As¨ª funciona la mente
El ingeniero inform¨¢tico de Silicon Valley Jeff Hawkins propone una teor¨ªa revolucionaria capaz de explicar el milagro de la inteligencia humana
Los estudiosos del cerebro suelen ser gente pesimista. Han reunido toneladas de datos durante un siglo, pero est¨¢n seguros de que necesitan otro siglo m¨¢s para empezar a entenderlos. El cerebro humano tiene 100.000 millones de neuronas, y cada una puede formar hasta 10.000 conexiones (sinapsis) con las dem¨¢s. El resultado es un monstruoso circuito con cientos de billones de nexos. ?Qui¨¦n puede abrirse paso en esa jungla de dimensiones gal¨¢cticas?
Jeff Hawkins puede. Su osad¨ªa se debe en parte a que no tiene el t¨ªtulo de neurocient¨ªfico. Es un arquitecto de la computaci¨®n muy conocido en Silicon Valley, la capital mundial de la innovaci¨®n inform¨¢tica, y el creador del Palm Pilot, ese ordenador de mano sobre cuya pantalla se puede escribir con un l¨¢piz, y ha fundado Palm Computing y Handspring, dos empresas inform¨¢ticas de enorme ¨¦xito. Pero su gran pasi¨®n ha sido siempre entender c¨®mo funciona el cerebro humano. Y hay cient¨ªficos -entre ellos los premios Nobel Eric Kandel y James Watson- que piensan que ya lo ha conseguido.
El c¨®rtex s¨®lo sabe hacer una operaci¨®n, pero tan poderosa que explica toda la mente
La zona del c¨®rtex que procesa la informaci¨®n visual est¨¢ en la parte de atr¨¢s de la cabeza
Si el cerebro funciona cree Hawkins, las m¨¢quinas tambi¨¦n lo har¨¢n pronto
"Mi gran momento ?aj¨¢! fue en 1986, cuando me di cuenta de que la principal funci¨®n del c¨®rtex no era generar comportamientos, sino hacer predicciones", explica Hawkins en una entrevista por correo electr¨®nico. "Desde ah¨ª, todo fue como una seda".
Hawkins acaba de publicar sus ideas en el libro On intelligence (editorial Henry Holt), escrito junto a la periodista Sandra Blakeslee, de The New York Times. Es una forma rara de dar a conocer una teor¨ªa cient¨ªfica. Pero m¨¢s raro a¨²n es que la teor¨ªa se entienda, sobre todo si se tiene en cuenta que pretende explicar el objeto m¨¢s complejo del que tenemos noticia en el universo.
El cuadro del c¨®rtex cerebral que pinta la neurobiolog¨ªa actual es el de un mosaico de m¨®dulos especializados -unos procesan la informaci¨®n visual, otros la auditiva, otros interpretan el lenguaje, otros detectan las disonancias en una melod¨ªa-, y el primer gran salto conceptual de Hawkins ha sido ignorar esas diferencias de funci¨®n y fiarse m¨¢s de lo que dice la simple anatom¨ªa: que todo el c¨®rtex es igual.
"Esa idea fue publicada en 1978 por el neurocient¨ªfico Vernon Mountcastle, de la Universidad Johns Hopkins, pero nadie hizo mucho caso", explica Hawkins. "Mountcastle percibi¨® que todas las regiones del c¨®rtex tienen las mismas seis capas, los mismos tipos de c¨¦lulas y las mismas conexiones, y propuso que todas ellas realizan la misma funci¨®n, un mismo algoritmo poderoso".
La zona del c¨®rtex que procesa la informaci¨®n visual est¨¢ en la parte de atr¨¢s de la cabeza. La informaci¨®n de los ojos llega a la zona m¨¢s cercana a la nuca. All¨ª, cada neurona responde a un rasgo muy concreto del mundo, como el grado de luz. Pero la informaci¨®n se va haciendo m¨¢s abstracta a medida que sube hacia la coronilla. Un poco m¨¢s arriba, cada neurona responde a un tipo de frontera entre la luz y la sombra (una neurona se dispara si la frontera es horizontal, otra, si tiene una ligera pendiente, etc¨¦tera). M¨¢s arriba a¨²n, una neurona reconoce un c¨ªrculo y otra un tri¨¢ngulo. M¨¢s arriba, una neurona puede reconocer la cara de Bill Clinton, y sin que importe si est¨¢ de frente o de perfil.
Seg¨²n Hawkins, cada paso desde la informaci¨®n cruda hasta la idea abstracta se basa en el mismo algoritmo. Es la ¨²nica computaci¨®n que sabe hacer el c¨®rtex, pero es tan vers¨¢til que puede explicar todas las incre¨ªbles propiedades de la mente.
?Cu¨¢l es ese algoritmo prodigioso? "El papel de cualquier regi¨®n del c¨®rtex", explica Hawkins, "es averiguar qu¨¦ relaci¨®n hay entre sus inputs, memorizarla y usar esa memoria para predecir c¨®mo se comportar¨¢n los inputs en el futuro".
?se es el algoritmo m¨¢gico. En la nuca, los inputs son puntos de luz y sombra en el campo visual. Como tienden a formar fronteras, esa regi¨®n de c¨®rtex memoriza las fronteras m¨¢s comunes y transmite hacia arriba esa memoria. La siguiente regi¨®n de c¨®rtex ya no recibe informaci¨®n cruda sobre la luz: sus inputs son las fronteras. Si una frontera horizontal tiende a aparecer junto a otra vertical, el c¨®rtex memoriza un ¨¢ngulo recto y transmite esa memoria hacia arriba. La siguiente regi¨®n del c¨®rtex recibe ¨¢ngulos y transmite objetos geom¨¦tricos.
Supongamos que el objeto es un edificio. A medida que le rodeamos, sus ¨¢ngulos cambian continuamente debido a la perspectiva. Pero, como toda esa secuencia de ¨¢ngulos tiende a ocurrir en la experiencia cada vez que rodeamos un edificio, una regi¨®n de c¨®rtex memorizar¨¢ la secuencia y transmitir¨¢ hacia arriba un concepto de edificio que ya no depende de su orientaci¨®n.
Todo el c¨®rtex funciona detectando correlaciones entre sus inputs, pero esos inputs son rasgos del mundo progresivamente m¨¢s abstractos.
Pero este flujo hacia arriba es s¨®lo la mitad de la historia. El c¨®rtex est¨¢ continuamente mandando informaci¨®n hacia abajo: de las zonas m¨¢s abstractas a las m¨¢s concretas. Es lo que Hawkins llama "predicciones". En cuanto la regi¨®n que memoriza edificios (en cualquier orientaci¨®n) recibe de abajo un par de ¨¢ngulos que podr¨ªan ser un edificio, devuelve hacia abajo su interpretaci¨®n. Si la informaci¨®n que sigue llegando desde abajo es consistente con un edificio, la interpretaci¨®n se consolida.
Todas las regiones del c¨®rtex, sea cual sea su rango en la jerarqu¨ªa de la abstracci¨®n, est¨¢n continuamente proponiendo hip¨®tesis sobre el mundo y rellenando con predicciones los datos que faltan: fonemas no pronunciados, s¨ªlabas inaudibles, palabras sepultadas por el ruido de un autob¨²s o ideas que el orador no ha llegado siquiera a tener. Las predicciones de m¨¢s alto nivel, que ocurren en la mitad delantera del c¨®rtex -la zona del cerebro que creci¨® de forma m¨¢s espectacular durante la evoluci¨®n de los hom¨ªnidos-, son el fundamento de la inteligencia y la creatividad. Entender algo es ser capaz de predecir su comportamiento.
La estructura jer¨¢rquica del c¨®rtex permite aprovechar el poder de la combinatoria. El ejemplo mejor estudiado es el lenguaje -una veintena de fonemas, combinados paso a paso en s¨ªlabas, ra¨ªces, palabras y frases, bastan para codificar todas las ideas posibles-, pero todo el c¨®rtex funciona igual que el lenguaje. Basta cambiar fonemas y s¨ªlabas por notas y frases musicales, o por ¨¢ngulos y formas geom¨¦tricas, o por las operaciones b¨¢sicas del razonamiento l¨®gico.
Pero una rata y un mono tienen c¨®rtex. ?Por qu¨¦ no hablan? "La evoluci¨®n del lenguaje no requiri¨® la invenci¨®n de un nuevo mecanismo cerebral", responde Hawkins. "Pero hay una cosa que nos distingue de otros animales, y es que nuestro c¨®rtex tiene muchas m¨¢s conexiones con los m¨²sculos. S¨®lo nosotros podemos generar las largas y complejas pautas motoras necesarias para hablar".
?C¨®mo encaja la teor¨ªa con la visi¨®n modular del c¨®rtex? "La estructura cerebral a gran escala est¨¢ determinada por los genes, y hay variabilidad entre personas. Por ejemplo, el ¨¢rea visual primaria (V1) mide en unas personas el triple que en otras, y les confiere una gran agudeza visual. Lo mismo pasar¨¢ en el resto del c¨®rtex, y por eso hay gente con un talento innato para la m¨²sica, las matem¨¢ticas o las relaciones sociales. Pero, si el individuo no se expone a esas pautas en sus primeros a?os de vida, no desarrollar¨¢ esos potenciales innatos".
?Podemos aprender todo? "No creo que todos los humanos podamos aprenderlo todo. Cada d¨ªa percibimos nuestros l¨ªmites".
La venganza de las m¨¢quinas
El inter¨¦s de Jeff Hawkins por el cerebro tiene una ¨ªntima relaci¨®n con su modo de ganarse la vida: dise?ar programas de ordenador. Hawkins no tiene un alto concepto de los logros de la inteligencia artificial. Tampoco cree que los ordenadores puedan hacerse inteligentes por el mero aumento de su capacidad de c¨¢lculo. Est¨¢ convencido de que los ordenadores s¨®lo ser¨¢n inteligentes cuando imiten la operaci¨®n b¨¢sica del c¨®rtex cerebral.
"Estoy seguro de que podemos construir m¨¢quinas inteligentes que nos superen en dominios concretos del conocimiento", dice a EL PA?S. "Lo que no s¨¦ es d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite de esta tecnolog¨ªa".
Como es l¨®gico, Hawkins est¨¢ ya intentando construir esas m¨¢quinas. "Dileep George, un estudiante de doctorado en el Redwood Neuroscience Institute [un instituto cient¨ªfico fundado por el propio Hawkins], est¨¢ aplicando mi teor¨ªa a la resoluci¨®n computacional de algunos problemas de la visi¨®n. Hay resultados muy prometedores y esperamos conseguir una demostraci¨®n convincente el a?o que viene".
Hawkins lleva un par de meses presentando su teor¨ªa por las universidades estadounidenses. "He notado", dice, "que los ingenieros y los cient¨ªficos de la computaci¨®n son los que mejor la entienden. Ahora tengo mucha gente excitada por estas ideas, y que quieren trabajar sobre ellas. Los resultados tardar¨¢n un a?o o dos, pero espero que podamos progresar deprisa".
Si el cerebro funciona como cree Hawkins, las m¨¢quinas tambi¨¦n lo har¨¢n pronto.
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