de vidrios de unos privilegiados, que como mucho son la sexta parte de los habitantes del planeta (1.000 millones de personas sobre 6.000 millones)".
Fracaso sobre fracaso
El escenario en el que este economista peruano de 61 a?os se siente m¨¢s cercano es el de Am¨¦rica Latina, un continente que al menos cinco veces desde que se independiz¨® de Espa?a, en la primera parte del siglo XIX, ha intentado sin ¨¦xito incorporarse al capitalismo global. Fracaso sobre fracaso. Los pa¨ªses latinoamericanos reestructuraron su deuda externa, estabilizaron la econom¨ªa mediante el control de la inflaci¨®n, liberalizaron el comercio, privatizaron los activos estatales, se embarcaron en canjes de deuda por activos y remozaron sus sistemas tributarios. En el plano del consumo, las ¨¦lites latinoamericanas importaron todo tipo de productos, desde trajes de tweed ingl¨¦s y zapatos Church hasta autom¨®viles Ford modelo T; aprendieron ingl¨¦s y franc¨¦s escuchando la radio o los discos; bailaron el charlest¨®n y el Lamberth Walk y mascaron chicles Adams. "Pero nunca produjeron capital vivo".
Fuera de Occidente, quienes abogan por el capitalismo est¨¢n intelectualmente en retirada. Influyentes hace poco m¨¢s de una d¨¦cada, hoy son vistos cada vez m¨¢s como apologistas de las miserias e injusticias que a¨²n afectan a la mayor¨ªa de los ciudadanos. Los promotores del capitalismo, todav¨ªa arrogantes y embriagados por su victoria sobre el comunismo, no han comprendido que sus reformas macroecon¨®micas no bastan. Tales reformas han sido implantadas con la pretensi¨®n de que la poblaci¨®n de los pa¨ªses del Tercer Mundo y los ex comunistas ya est¨¢ integrada en el sistema legal y que todos en ellos tienen la misma capacidad para usar los recursos en un mercado abierto. "Y no la tienen".
El meollo de la teor¨ªa de Hernando de Soto es que "la mayor¨ªa no puede participar en el mercado global porque no tiene acceso a un sistema de derechos de propiedad legal que represente sus activos y les haga ampliamente transferibles y fungibles, les permita ser gravados y que sus propietarios sean considerados responsables. Mientras los activos de la mayor¨ªa no sean documentados y rastreados apropiadamente por una burocracia de la propiedad, ser¨¢n invisibles y est¨¦riles para el mercado". A esta teor¨ªa acudir¨¢ de forma recurrente: la mejor forma de capitalizar a la gente, y fundamentalmente a los pobres, es dando valor a los terreros en los que levantan sus casas, sus chabolas, sus favelas. ?sta fue una de las primeras medidas que anunci¨® Lula hace poco m¨¢s de un a?o, cuando empez¨® a gobernar Brasil.
Hernando de Soto y su ILD comenzaron a trabajar en esta idea en el Per¨² de Alan Garc¨ªa, y luego en el de Fujimori y Toledo. Lo que emergi¨®, seg¨²n cuenta, fue primero una forma de ver la propiedad y luego un modo de capitalizar a los pobres y de construir un pa¨ªs: "los cimientos de un contrato social". Luego el experimento se extendi¨® a otros pa¨ªses: El Salvador, Egipto, Filipinas, el M¨¦xico de Fox, etc¨¦tera, hasta un n¨²mero de treinta. El pasado viernes part¨ªa hacia Etiop¨ªa para entrevistarse con su presidente, pero hace poco lo hizo con el paquistan¨ª Musharaf y con Putin, que le reconoci¨® que hoy, m¨¢s de tres lustros despu¨¦s de la autodestrucci¨®n de la URSS, el 60% de los rusos vive instalado en la econom¨ªa sumergida. El economista insiste en que en la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica y los antiguos pa¨ªses del socialismo real, pasando por el Tercer Mundo, solamente est¨¢ dentro del imperio de la ley un 20% o un 30% de la poblaci¨®n. "Muchos de los problemas a los que se enfrentan se deben a que no existen los cimientos del derecho de propiedad, que como hemos ido descubriendo son la base de un contrato social; que esos cimientos son el ¨²nico recurso del que disponen los pobres y la ¨²nica manera a trav¨¦s de la cual van a comenzar a entender el derecho: si se le coloca directamente sobre su piel".
El equipo de Soto
Lo primero que hace el equipo de Soto cuando llega a un pa¨ªs que le ha contratado es medir qu¨¦ porcentaje de la poblaci¨®n est¨¢ fuera del imperio de la ley. Su forma de contar cu¨¢nta gente est¨¢ por debajo del umbral de la pobreza no es delimitar si est¨¢n trabajando por uno o dos d¨®lares al d¨ªa, sino cu¨¢ntos trabajan sin poder ser capitalizados o sin que les lleguen los cr¨¦ditos. "Una vez hechas esas mediciones, que no son s¨®lo cuantitativas, sino que estudian d¨®nde est¨¢n las ra¨ªces del problema, empezamos a dise?ar de qu¨¦ manera se puede hacer el traspaso de varias peque?as econom¨ªas fragmentadas dentro de la econom¨ªa sumergida hacia un ¨²nico sistema formal vigilado por el Estado. Incluye la titulizaci¨®n de los terrenos en los que viven".
Pero la econom¨ªa sumergida no es s¨®lo el derecho de propiedad. En el informe que acaba de publicar el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre la democracia en Am¨¦rica Latina se dice que siete de cada 10 empleos creados en la regi¨®n desde 1990 pertenecen a la econom¨ªa sumergida y no tienen ning¨²n tipo de protecci¨®n social. Por ello, los latinoamericanos no se sienten ciudadanos. Para el autor de El misterio del capital, el derecho de propiedad es el punto de partida, aunque no lo ¨²nico que hay que desarrollar. ?Por qu¨¦ es el punto de partida?: porque lo primero que hace el ser humano es ubicarse, pertenecer. Y la tierra es la ¨²nica cosa que no se mueve. Hay que crear se?as de identidad. Ello es dif¨ªcil de entender en Europa, donde los ciudadanos est¨¢n acostumbrados a tener direcci¨®n postal, a tener propiedad... "Hace poco estuve firmando un contrato con el presidente Obasanjo, de Nigeria, y nos pregunt¨® cu¨¢nto tiempo nos llevar¨ªa hacer nuestro an¨¢lisis. Le estaba respondiendo que tomando en consideraci¨®n que Nigeria es un pa¨ªs grande con 120 millones de habitantes... me cort¨® y me dijo: 'Bueno, 120 millones o 180 millones, no lo sabemos...'. La propiedad es la base de las cosas. Si usted es pobre, lo m¨¢s precioso que tiene es la tierra. Si uno le dice al m¨¢s pobre que ya no necesita de protecciones como la de un movimiento terrorista (como suced¨ªa en Per¨² con Sendero Luminoso), de un narcotraficante (como en Colombia), de un l¨ªder religioso o pol¨ªtico local, ni necesita pasar dos d¨ªas por semana en reuniones locales para proteger su tierra, sino que el Estado le garantiza la protecci¨®n no s¨®lo de sus vecinos y enemigos, sino de todo el pa¨ªs y de todos los pa¨ªses extranjeros, esa persona comienza inmediatamente a comprender qu¨¦ es el derecho, el imperio de la ley. Y en ese momento se empieza a preguntar tambi¨¦n por las reformas necesarias para tener un poco m¨¢s de bienestar y protecci¨®n. Y comienza a interrogarse por la democracia. La democracia no es s¨®lo elegir y ser elegido, sino tener derechos pol¨ªticos, civiles y sociales, como dice el informe del PNUD".
Los excluidos
Ello es aplicable sobre todo a Am¨¦rica Latina, una regi¨®n con muchas frustraciones. "La verdad es que hace 20 a?os todos nosotros ten¨ªamos muchas esperanzas de que en alg¨²n momento ¨ªbamos a cambiar. Y hubo tambi¨¦n muchas esperanzas, no muy justificadas, en los a?os noventa cuando cre¨ªmos que el Consenso de Washington y el auge mundial iban a comunicar el bienestar de arriba abajo. Pero no sucedi¨®". Hasta que no se logre incluir a los excluidos no se puede hablar de democracia. Y esto no es s¨®lo un problema de propiedad, aunque tambi¨¦n. Tiene que ver con c¨®mo se ejerce la democracia. La democracia es much¨ªsimo m¨¢s que elecciones; es una forma de participaci¨®n, de hacer responsables a quienes toman las decisiones. Y ninguno de los instrumentos requeridos para ello est¨¢ plenamente vigente en Am¨¦rica Latina. En muchos pa¨ªses, cuando se elige un presidente, se elige un dictador; se tiene la libertad de elegir nuestro dictador cada cuatro, cinco o seis a?os, pero es una persona que no va a ser fiscalizada eficazmente y que, por ello, va a facilitar concentraciones de poder con las que una ¨¦lite se enriquece y de una forma corrupta.
La corrupci¨®n es la compra del derecho; se compran las normas o la aplicaci¨®n de las normas. La corrupci¨®n no es una caracter¨ªstica cultural de nadie, sino un s¨ªntoma de la falta del imperio de la ley. Hasta que no nos demos cuenta de que s¨®lo hemos adoptado de la democracia su c¨¢scara exterior, pero no su sustrato central, no tendremos la posibilidad de crear reg¨ªmenes que den satisfacci¨®n a todos, en los que los ciudadanos no se sientan alienados, como dec¨ªa Marx, porque participan o porque las normas est¨¢n tan bien discutidas que pueden ser utilizadas por todos. Y Am¨¦rica Latina seguir¨¢ siendo un campo de frustraciones.
?Significa esto que el llamado Consenso de Washington (equilibrio fiscal, privatizaciones, desregulaci¨®n...), las pol¨ªticas neoliberales que se aplicaron en las ¨²ltimas d¨¦cadas, ya no sirven y han fracasado? Opina Hernando de Soto que el Consenso de Washington no est¨¢ superado, sino que s¨®lo se trat¨® de un acuerdo macroecon¨®mico para tener claras las cuentas p¨²blicas. "Lo que ha permitido el Consenso de Washington es que ya sea Lula, que viene de la izquierda, o Toledo, o Kirchner, cualquiera que gobierne, sea de derechas o de izquierdas, tiene que saber que hay que equilibrar el fisco, que no hay que gastar m¨¢s de lo que se gana. Est¨¢n de acuerdo en que sin estabilidad monetaria y con inflaci¨®n, el pa¨ªs pierde. Eso es lo que se ha ganado".
Lo que no se ha conseguido es el apoyo para crear una econom¨ªa de mercado libre, porque los que se benefician de ello son, por el momento, las minor¨ªas. No se ha logrado la inclusi¨®n de todos en los beneficios del sistema. Si se le dice a un empresario que hay estabilidad monetaria, lo comprende; pero ¨¦se es un argumento que no llega hasta la gente pobre. La estabilidad de la moneda no le dice nada. Originariamente, las econom¨ªas de mercado ten¨ªan como misi¨®n acabar con los privilegios y dar igualdad de oportunidades, pero muchas de esas medidas liberales, muchas de esas econom¨ªas de mercado han servido para tergiversar el derecho y beneficiar los intereses creados particulares, no los generales.
La globalizaci¨®n no ha reducido la pobreza mundial
UNA DE LAS acusaciones contra Hernando de Soto es que en sus trabajos no tiene en cuenta la desigualdad. ?No es cierto que en el marco de referencia de la globalizaci¨®n la pobreza en t¨¦rminos absolutos se ha reducido un poco a costa de hacer crecer exponencialmente la desigualdad? Del mismo modo que el fracaso del keynesianismo fue no saber acabar con la inflaci¨®n, el del modelo de globalizaci¨®n neoliberal realmente existente ser¨ªa haber multiplicado las desigualdades.
El economista no cree, en primer lugar, que nadie dise?ase un modelo de globalizaci¨®n; lo que existe no es realmente un modelo. Lo que ocurri¨® es que desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, a principios de los a?os noventa, al proceso de internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa -que es muy antiguo- se le ha dado un nuevo nombre, globalizaci¨®n, porque sus actores principales comienzan a ser las multinacionales. En este proceso, la condici¨®n de los pobres ha mejorado algo, pero es obvio que no ha colmado ni mucho menos las expectativas, raz¨®n por la que est¨¢n emergiendo muchas fuerzas antisistema en diversas partes del planeta. "Si usted me pregunta si la globalizaci¨®n es un instrumento para luchar contra la pobreza, mi respuesta es que no. Somos 6.000 millones de habitantes en el mundo, de los cuales s¨®lo 1.000 millones (el Atl¨¢ntico norte, Jap¨®n, los europeos, los tigres asi¨¢ticos...) pueden globalizarse plenamente. Si usted quiere exportar algo, s¨®lo necesita ponerle un pasaporte, un nombre, una direcci¨®n y una identidad. Ustedes son los ¨²nicos pa¨ªses del mundo en los que casi todos los ciudadanos tienen una direcci¨®n oficial, porque existe el derecho de propiedad. Ustedes son los ¨²nicos pa¨ªses del mundo en los que la mayor parte de sus empresas son empresas legales, no sumergidas. Ello significa que para el resto del mundo, unos 4.000 millones de personas (quiten otros 1.000 millones de personas, que muy generosamente pueden considerarse las ¨¦lites de ese resto del mundo), la globalizaci¨®n es un privilegio que no le afecta".
El final de la reflexi¨®n con Hernando de Soto se parece mucho a su inicio: el capitalismo triunfa en Occidente y fracasa en el resto del mundo porque la mayor parte de la poblaci¨®n mundial est¨¢ off shore del sistema. El m¨¦todo m¨¢s directo para introducir a los ciudadanos en el mismo es hacerlos propietarios. La primera propiedad es la tierra.
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