Los contrastes de la regata
Del rico y cosmopolita 'Oracle' al desenfado surafricano del 'Shosholoza'
Chris Dickson es una celebridad en la vela, un tipo curioso y con fama de gru?¨®n que debut¨® en la Copa del Am¨¦rica en la edici¨®n de 1987 despu¨¦s de una carrera exitosa en el circuito match-race. Adem¨¢s, Dickson es ordenado, disciplinado y met¨®dico. S¨®lo concede de 15 a 20 minutos de entrevista porque su tiempo es sagrado y lo tiene todo planificado al mil¨ªmetro. Al mando del Oracle, el rico y cosmopolita equipo estadounidense, a Dickson, buen exponente de la fertil cantera de navegantes neozelandeses, ya le han colgado el cartel de favorito a ganar la Copa Louis Vuitton, la competici¨®n previa a la Copa del Am¨¦rica que enfrenta a todos los desafiantes al suizo Alinghi, vigente campe¨®n.
"No hay que exagerar", afirma Juan Meseguer, un valenciano experto en el dise?o de velas que forma parte del Oracle desde hace unos meses; "estamos en el primer escal¨®n de los 100 que hay que subir todav¨ªa. Hemos ganado varias regatas ultimamente, pero todav¨ªa es pronto, muy pronto".
En Valencia, desde ma?ana hasta el d¨ªa 17, el Oracle se enfrentar¨¢ a otros siete equipos (un suizo, un neozeland¨¦s, un surafricano, dos franceses y dos italianos) en regatas de flota -salen todos a la vez- y de barco contra barco. Ninguna de las regatas punt¨²a ni tiene influencia alguna sobre la competici¨®n que se celebrar¨¢ en aguas de Valencia entre la primavera y el verano de 2007. Para la organizaci¨®n, es una manera de mantener vivo el inter¨¦s del p¨²blico e ir introduciendo a la gente en la regata, que volver¨¢ a disputarse en Europa tras 154 a?os.
En los ant¨ªpodas del Oracle, multimillonario proyecto financiado por el magnate Larry Ellison, est¨¢ el surafricano Shosholoza, tan alegre como modesto. Patrocinado por la segunda compa?¨ªa naviera del mundo, la Mediterranean Shipping Company (MSC), la tripulaci¨®n del Shosholoza mezcla la experiencia de algunos de sus navegantes, como Ian Ainslie, ol¨ªmpico en la clase 470 en Barcelona 92, Atlanta 96 y Sydney 2000, con el desenfado de varios chavales, entre ellos algunos negros, la nota ex¨®tica de un deporte de blancos.
"Venimos a Valencia a aprender", afirma Salvatore, un dicharachero italiano que hace las funciones de jefe de prensa del desaf¨ªo surafricano; "quienes quer¨¢is subir al barco, est¨¢is invitados. Cualquier d¨ªa y a cualquier hora. Cuantas m¨¢s chicas, mejor".
El Shosholoza tiene un presupuesto de 25 millones de euros, cantidad que contrasta con las manejadas por el Alinghi, el Oracle o el italiano Lunna Rossa, que mueven cifras en torno a los 85 y 120 millones. Mientras el resto de equipos dispone de dos barcos, el n¨²mero m¨¢ximo permitido por el reglamento, para entrenar, el Shosholoza s¨®lo tiene uno, el que le compr¨® al italiano Lunna Rossa. Un barco de la edici¨®n de 2000, ya desfasado, pero pintado con unos colores vivos y alegres. Es la nota llamativa de la f¨®rmula 1 de l vela.
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