"A tope, chicos, a tope"
Un equipo perfectamente trabajado y conjuntado, clave para el dominio de Armstrong en la carrera
"Full gas, boys, full gas". A tope, chicos, a tope. La voz de Lance Armstrong llega a hacerse odiosa para aquellos aventureros que en los primeros kil¨®metros de las etapas de transici¨®n, llanas o intranscendentes, intentan la fuga, su medio de subsistencia, y se encuentran, de entrada con la oposici¨®n del patr¨®n de la carrera, del autor del Tour 2004, que quiere tenerlo todo controlado, sin sorpresas, y ordena a su troupe, a los actores que representan sus di¨¢logos y mon¨®logos, acelerar, acelerar hasta reventar a los insumisos.
"Full gas, boys, full gas". A tope, chicos, a tope. La voz de Lance Armstrong llega a hacerse odiosa para aquellos aventureros que en los primeros kil¨®metros de las etapas de transici¨®n, llanas o intranscendentes, intentan la fuga, su medio de subsistencia, y se encuentran, de entrada con la oposici¨®n del patr¨®n de la carrera, del autor del Tour 2004, que quiere tenerlo todo controlado, sin sorpresas, y ordena a su troupe, a los actores que representan sus di¨¢logos y mon¨®logos, acelerar, acelerar hasta reventar a los insumisos. Armstrong es el aut¨¦ntico patr¨®n del US Postal, un equipo perfectamente conjuntado y trabajado -estrat¨¦gica y moralmente- por su indiscutible l¨ªder, que recomienda fichajes, planifica t¨¢cticas y motiva cada d¨ªa a sus gregarios. Todo al servicio de su sexto proyecto.
"Abajo el teatro burgu¨¦s, viva la magia". El manifiesto de Jean Vilar, fundador del Festival de Avi?¨®n, grita a¨²n en algunos p¨®sters que decoran bares y tabernas del pueblo de Provenza en el que Armstrong, su troupe, su gente, su familia y los amigos de sus amigos pasan el d¨ªa de descanso. 35 grados a la sombra. Armstrong es el teatro burgu¨¦s. Todo masticado, todo ensayado, sin margen para la sorpresa, para lo inesperado. Un rodillo sobre el Tour. Su troupe, su equipo, se mueve con facilidad, interpreta con naturalidad una obra mil veces ensayada. El s¨¢bado, por ejemplo. Primer acto, llano, trabajo para las apisonadoras Ekimov (quinto Tour con Armstrong) y Padrnos (tercero). Segundo acto, primera monta?as: Triki Beltr¨¢n (segundo), Landis (tercero) y Noval (debutante). Tercer acto, monta?a final, Hincapie (sexto) y Rubiera (cuarto). Cl¨ªmax: Armstrong ve a Ullrich flaquear. La tragedia se resume en un grito: "Go, Jos¨¦, go". El pen¨²ltimo actor, Jos¨¦ Azevedo (primer Tour con Armstrong despu¨¦s de dos con el ONCE), acelera. El anticl¨ªmax: Armstrong y Basso pedaleando por delante, sin m¨¢s. No hay h¨¦roes, haza?as, lucha ¨¦pica. No hay vida. Hay seis Tours.
Su equipo, la incre¨ªble prestaci¨®n conjunta, es el elemento m¨¢s desazonador para la oposici¨®n, para los que quisieran creer en el teatro de lo inesperado. Todos los directores rivales hablan y no paran. Algunos dejan caer sus dudas. No las expresan en alto. Ante las grabadoras callan.
"Llevo muchos a?os construyendo este equipo", dice Armstrong. "Todos los a?os intento mejorarlo, reemplazar unas piezas por otras. Por ejemplo, ¨¦ste dej¨¦ irse a Roberto Heras y traje a Jos¨¦ Azevedo. Me alegro de la decisi¨®n. Creo que Jos¨¦ har¨¢ un mejor trabajo en las monta?as. Y luego, trabajo mucho con ellos, con el equipo he recorrido las etapas m¨¢s importantes. Saben desde hace tiempo lo que hay, lo que tienen que hacer".
Como Armstrong s¨®lo piensa en el Tour, quiere que todos sus compa?eros se olviden de todo lo que no sea Tour hasta que no termine la grande boucle (excepto su amigo Hincapie, un enamorado de las cl¨¢sicas belgas). Despu¨¦s del Tour, lo que quieran, pero hasta entonces son simplemente una parte del proyecto.
Los familiares de Landis, sus padres, sus hermanas, pasean con sus cofias, sus vestidos de algod¨®n basto, informes. Es la segunda vez que salen de Estados Unidos. La anterior fue en el Tour 2003. Los amigos de los asturianos, ruidosos, llegan con culines de sidra y ¨¢nimos para Rubiera y Noval. Hay rusos, andaluces y colombianos. Todas las culturas, todas las tradiciones, se integran en el gui¨®n de Armstrong. Todos acaban llevando la gorra azul del US Postal. Todos se integran en un clan en el que Armstrong, gran creyente en las vinculaciones afectivas, dirige los rituales. Le compra el aceite al Triki, le hace sentirse orgulloso de lo que es. A Noval, debutante en el Tour, que se qued¨® descolgado en la contrarreloj por equipos y lleg¨® envuelto en un mar de l¨¢grimas, le dedic¨® un brindis con champa?a por la noche. Desde entonces, el joven asturiano rinde al 100%.
"Y lo fundamental", cuenta Pedro Celaya, el m¨¦dico del equipo, "es que Lance no falla. Siempre que el l¨ªder anda bien el equipo multiplica su capacidad, parecen todos superhombres, pero en el momento en que el l¨ªder falla, al d¨ªa siguiente, parecen una banda que en su vida ha sabido correr. Y, adem¨¢s, las ¨®rdenes se las da Lance directamente, saben que les llegan de un ciclista que est¨¢ en carrera y sabe perfectamente lo que pasa, c¨®mo est¨¢n ellos y c¨®mo est¨¢n los rivales, no v¨ªa pinganillo de un director, de cualquier director, que muchas veces quiere creer que la etapa que tiene en su cabeza es la que se est¨¢ desarrollando de verdad, y no pura teor¨ªa".
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