M¨¢s Europa, menos crisis
Es cierto que la Uni¨®n Europea avanza luchando desde hace tiempo contra una crisis de identidad pol¨ªtica. Parece cierto que asume las consecuencias de no haber terminado de definir con solidez y profundidad el papel pol¨ªtico que quiere jugar tanto en su dimensi¨®n interior como en su estrategia exterior.
En primer lugar, se le suele atribuir el defecto estrat¨¦gico de no haber invertido tiempo y voluntad suficiente en su profundizaci¨®n pol¨ªtica antes de haber ido tan r¨¢pido hacia su quinta ampliaci¨®n. Una ampliaci¨®n que ha cambiado la textura pol¨ªtica de la propia UE al ser el ejercicio de apertura m¨¢s grande que el proyecto europeo haya afrontado nunca. Tras esta nueva recepci¨®n de miembros al club, el equilibrio de poder interno var¨ªa sustancialmente a partir de las estrategias propias y muy definidas de los pa¨ªses de Europa del Este. Y esto obliga a reubicaciones que necesitan tener en cuenta el peso tan importante que juega en ellos el v¨ªnculo trasatl¨¢ntico con los EEUU y la d¨¦bil formulaci¨®n en sus sociedades del discurso europeo y su significado democr¨¢tico.
La C¨¢mara europea nos ha sacado de una crisis que pod¨ªa haberse convertido en estructural
Es posible que el significado de Europa no haya sido bien explicado
Paralelamente al ejercicio de ampliaci¨®n, y como piedra angular de ¨¦ste, la Uni¨®n Europea ha debatido y dado forma a su propio proyecto de Constituci¨®n, que acaba de ser ratificado por los jefes de Estado y de Gobierno. A¨²n as¨ª, necesitar¨¢ ser aprobado, bien por refer¨¦ndum ciudadano, bien por mayor¨ªa en los parlamentos nacionales de todos los Estados miembros para poder entrar en vigor. Y aunque se espera que esto se logre, es cierto que el proyecto europeo en su conjunto parece estar rodeado por diversas incertidumbres.
Es posible que el significado de Europa no haya sido bien explicado. Es probable que la distancia existente entre el ciudadano y el propio proceso de construcci¨®n sea demasiado grande. Y esto ¨²ltimo, posiblemente, se encuentra en la base de los baj¨ªsimos ¨ªndices de participaci¨®n, que se repitieron en toda Europa, registrados en la ¨²ltima convocatoria electoral de junio de este mismo a?o. Con todo, el nuevo Parlamento europeo se constituy¨® con un halo de aparente debilidad en el tri¨¢ngulo institucional de Bruselas.
Y en los ¨²ltimos d¨ªas, tras la escandalosa propuesta de Comisi¨®n Europea de Dur?o Barroso, se le acusa de haber provocado una crisis institucional sin precedentes. Sin embargo, lo cierto es que el Parlamento europeo nos ha recordado a todos que el principio democr¨¢tico es importante en Europa, porque una C¨¢mara conformada por la voluntad ciudadana puede parar los pies a un futuro presidente de la Comisi¨®n que tan s¨®lo ve¨ªa en el Parlamento un tr¨¢mite burocr¨¢tico en la conformaci¨®n de su Colegio de Comisarios.
Al se?or Dur?o Barroso se le hab¨ªa olvidado que no se puede imponer un equipo si la C¨¢mara que representa a los ciudadanos europeos no es invitada a la negociaci¨®n y no se cuenta con ella. Se le hab¨ªa olvidado que la palabra de los ciudadanos puede, a veces, llegar a tener m¨¢s fuerza que las estrategias nacionales de los pa¨ªses amigos del futuro presidente del Colegio de Comisarios.
No sab¨ªa que, mayoritariamente, en Europa no gusta que quien vaya a ser comisario de Justicia considere a los homosexuales unos seres enfermos que viven en pecado o a las mujeres, ciudadanas de segunda. No hab¨ªa tenido en cuenta que la voluntad europea no aprueba que la holandesa Neelie Kroes, destinada a la cartera de Competencia, hubiera sido miembro de innumerables consejos de administraci¨®n de empresas privadas. Tampoco recordaba que no gusta que Laszlo Kovacs, quien iba a ser comisario de Energ¨ªa diga, despreciando al Colegio entero, que no sabe nada de la materia, y no se hab¨ªa percatado de que no suele gustar que quien iba a ser comisaria de Fiscalidad, la letona Ingrida Udre, est¨¦ inmersa en un procedimiento judicial en su pa¨ªs por malversaci¨®n de fondos.
Y todo esto se lo ha recordado, y nos lo ha recordado a todos, el Parlamento europeo con absoluta nitidez. Han faltado algunos para hacerlo con m¨¢s fuerza, como el grupo popular, con Carlos Iturgaiz y Mayor Oreja entre ellos, pero creo que, a d¨ªa de hoy, la C¨¢mara europea nos ha sacado de una crisis que pod¨ªa haberse convertido en estructural para todo el periodo de legislatura europeo y para el proyecto en su conjunto.
Una Comisi¨®n d¨¦bil con algunos miembros alejados del sentimiento europeo y sin un apoyo fuerte del Parlamento era lo peor que le pod¨ªa pasar a la Uni¨®n en este tiempo de incertidumbres. Por ello, el ejemplo del Parlamento europeo se conforma como un momento para la esperanza, como un proceso de reafirmaci¨®n de la idea de Europa en pleno cuestionamiento de ¨¦sta. Es como si de repente la voluntad ciudadana, conformada por ¨²ltima vez hace tan s¨®lo unos meses, les hubiera dado toda una lecci¨®n a los confiados miembros de la foto de las Azores, junto a Berlusconi y su estrategia Buttiglione, con la desconfianza en el proyecto europeo como tel¨®n de fondo.
Tras todo ello, ojal¨¢ hayamos aprendido para el futuro que el Parlamento europeo s¨ª sirve para algo y que, en ocasiones como esta, incluso puede llegar a evitar una aut¨¦ntica crisis.
Eduardo Madina es secretario general de las Juventudes Socialistas de Euskadi.
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