El Bar?a se come al Madrid
Con un ritmo irresistible para su rival, los azulgrana plasman su superioridad con goles de Eto'o, Van Bronckhorst y Ronaldinho
El Madrid no le dur¨® ni media hora al Barcelona. No hay punto de comparaci¨®n entre uno y otro equipo por el momento. El partido fue un mon¨®logo azulgrana. Embalado y locuaz como viajaba, se esperaba una mejor respuesta del club blanco en su intento de cambiar las agujas del tren de la Liga. Una vez llegado al campo, sin embargo, se qued¨® petrificado y mudo, incapaz de replicar al hermoso despliegue del plantel barcelonista, que se encontr¨® frente a uno de los cl¨¢sicos m¨¢s c¨®modos de los ¨²ltimos tiempos, falto de cualquier discusi¨®n y tensi¨®n, como si en el Camp Nou se estuviera asistiendo a un traspaso de poderes entre los dos grandes del f¨²tbol espa?ol y el marcador del encuentro quedara exclusivamente a expensas de la bondad del l¨ªder.
BARCELONA 3- REAL MADRID 0
Barcelona:/ Vald¨¦s; Belletti (Dami¨¢, m. 71), Puyol, Oleguer, Van Bronckhorst; Xavi (Sylvinho, m. 86), M¨¢rquez, Deco; Larsson (Iniesta, m. 70), Eto'o y Ronaldinho.
Real Madrid: Casillas; Salgado, Pav¨®n, Samuel, R. Carlos; Guti, Beckham (Owen, m. 54); Figo, Ra¨²l (Solari, m. 83), Zidane (Celades, m. 76); y Ronaldo.
Goles: 1-0. M. 28. Falta de entendimiento entre Roberto Carlos y Casillas que Eto'o aprovecha para marcar a puerta vac¨ªa. 2-0. M. 43. Triangulaci¨®n entre Ronaldinho, Deco y Van Bronckhorst, que bate a Casillas de tiro cruzado. 3-0. M. 75. Ronaldinho, de penalti cometido a Eto'o.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Ronaldo y Guti. 98.000 espectadores en el Camp Nou.
Al Barcelona no se le puede enfrentar con las dudas que por ahora tiene el Madrid. No basta con tener a jugadores singulares y esperar a que los azulgrana se equivoquen. El plan puede funcionar frente a rivales menores. Ante el Bar?a, en cambio, no sirve para otra cosa que para realzar su victoria. Rijkaard ha montado un equipo temible por la determinaci¨®n, fe y convicci¨®n con que afronta los partidos, y la hinchada no es ajena al optimismo que desprenden sus futbolistas, envueltos anoche en una carga ambiental preciosa por colorista y homog¨¦nea.
Apret¨® y mucho el Barcelona desde la salida. As¨ª estaba previsto en ambos bandos. Los azulgrana son un equipo r¨¢pido por naturaleza. Necesitan jugar a una velocidad de v¨¦rtigo, tanto en ataque como en defensa, circunstancia que aviva cualquier partido con independencia del rival. Al Madrid le vienen bien propuestas como la barcelonista. No tiene el hilo de juego del Bar?a. No est¨¢ tan bien armado. Vive exclusivamente del gol, y no necesita tener la pelota para tirar la contra. Le alcanza con esperar en la l¨ªnea de medios.
El caudal ofensivo barcelonista resulta tan generoso como exigente para el adversario. El equipo de Rijkaard no sabe parar. Vuela. Ataca en oleadas y de vez en cuando se deja la pelota en mitad del mar, expuesto a una transici¨®n r¨¢pida del adversario, incapaz de ser interceptada por una falta t¨¢ctica, uno de los recursos que m¨¢s utiliza al Bar?a en el campo ajeno. Agarrado a Guti, el Madrid aguard¨® su momento con Ronaldo alineado a Puyol. Y el partido estuvo un cuarto de hora en el alambre. No m¨¢s. El plantel de Garc¨ªa Rem¨®n se parti¨® y cedi¨® por todos los costados, impotente ante el temporal, desenchufado por el Bar?a.
Iba y ven¨ªa muy bien el Barcelona, desplegado a partir de Belletti, que desfond¨® a Zidane y comprometi¨® a Roberto Carlos nada m¨¢s empezar, y desequilibraba con las rupturas de Ronaldinho. No es f¨¢cil defender al Bar?a. Hay que poner mucha atenci¨®n y oficio para contener su intensidad, y el Madrid no tiene orden t¨¢ctico ni oficio ni cuerpo para combatirle sino que vive de la inspiraci¨®n de sus figuras. No fue el caso de Roberto Carlos, que dej¨® de atacar un bal¨®n muy f¨¢cil, vendi¨® a Casillas y permiti¨® que Eto'o se relamiera ante el club que se conformaba con tenerle a medias con el Mallorca. El gol retrat¨® el acomodamiento de unos y la voracidad de los otros.
El Bar?a puso inter¨¦s en cada acci¨®n. Fue desde el inicio a por el partido. Una vez batido, desbaratado su plan de equipo peque?o, el Madrid no encontr¨® raz¨®n de ser en la cancha y se ausent¨® hasta alcanzar el descanso con un nuevo gol en contra. Ronaldinho y Deco combinaron por el flanco izquierdo, el lado opuesto por donde lleg¨® el tanto de Eto'o, y el portugu¨¦s habilit¨® a Van Bronckhorst para que el Madrid cargara con el segundo. Deco sintetiz¨® el f¨²tbol del Bar?a, que barri¨® el frente de ataque con los dos laterales encarados al bander¨ªn de c¨®rner contrario y los tres delanteros apuntando a Casillas por tierra, mar y aire.
El Barcelona aguard¨® a que el Madrid tomara la palabra en la reanudaci¨®n. No obtuvo respuesta. El equipo blanco qued¨® expuesto a una tunda, a merced de la misericordia barcelonista, a una noche tr¨¢gica. Ocurri¨® entonces que el Barcelona se dio un respiro, como si prefiriera divertirse a ensa?arse, m¨¢s atento al desfile de las figuras blancas hacia el vestuario que al encarnio o ensa?amiento. Beckham, Zidane y Ra¨²l fueron sustituidos uno detr¨¢s de otro, signo inequ¨ªvoco del deterioro blanco, mientras Eto'o, el pichichi, rubricaba su venganza con un penalti que transformar¨ªa Ronaldinho.
Eto'o le puso el punto y final al vitalista juego barcelonista. El Bar?a no le dej¨® ni tocar la pelota al Madrid, que firm¨® el acta del partido como quien rubrica una rendici¨®n, sepultado por un alud de f¨²tbol. Los azulgrana completaron un partido perfecto. A trav¨¦s de la presi¨®n y de la ocupaci¨®n racional de los espacios, se abrieron en ataque y cerraron en defensa, crearon superioridad num¨¦rica en todas las zonas del campo, e impusieron su calidad f¨ªsica y t¨¦cnica en un ejercicio de f¨²tbol total.
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