Cer¨¢mica pata negra
El due?o de Jamones El Campo reorienta el negocio de La Cartuja
Emilio Portes y los empleados de La Cartuja de Sevilla trabajan a marchas forzadas para recomponer la f¨¢brica de cer¨¢mica m¨¢s prestigiosa de Espa?a. Desde que compr¨® la factor¨ªa a la familia Ruiz de Alda, Portes est¨¢ empe?ado en aplicar el modelo comercial que ya ha experimentado en Jamones El Campo, firma l¨ªder en la venta directa a empresas de productos de cerdo ib¨¦rico.
Emilio Portes pretende abrir dos nuevos mercados a la centenaria f¨¢brica de loza sevillana: el regalo de empresa y la restauraci¨®n
El empresario, que ha invertido tres millones de euros, apuesta por productos de calidad y una relaci¨®n sin intermediarios con los clientes
Hace calor en las oficinas del director general de La Cartuja de Sevilla. Una se?al de que los hornos est¨¢n a tope. Portes y su reducido equipo directivo est¨¢ en plena mudanza a un nuevo edificio rehabilitado. Una de las varias obras que se han acometido en los ¨²ltimos meses en la f¨¢brica de Salteras (Sevilla), que acumulaba a?os de abandono y deterioro. "El plan de inversiones que se present¨®, de cuatro millones de euros, ya est¨¢ ejecutado al 70%", afirma.
Ese plan de inversiones fue una de las cuestiones que llevaron a las Administraciones central y andaluza y a los sindicatos a respaldar la oferta de Portes a finales de 2003. Acababa as¨ª un a?o negro para La Cartuja de Sevilla. Tras una p¨¦sima gesti¨®n, los anteriores propietarios de la f¨¢brica, la familia Ruiz de Alda, no devolvieron un cr¨¦dito hipotecario concedido por la SEPI en el ¨²ltimo proceso de privatizaci¨®n. Los terrenos de la factor¨ªa pasaron a titularidad p¨²blica, cuesti¨®n en la que se escud¨® la familia Ruiz de Alda para dejar de pagar a los 130 trabajadores y parar la actividad de la factor¨ªa. Tras un largo conflicto sindical, los jueces dieron la raz¨®n a los trabajadores y entonces qued¨® claro que la f¨¢brica que fund¨® Charles Pickman en 1841 s¨®lo podr¨ªa salir adelante con un nuevo proyecto empresarial.
La situaci¨®n financiera de la empresa era muy delicada (acumulaba unos ocho millones de deuda) y las administraciones decidieron apostar por alguien que no ten¨ªa nada que ver con la cer¨¢mica para tratar de poner punto y final a una larga sucesi¨®n de crisis econ¨®micas. Portes bas¨® su propuesta en el modelo comercial que lleva una d¨¦cada ensayando con ¨¦xito en Jamones El Campo, una firma l¨ªder en la venta directa de productos de cerdo ib¨¦rico a empresas. Esta firma, incluida en la denominaci¨®n de origen Jamones de Huelva, distribuye al a?o m¨¢s de 400.000 jamones, paletas y embutidos, b¨¢sicamente comprados por empresas para regalos corporativos y a clientes.
"Vi una buena oportunidad empresarial", explica Portes, que logr¨® un trato ventajoso de la Administraci¨®n para saldar las deudas. El empresario conf¨ªa en poder reproducir en La Cartuja las claves del ¨¦xito de Jamones El Campo: un producto de calidad (en este caso, cer¨¢mica con dise?os centenarios) y relaci¨®n sin intermediarios con las empresas, a las que adem¨¢s ahorra todo el trabajo log¨ªstico de env¨ªos, repartos y seguimiento de sus regalos.
La pr¨®xima campa?a de Navidad medir¨¢ por primera vez si el proyecto de Portes en La Cartuja fragua. El intento parece serio. Con el dinero de una l¨ªnea de cr¨¦dito concedida por El Monte se han remodelado los edificios, se ha construido un nuevo taller de decoraci¨®n y se ha incrementado la plantilla en 16 personas. El objetivo es facturar m¨¢s de cinco millones de euros este a?o. "Vamos bien, pero el principal obst¨¢culo ha sido que muchas empresas pensaban que La Cartuja hab¨ªa desaparecido", comenta Portes.
Un almac¨¦n con arte
"La suerte es que no tenemos nada que inventar". Emilio Portes sabe que uno de los puntales de su proyecto est¨¢ en el museo de La Cartuja Pickman, declarado bien de inter¨¦s cultural por la Junta de Andaluc¨ªa. El museo, cuyo edificio tambi¨¦n ha sido rehabilitado, guarda 2.500 decorados, muchos de ellos del siglo XIX.
Esos decorados, que combinan el gusto ingl¨¦s con motivos est¨¦ticos sevillanos, y la elaboraci¨®n artesanal dan el punto de distinci¨®n a la cer¨¢mica de La Cartuja, habitual en las vajillas de la realeza y familias nobles europeas en los dos ¨²ltimos siglos. Portes ha abandonado la l¨ªnea de los ¨²ltimos a?os, basada en popularizar los productos y dar salida incluso a piezas defectuosas. "Esa pr¨¢ctica se ha acabado ya, hay que reposicionar la marca".
La mayor exigencia en el proceso de calidad ha llevado a incrementar los precios en el mercado detallista del regalo un 35%. "Las tiendas y los clientes lo han acogido bien", asegura Portes. Para la nueva l¨ªnea de negocio, la relacionada con el regalo de empresa y el suministro a restauraci¨®n de lujo, los nuevos gestores de La Cartuja han enviado su cat¨¢logo a m¨¢s de 100.000 empresas, en el que, adem¨¢s de refinadas vajillas, floreros, tarros de botica o juegos de caf¨¦, ofrecen piezas selectas en series limitadas.
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