Mujeres agredidas, sociedad maltratada
Si la realidad se hace traum¨¢tica, incomprensible, ajena a cualquier capacidad de control por uno mismo, la tendencia a castigar lo que s¨ª es cercano, pr¨®ximo o manejable aumenta notablemente. Estalla la microviolencia (y la violencia a secas) en los entornos dom¨¦sticos, en muchas relaciones cotidianas. La econom¨ªa ingobernable domina nuestras vidas, nos hace dependientes, nos precariza y subyuga. El salir a la calle es para mucha gente una prueba de supervivencia diaria, una constante batalla contra el riesgo de fracaso, y esa ansiedad personal y ambiental, ese fr¨¢gil equilibrio ps¨ªquico, revierte en respuesta hostil a la hostilidad percibida, hostilidad que puede proyectarse m¨¢s f¨¢cilmente hacia los que m¨¢s directamente conviven con uno, aquellos ante los que te sientes m¨¢s desguarnecido, m¨¢s expuesto. Y en una espiral dram¨¢tica, si de ello se deriva la posibilidad o la realidad de la separaci¨®n de seres considerados clave en tu entorno m¨¢s inmediato, no es extra?o que ello desemboque en furia incontenible o en desesperaci¨®n destructora; en agresiones de todo tipo a esposas, compa?eras, hijos e hijas, abuelos y abuelas, amigas m¨¢s o menos estables, y en autolesiones y reacciones autodestructoras como corolario frecuente.
Mujeres m¨¢s independientes, con formaci¨®n creciente, con una bien ganada autonom¨ªa individual, sufren directamente en sus carnes y en sus vidas la agresi¨®n exasperada de quienes reclaman propiedad, sujeci¨®n, dominio; la agresi¨®n de quienes llegan a los hogares atrapados en la mara?a de sus tensiones y miedos. Cuanto m¨¢s manejamos categor¨ªas de triunfador-perdedor, m¨¢s dependientes y fr¨¢giles somos ante los derrumbes de esos andamiajes meramente mercantilistas e individualistas. Cuando todo ello se quiebra, eres t¨² el que falla. Y no es entonces extra?o que, como dicen los expertos, la salida para algunos sea el golpear con fuerza a todos aquellos que les rodean, ante quienes cualquier cruce de miradas es percibido como acusaci¨®n y sombra de menosprecio. Dec¨ªa Hobsbawm que "la econom¨ªa (actual) est¨¢ edificada sobre la base de la inseguridad humana". Y sin ¨¢nimo de ser mecanicista, algo huele a podrido en nuestra forma de entender lo que vale y lo que no vale, lo que es importante y lo que no lo es tanto. Las fronteras entre los ¨¢mbitos p¨²blico y privado se van haciendo m¨¢s y m¨¢s sutiles. Y ello ocurre en ambos sentidos. Los hogares han dejado de ser, afortunadamente, los antiguos castillos en los que nada de lo que all¨ª ocurr¨ªa era asunto de los de fuera. Pero sigue existiendo una realidad que en no pocos casos es dram¨¢tica y que sacude lazos y v¨ªnculos ¨ªntimos sin demasiados resquicios para que penetre la posibilidad de renovaci¨®n y de regeneraci¨®n. Por otra parte, lo p¨²blico se convierte en escenario en el que exhibir y vender no s¨®lo las miserias, historias y trifulcas personales, sino incluso las facetas m¨¢s puramente cotidianas, como el dormir, el comer o el descomer. La p¨¦rdida de referentes y de lazos sociales genera enfrentamientos individualizados contra realidades que no controlas, sujetas a poderes an¨®nimos, y descargas de violencia contra lo cercano.
Hoy, 25 de noviembre, se celebra el d¨ªa internacional de la no violencia contra las mujeres. Y en muchos pa¨ªses se propone iniciar ese d¨ªa una campa?a que se prolongue hasta el 10 de diciembre para relacionar la violencia sexista con otras fechas significativas: el 1 de diciembre, d¨ªa mundial de lucha contra el sida, en un momento en que cada vez hay m¨¢s mujeres infectadas por la inmunodeficiencia; el 6 de diciembre, fecha en la que se conmemora la masacre de la Universidad de Montreal, donde en 1989 un hombre armado mat¨® a 14 chicas en la cafeter¨ªa, despu¨¦s de ordenar que salieran una cincuentena de hombres y tras gritar: "?Sois un hatajo de feministas y yo odio a las feministas!", o el 10 de diciembre, aniversario de la Declaraci¨®n de Universal de los Derechos Humanos aprobada en la ONU en 1948, en cuyo art¨ªculo 2 se proclama la plenitud de derechos y libertades sin distincion de razas, colores o sexos. Son 16 d¨ªas que pretenden poner de relieve que, al margen de lo significativas que puedan ser las medidas legislativas que pretenden castigar con dureza los sucesos de violencia sexista, existen muchos elementos de base contra los que no sirven las medidas estrictamente penales. Hay mucha violencia sexista que no se expresa en la cr¨®nica de sucesos. Es violencia sexista lo que muestra el informe presentado hace unos d¨ªas por el Observatorio de Bio¨¦tica y Derecho de la Universidad de Barcelona, donde se denuncia (entre muchas otras "curiosidades") que menos del 13% de los catedr¨¢ticos de universidad son mujeres y que no hay una sola mujer catedr¨¢tica en 29 ¨¢reas de conocimiento, entre las que se encuentran Pediatr¨ªa y Ginecolog¨ªa. Es violencia sexista el no reconocimiento del trabajo dom¨¦stico de tantas mujeres, sea en casa propia o en casa ajena. Es violencia sexista que la vida, los tiempos, el trabajo, est¨¦ organizado de tal manera que s¨®lo llegan las mujeres que de alguna manera renuncian a actuar, vivir y ser con plenitud mujeres.
Las mujeres agredidas de tantas y tantas formas son una manifestaci¨®n m¨¢s de una sociedad maltratada. Una sociedad maltratada por h¨¢bitos, por maneras de producir riqueza o de considerar socialmente ¨²til s¨®lo la parte que el mercado reconoce como tal. Una sociedad maltratada por derivas que a¨ªslan, que rompen lazos, que destruyen en nombre de la individualidad las bases de la autentica autonom¨ªa individual que s¨®lo puede expresarse en un entorno social en que reconozcas y te reconozcan. Las pol¨ªticas de respuesta a la violencia sexista deben inscribirse en entornos comunitarios, capaces de regenerar v¨ªnculos, capaces de reconstruir las formas de convivencia y de reconocer con plenitud las distintas formas de ser y sentir. Si dejamos de maltratar esa sociedad, las agresiones tendr¨¢n menos espacio para reproducirse y tendremos m¨¢s capacidad para hacerlas frente de manera colectiva.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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